Con base en el “Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto Eucarístico, fuera de la Misa”, el padre Francisco Galo Sánchez, párroco de Nuestra Señora del Carmen, explicó la diferencia entre las capillas de adoración al Santísimo y el Templo Expiatorio. Aquí su explicación:
Pbro. Francisco Galo Sánchez
La devoción a la Eucaristía se realiza de dos maneras: pública y privada; la primera se refiere cuando se pide la participación todos los presentes, la segunda cuando es interior, cada uno en silencio haciendo su oración.
Ambas actividades deben conducir a la participación, consciente, activa y fructuosa en la Eucaristía, que es el modo más pleno de adoración que la Iglesia implementa. Es decir, cualquier forma de culto no tiene comparación y menos sustitución de la misa.
Cuando se realiza el culto privado o público en donde se presenta la Hostia Consagrada, se llama: exposición. Una cosa es exponer y otra adorar. Todos tenemos derecho y deber para ir a adorar al Santísimo, para eso se tienen las “Capillas de la Reserva”, pues es el espacio para que cualquier persona pueda ir a adorar al Señor, sobre todo sin interrupción ni distracción de la Misa.
Pero para irlo a adorar no hace falta que esté expuesto, basta que haya Sagrario y la vela encendida indique la presencia del Señor, tal como se nos pide. Exponerlo significa que se van a tener celebraciones ya sea públicas o privadas para que cada quien acuda cuando pueda.
Exposición
Para exponerlo se nos ofrecen varios modos: abriendo el Sagrario y se vea el copón, colocarlo en el altar o bien por medio de un objeto llamado “Custodia” para que lo presentes lo puedan ver y expresar su oración.
Cuando se expone, hay dos maneras claras y concretas que debemos fomentar en todos los templos, especialmente aquellos que son parroquias: la prolongada y la breve.
En la primera se ubican lo que se llama: “Sitios de Jericó”, en que se hace oración durante varias horas, aunque no hay una cantidad fija de horas, solamente habla “durante algún tiempo”, incluso pueden ser hasta días, sobre todo cuando el obispo lo indica.
En el segundo modo están las “Horas Santas”, en que se expone al Santísimo para rendirle culto y expresar la oración ya sea privada o pública.
Ambas exposiciones tienen su reglamentación en el Ritual mencionado.
Templo expiatorio
En el Templo Expiatorio la atención está puesta en otra parte, porque es un edificio para recibir gracias especiales que son las Indulgencia y en donde se trata de pedirle perdón a Dios por todos los pecadores. Expiar significa: purgar pagar, reparar, purificar, satisfacer, realizar algo que implica sacrificio.
Fue establecido en nuestra diócesis para que cualquier católico –incluyendo sacerdotes y religiosas– podamos acudir a realizar la debida reparación por los pecados cometidos o por los que otros cometen.
Entonces se debe aclarar que las capillas se hicieron para fomentar la adoración, pero no para expiar los pecados, pues para ello es el Templo Expiatorio.
El Templo Expiatorio es el lugar adecuado para organizar ceremonias en donde se promueva la reparación por los pecados cometidos, las profanaciones a los sagrarios, pero sobre todo para que el obispo otorgue las Indulgencias que considere y vea conveniente para el bien de todos los fieles.
De ahí la exposición permanente del Santísimo en este sitio, pues ahí se fomenta tanto el Sacramento de la Reconciliación como el de la Eucaristía, así como todas aquellas ceremonias que promuevan la satisfacción y reparación por nuestros pecados.
Desde luego hay que promover el culto a la Eucaristía en todas las parroquias y templos católicos, pero también y con mayor razón y claridad, acudir –puede ser una vez al año– como comunidad o de forma individual al Templo Expiatorio para unirnos con toda la diócesis y así crecer en la santidad a la que estamos llamados a vivir.