Madre de familia relata la angustia en que vive luego de que su hijo estuvo presente en un delito con arma de fuego… por aquí muchos tienen armas, no sé cómo las consiguen, asegura…
Presencia
Desde hace más dos años, Agustina vive enmedio de la zozobra y la angustia, pues su hijo menor se vio envuelto en un delito con arma de fuego. Y aunque él no disparó el arma, estaba con un grupo de amigos, uno de quienes sacó a relucir el artefacto y finalmente hirió otro joven, en lo que se convirtió en una tragedia.
Hoy, una pregunta que atormenta a Agustina es por qué un muchacho puede acceder tan fácilmente a tener una arma de fuego, principalmente en la zona donde ella vive, donde conoce muchos otros casos en que el luto ha llegado a las familias dado que los jóvenes, algunos de ellos menores de edad, obtienen con rapidez una pistola o hasta armas largas que los llevan a cometer delitos.
Los hechos
Hace aproximadamente cinco años el hijo de Agustina comenzó a tener amistad con unos jóvenes de su barrio y desde entonces ella notó que la rutina de vida de su hijo fue cambiando. Varias veces el joven ha tenido que esconderse después de una riña, e incluso ha ido a la cárcel por diferentes delitos.
Pero el momento más angustiante para Agustina, fue cuando su hijo estaba en la casa de sus amigos ingiriendo bebidas alcohólicas, cuando sostuvieron un altercado con otros jóvenes que pasaron en una camioneta por el lugar.
Al calor del alcohol y al hacerse de palabras altisonantes de repente se escuchó una detonación de arma de fuego y al instante uno de los jóvenes que iban en la camioneta se desvaneció y cayó herido. Minutos después se corrió el rumor de que había muerto.
“Mi hijo cuenta que todos comenzaron a correr y su amigo, el que traía el arma se quedó en shock por lo que sucedió. Fue cuando mi hijo huyó del lugar”, contó la mujer.
El joven manejó durante varias horas y luego se escondió en casa de un familiar.
“Cuando me enteré por los vecinos, llamé a mis otros hijos para que me ayudaran a buscarlo. Él ya se había comunicado con su esposa y luego me llevaron a verlo. Estaba muy asustado”, recordó la entrevistada.
La angustia
Luego de ello, durante tres meses aproximadamente, el joven estuvo escondido, mientras su familia permanecía en la angustia, pues los familiares de la víctima amenazaban con vengarse de todos los que estuvieron esa noche en la reunión.
“Yo tenía miedo también por mis otros hijos. Muchas veces no les importa vengarse con quienes les hicieron el daño, sino con quien sea, mientras sea del barrio o de la familia, lo que quieren es venganza”, recordó aun angustiada la madre de familia.
“Mi hijo no disparó, pero estuvo ahí. Fueron días muy pesados, no dormíamos mi esposo y yo, mis hijos andaban siempre alertas, temerosos y los vecinos no hablaban de otra cosa”, relató.
Armas sin control
Conforme pasaron los meses, el temor del hijo de Agustina fue disminuyendo. Regresó al barrio y siguió su vida de siempre, lo que la madre lamenta.
“Se le acabó el susto y volvió a las mismas. Sé que todos los amigos de mi hijo tienen armas. No sé cómo las consiguen. Sospecho que también mi hijo tiene o alguna vez tuvo”, expresó la mujer, quien por supuesto condena la proliferación de armas.
“Sigue habiendo asesinatos entre pandillas, o incluso en pleitos entre vecinos y siempre hay un “valiente” que saca su arma. Hace años un joven, amigo de mis hijos, se suicidó con una pistola, su mamá no sabía que él tenía esa arma”, recordó la mujer.
Aunque en ese sector circulan muchas unidades de la Policía Municipal y Federal, Agustina comentó que no hacen nada al respecto.
“Cuando uno les habla sobre un pleito o porque escuchamos los balazos, nunca llegan a tiempo, y cuando llegan no investigan. Esto es un descontrol, por eso pasan estas tragedias”, finalizó Agustina.