Ana María Ibarra
Como una gran familia, la Comunidad María Mediadora se reunió el pasado viernes 2 de abril en el salón principal del CECADE para gozarse en la alabanza y en el Espíritu Santo, agradecidos por celebrar dos años como movimiento diocesano.
“Estamos de fiesta, y lo estamos celebrando con una asamblea de alabanza y un convivio dándole gracias a Dios por estos dos años que nos ha permitido trabajar como movimiento diocesano con los Seminarios de Sanación y con los seguimientos”, compartió en entrevista Laura Burciaga, predicadora del movimiento.
Dijo que se convocó a la membresía de María Mediadora y asistieron representantes de las diferentes pequeñas comunidades que existen en las distintas parroquias de la diócesis, por lo que ese festejo sirvió también para irse conociendo entre ellos.
“Estamos agradecidos con el Señor, es un privilegio que nos permita ser testigos de su poder. El Señor ha hecho que en estos años aumente nuestra fe porque trabajamos con un Dios vivo, presente, que quiere sanar y bendecir nuestra vida”, expresó Laura.
Llamados a una misión
Durante la asamblea, Alfredo Gálvez, coordinador diocesano, compartió con la comunidad una reflexión sobre la misión que como laicos tienen dentro de la Iglesia.
“Cada uno de nosotros es un laico y tenemos una misión en la Iglesia. Hace dos años nuestro pastor consideró ponernos como movimiento en la diócesis. Como comunidad estamos cumpliendo con nuestra misión, estamos haciendo nuestro trabajo, eso nos debe llenar de alegría. Somos parte de esta evangelización”, expresó Alfredo.
Al concluir su reflexión, Alfredo presentó las distintas redes, comunidades, que se han formado después de los seminarios y que están presentes en las parroquias.
Enseguida, el padre Jorge González, asesor del movimiento dirigió una reflexión resaltando el trabajo de María Mediadora como obra y gracia de Dios.
“Hace dos años les dije que este movimiento era como los “gremlins” que se multiplican. En ustedes podemos contemplar la obra de Dios. Estoy convencido que ustedes son una corriente de gracia para la Iglesia”, dijo el padre Jorge.
El sacerdote resaltó la presencia de matrimonios jóvenes dentro de la comunidad María Mediadora, a quienes definió como un signo de esperanza.
“Verlos esta noche y ver cómo han crecido se convierte en un signo de esperanza. María Mediadora está teniendo su empuje y su fuerza en matrimonios jóvenes”, añadió el sacerdote.
Igualmente reflexionó que todo aquel que ha sido sanado, como aquellos que han experimentado un Seminario de Sanación, están llamados a servir.
“Aquel que ha sido restaurado, sanado, está llamado a dar testimonio con su vida que Cristo es el Señor que reina en su vida”, motivó el padre Jorge.
Para concluir este momento de reflexión, el sacerdote realizó una oración pidiendo a Dios su bendición sobre el Movimiento.
Al final, los asistentes vivieron un momento de fraternal convivencia compartiendo los alimentos.