Incrementos, en algunos casos de hasta 50 por ciento o más se han registrado en algunos productos básicos, a raíz de la emergencia sanitaria emitida por las autoridades de México.
Productos como huevos, tortillas, tomate, enlatados y algunas verduras de consumo regular, son los que más han subido precios, además de que es difícil conseguirlos, así como los artículos de limpieza.
Ante ello, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), advirtió que aplicará multas de hasta tres millones de pesos a los negocios que aumenten deliberadamente los precios de productos básicos como frijol, huevo y maíz.
Y aunque se han detectado casos de abusos, como tiendas que condicionan la venta de productos como el huevo, las autoridades también reconocen solidaridad de los productores para enfrentar la crisis ocasionada por la pandemia. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Cómo debemos reaccionar ante la alta de precios de los productos básicos en medio de esta crisis Sanitaria?
Yo pienso que debemos reaccionar como todo cristiano (el que cree en Cristo) con paz, con confianza en Dios y no en lo que dependa de los demás.
Hay cosas que están fuera de nuestro control y no podemos hacer nada, pero hay cosas que sí podemos hacer, cómo no permitir que situaciones externas nos afecte en nuestro ánimo, en nuestra salud incluso en nuestra fe.
Este tipo de noticias y de situaciones traen tristeza, frustración y coraje, cosas que nos hacen daño interiormente, emocionalmente incluso hasta físicamente.
Pero si confiamos en Dios, lo ponemos todo en sus manos y le permitimos a Él que se encargue y Él que tiene poder y amor para darnos más de lo que nosotros nos atrevemos a pedir o a pensar (Efesios 3,20) hará que ese mandadito, por muy caro que esté, lo va a hacer rendir más que cualquier oferta o precio bajo.
Alfredo Gálvez/ Comunidad María Mediadora
Demandando el abuso de los comerciantes y/o prestadores de servicios, ante la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) ya que es la instancia legal para atender las denuncias. Puedes denunciar llamando al 01800 4688722, de lunes a viernes de las 09:00 a las 19:00 horas.
Estamos ante una Emergencia Sanitaria mundial, de la que desgraciadamente existen proveedores y comerciantes que se aprovechan de las necesidades de la gente, reetiquetando los precios, aumentando considerablemente los productos básicos.
Hasta donde tengo información, no existe disposición alguna que justifique el abuso para el alza de los productos básicos, sino por el contrario, ya que la gasolina ha bajado de precio y consecuentemente los fletes deberían ser más baratos.
Por lo que debe existir solidaridad en todos los mexicanos, para admitir esta alerta que nos mantiene alejados de nuestras familias, amistades y trabajo acatando las disposiciones del gobierno.
La PROFECO ha solicitado a los comerciantes, incluyendo a los productores de maíz y la tortilla, que no existe incremento en los precios para surtir en el mercado a nivel nacional de éste alimento básico. Por lo que los demás productos de la canasta básica tampoco deben ser reetiquetados porque no hay razón, ni justificación.
Lo cierto es que ante la contingencia sanitaria por el virus, algunas tiendas de autoservicio y supermercados, están abusando del consumidor, sobre todo con los pedidos a domicilio y por ventanilla. Las frutas y verduras están en la cima de los precios y es contradictorio con la solidaridad que debe haber en este momento crucial en el mundo.
Aprovechando que éste medio es de distribución en la Iglesia católica, me da tristeza que haya empresarios que se ostentan como católicos que no predican con el ejemplo. Que son voraces, como los agiotistas que van a la Iglesia a pedir perdón por sus pecados y que no se tientan el corazón para cobrar intereses exagerados, que hacen impagable la deuda, causando que los deudores pierdan sus viviendas ante la falta de asesoría legal.
Nuestra ciudad sigue siendo violenta y no han disminuido los delitos, terminamos el mes de marzo como el más violento en comparación con el año pasado, a pesar de la contingencia. Seamos leales a nuestra religión, pido a Dios por el milagro de sensibilizar los corazones de tanto egoísta y gente que con dolo distribuyen en redes sociales información falsa.
Lic. Héctor Molinar Apodaca/ Abogado mediador
Me es difícil dar mi opinión sin antes mencionar un poco el contexto en el que se da y se ha dado esta alza de precios en los productos básicos. De igual manera no sé si como deber, lo hago por convicción y por bien común. Por ello, siento y pienso que la pandemia del coronavirus nos pone de manifiesto que el modo como vivimos en esta Casa Común es insano. La manera de relacionarnos tanto entre los seres humanos como con la naturaleza desafortunadamente ha sido con la lógica de la riqueza, de acumulación cueste lo que cueste. El Papa Francisco lo menciona en su encíclica “hoy el pecado se manifiesta con toda su fuerza de destrucción en las guerras, las diversas formas de violencia y maltrato, el abandono de los más frágiles, los ataques a la naturaleza” (Laudato sii pag.53) El alza de los productos básicos en medio de esta crisis sanitaria me parece que se enmarca en esta lógica.
Estoy de acuerdo con quienes piensan que la pandemia del coronavirus representa una oportunidad única para repensar la forma en que habitamos, en que producimos, consumimos y nos relacionamos.
Si bien es cierto que en nuestro país, debido a un sistema de desarrollo capitalista, muy seguido sufrimos el alza de los precios en los productos básicos, sin embargo, ahora resurge la indignación y preocupación por la misma situación en la que estamos, ya lo dijo la Secretaría de Salud cuando anuncia las medidas de protección para el covid19: “en nuestro país hay desigualdad social y económica, 50% de la población en México vive en condiciones de pobreza”
Ante lo que nos indigna podremos denunciar, manifestando nuestra inconformidad por la vía que nos parezca mejor, sin embargo, lo que tendrá más impacto, es ir realizando acciones del otro paradigma, es decir; manifestar el cuidado, la atención, la solidaridad social, la corresponsabilidad, la compasión, superar la indiferencia y compartir algo de lo que tengo. Aún más, ¿por qué no pensar en apoyar las iniciativas de economías solidarias, de huertos familiares-urbanos?, acciones al parecer insignificantes pero que se interrelacionan con toda nuestra realidad social, económica, cultural, ecológica y relacional.
Hna. Nereida Vargas/ Ciudad del Niño
Antes que nada debemos reaccionar con calma, con fe. Como bien sabemos, los productos de la canasta básica son los más afectados al momento de una crisis como la que estamos viviendo. En estos momentos las compras de pánico son muy comunes, debemos evitarlas pues nos pueden llevar a hacer gastos innecesarios, mismos que conllevan a la alza de precios. Es momento de ser creativos, y con una buena actitud buscar alternativas en los alimentos que tengan el mismo o similar aporte nutrimental, por ejemplo la sustitución del huevo la logramos a través de la combinación de verduras, cereales y leguminosas (lentejas, frijoles, habas y garbanzos), ¿qué tal si en lugar de desayunar huevos, desayunamos un plato de cereal con fruta, o bien unos taquitos de frijoles?
Es momento de cambio, de hacer equipo, planear más; ¿qué tal un menú seminal?… pero sobre todo, permanecer fuertes, unidos en la fe, confiando en Nuestro Padre misericordioso. Y no olvidemos de buscar a nuestro alrededor ser solidarios y empáticos con nuestros hermanos. Abrazados de Nuestro Señor, estaremos abrazados a la esperanza.
¡Ánimo! ¡Con Cristo sí se puede!
Natalia y Sergio Téllez. MFC-Justicia y Solidaridad.
La contingencia sanitaria provocada por el COVID-19 que actualmente estamos
viviendo trajo consigo desestabilidad en distintos ámbitos sociales de la comunidad
mundial. Uno de ellos es la cuestión económica a nivel familiar, laboral y de comercio.
El desajuste en los precios de los productos de la canasta básica provocado muchas
veces por la dificultad de transporte como la poca productividad por parte de los proveedores, han generado un golpe severo en la economía de las familias.
Ante esta situación que todos atravesamos, considero de manera sencilla, que podemos
tomar en cuenta dos puntos muy precisos:
- Es un tiempo para evitar las llamadas compras de pánico y buscar adquirir lo
indispensable para pasar estos días de cuarentena con lo necesario en el hogar.
No olvidemos que, si acaparamos solamente para nosotros una gran cantidad de
productos básicos, estamos dejando a muchas familias sin la posibilidad de
encontrar en los distintos locales dicho producto.
- Siguiendo la Doctrina Social Cristiana, encontramos dentro de este contexto
histórico un llamado a la solidaridad en estos tiempos de crisis. Compartir con el
hermano de lo que tenemos, como aquella viuda que narra el evangelio que deja
en la ofrenda la única moneda que tenía. Es tiempo de poner en las manos de
Dios lo que tenemos y compartirlo con aquellos hermanos quienes dentro de la
situación que todos estamos viviendo, se ven más vulnerables por una
inestabilidad económica y familiar.
Viene a mi mente el pasaje del muchacho que solamente tenía “cinco panes y dos
peces”, los cuales, puestos en las manos de Jesús y después de su bendición, alcanzaron
para alimentar a toda la multitud. De igual manera, que nuestras manos generosas, en
medio de estos tiempos difíciles que estamos atravesando, alcancen las necesidades de
los más vulnerables con nuestros “panes y peces”.
Pbro. Aurelio Saldívar/ Ecónomo del Seminario