En el Jueves Santo el obispo presidió la Misa de Institución de la Eucaristía y lavó los pies a los apóstoles en recuerdo de la enseñanza que dejó Jesús: Amar al prójimo como a uno mismo.
Ana María Ibarra
Una invitación a la reflexión sobre la Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del amor, dirigió el obispo don José Guadalupe Torres Campos durante su homilía al celebrar la Solemnidad del Jueves Santo, el pasado 24 de marzo en Catedral.
En la celebración fue conmemorada la Cena del Señor, donde se instituye el sacramento de la Eucaristía y el sacerdocio, además de recordar el mandamiento que Jesús dejó a sus apóstoles y en ellos a todo cristiano: “amarse los unos a los otros”.
Sacerdotes eucarísticos
“Celebramos hoy la Cena del Señor. Jesús instituye el sacramento de la Eucaristía, sacramento de Amor. Es en este sacramento que el Señor nos sigue amando, nos alimenta, nos da la vida. Me invito y los invito a que valoremos la importancia de la Eucaristía”, dijo el obispo y agradeció a Dios “por habernos dado a su hijo”.
Por otra parte, monseñor Torres recordó que en esa cena Jesús instituyó el sacerdocio al enviar a sus discípulos a anunciar la Buena Nueva.
“El sacerdote hace presente a Cristo. Si Cristo se entregó, el sacerdote está llamado a entregarlo todo. Los invito a orar para que el sacerdote sea eucarístico, y celebrando la Eucaristía se entregue y se don al servicio del pueblo de Dios”, pidió a los fieles.
Y agradeció: “Gracias Padre por habernos dado a tu hijo Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Gracias Cristo porque has elegido a hombres, a los que tú quieres para el Orden de los presbíteros”.
El mandamiento del amor
El obispo resaltó que esa noche en su cena pascual, Jesús enseñó a sus discípulos, y hoy a nosotros, a amar con el ejemplo, no sólo de palabra, por lo que, dijo, cada hombre y cada mujer está llamado a ser testigo de la misericordia de Dios.
“Lavar los pies significa tener paciencia, ayudarle al otro, ser solidario, amarse entre esposos, ser buenos padres, buenos hijos, salir de mi egoísmo. Pidamos al Señor que nos dé generosidad para que la entrega de Jesús la celebremos y testimoniemos con nuestra propia vida. Que María Santísima sea nuestro modelo de generosidad”, dijo.
Signos de amor
Después de la homilía, el obispo se dispuso a lavar los pies de quienes representaron a los doce apóstoles, y les dio una pieza de pan en memoria de la celebración de la Cena del Señor.
Al momento del Ofertorio, junto con el Pan y el Vino, fueron presentadas dos canastas grandes de pan que al final fueron obsequiadas a algunos de los presentes.
Al concluir la celebración, el obispo salió en procesión con el Santísimo Sacramento rumbo al Monumento dispuesto en la Misión de Guadalupe, donde quedó expuesto para su adoración durante toda la noche.