Presentamos el testimonio de una madre de familia que, sola, se hace cargo de sus hijas y cómo le ayudó participar en el grupo creado por el Movimiento Familiar Cristiano
Ana María Ibarra
Ante lo difícil que fue haberse separado de su marido, Martha Cordero se enfrentó sola al cuidado de sus hijos, sufriendo además el rechazo del resto de su familia. Y por si esto fuera poco, hace un año fue diagnosticada con cáncer.
Martha hoy vive convencida que fue Dios, a través del grupo de Madres Responsables, quien la rescató y le dio una nueva oportunidad de vida, pues aunque sigue en tratamiento, el cáncer ha cedido gracias a la quimioterapia.
Dificultades de madre
Después de 16 años de vida matrimonial y alejada de Dios, hace siete años Martha se separó de su marido, lo que fue para ella una prueba muy grande, pues no recibió apoyo de parte de su familia. Sin embargo, esta dolorosa prueba la acercó a Dios.
“No conocía a Dios antes de separarme, mi entorno eran mi esposo y mis hijos. Mi marido era mi todo. No encontré apoyo en mi familia, ni en mis amigos. Lo encontré en una persona desconocida que me acercó a la Iglesia, a una asamblea, ahí descubrí que si no tengo a Dios en mi vida, no tengo nada”, afirmó Martha.
Martha consiguió una casa de renta donde dejaba solos a sus tres hijos, dos niñas y un varón, mientras ella trabajaba. En este tiempo, otro problema llegó a su hogar, su hijo, al ingresar a la secundaria se volvió rebelde y se inició en las drogas.
Luz para su vida
Fue en este tiempo cuando la entrevistada conoció a Martha, quien la invitó al grupo de Madres Responsables.
“Madres Responsables fue una luz para mí vida, me abrió los ojos en muchos aspectos. El primer tema que viví me dio fuerzas para salir adelante con mis hijos”, compartió.
Con el apoyo de este grupo, una nueva prueba llegó a la vida de Martha. En noviembre del año pasado le llamaron del Seguro Social solicitando su presencia de manera urgente para darle una noticia que no esperaba.
“Me diagnosticaron cáncer. Pensé que iba a morirme. Mi mundo se derrumbó, me preocupaba qué iba a pasar con mis hijos”, recordó la entrevistada.
Para Martha fue doloroso recibir esa noticia, sin embargo, apoyada por el grupo de Madres Responsables, se puso en las manos de Dios y siguió adelante.
“A principios de este año me empezaron a dar las quimioterapias. Estaba sola, los únicos que nunca me dejaron fueron Dios y Martha. Todo el proceso lo viví con mis hijos y con mi grupo que me dio valor para salir adelante”, añadió.
La sobreviviente de cáncer sigue su vida normal gracias al grupo que la apoya, pero especialmente gracias a sus hijos, que le dan fuerza para levantarse cada día.
“Llegar tarde del trabajo y ver a mis hijas me quita el estrés y el cansancio. Fueron días de quimios que no soportaba, pero mis hijos son mi vida, mi luz de vivir, es lo que me mantiene de pie”, dijo con lágrimas.
Una nueva vida
Agradecida con Dios, Martha compartió que hace un mes recibió su última quimioterapia, la cual mató las células cancerosas que portaba.
“Me siento bendecida y agradecida con Dios porque me dio una oportunidad de vivir, me dio un nuevo despertar en mi vida. Voy a seguir en tratamiento, pero soy una nueva hija de Dios. Mi hijo dejó las drogas y me voy feliz de este primer retiro porque tuve a Jesús en mi manos y sé que Él siempre está conmigo”, finalizó.