El joven estudiante de preparatoria Francisco Gaytán Barrio asegura que los jóvenes también están interesados en servir, no sólo en la fiesta…y dice que la Iglesia ofrece varias opciones para hacerlo, pero hay que impulsarlas…
Ana María Ibarra
A sus 17 años, Francisco Gaytán Barrio ha vivido grandes experiencias misionando en la India, la Sierra de Chihuahua y Guatemala, donde ha tenido contacto con la pobreza extrema, la indiferencia de las personas y el dolor de la gente.
Sin embargo, estas experiencias lo han ayudado a humanizarse y a crecer como persona y como cristiano. Así lo compartió a Periódico Presencia.
Sus inicios
Estudiante de segundo año de la preparatoria Catedral de El Paso, Texas, Francisco Gaytán es integrante de la comunidad de laicos Regnum Christi, en la que tuvo un acercamiento con los sacerdotes religiosos Legionarios de Cristo hace más de cuatro años, a través de campamentos y misiones familiares.
“Una Semana Santa fuimos por primera vez a misionar como familia. Lo disfruté mucho. Dos años fuimos en familia y el tercer año fui solo a la Sierra de Chihuahua, en una misión organizada por el Instituto La Salle”, compartió Francisco.
En el verano del 2016 Francisco se integró oficialmente al movimiento de laicos Regnum Christi y, actualmente es coordinador de adolescentes de secundaria en el grupo llamado “El Cid”, también de los Legionarios.
Misión en la India
Luego de ir a la Sierra Tarahumara, su siguiente misión fue en Calcuta, India, en una experiencia llena de retos y dificultades, además de ser la más fuerte que ha vivido hasta el momento.
“Cada misión tiene sus propias reglas y métodos. Para ir a la India tuve que organizar mi propio hospedaje”, compartió.
Añadió que al llegar con las religiosas Misioneras de la Caridad no le permitían su estancia ni el servicio por ser menor de edad, pues requería un tutor que se hiciera cargo de él.
“En el grupo que llegué, una muchacha de Laredo se ofreció a firmar por mí, y así fue que me quedé. Calcuta ha sido la experiencia más fuerte que he tenido, ahí estuve cuatro meses”, dijo.
La pobreza extrema, niños pedigüeños liderados por una mafia, personas muertas en las calles y la indiferencia de la gente, fueron algunas de las realidades que Francisco enfrentó en aquél país.
“Un día, después de comer, vimos una persona tirada en la calle, estaba muerta, la gente pasaba encima y no le ponía atención. Hablamos a la policía para que se llevaran el cuerpo, pero no querían, no les importó, estuvimos tres horas insistiendo hasta que llegó la ambulancia y, como si fuera cualquier cosa, se lo llevaron”, dijo el joven aún con tristeza.
Otra experiencia fuerte que compartió Francisco, fue su contacto con niño de seis años en estado vegetal, que murió meses después.
“Esto me hizo cuestionar cómo Dios le podía hacer esto a un niño, pero con el tiempo entendí que Dios tiene sus planes y a través de ese niño pudo evangelizar y acercar más gente. Ese niño fue una bendición para quienes lo conocimos. Estas experiencias me ayudaron a formarme como persona, viví situaciones que me costó digerir, que tal vez lo digerí llegando acá”, expuso.
Misión y formación
Antes de cada misión y de cada servicio, Francisco procura ir en estado de gracia, pues dijo, no puede llevar a Dios a otras personas si él no lo tiene.
“Busco seguir las oraciones del manual de los legionarios y los compromisos que nos sugieren. La verdad sí me cuesta, y hay ocasiones que no hago alguna, pero la intención es ser constante”, afirmó.
Francisco compartió que estos años de misión lo han ayudado a salir de su burbuja y enfocarse en su servicio.
“Nunca estoy pensando en lo que está pasando aquí, ni en las fiestas, estoy allá feliz ayudando a la gente. La misión me ha ayudado valorar lo que tengo, muchas veces nos quejamos por cosas que son muy leves, me ha tocado ver gente que vive en verdad situaciones difíciles pero siempre están felices, viviendo su vida con una sonrisa en la cara, nunca se quejan. Ha sido una lección de vida”, expresó.
El joven añadió que su entrega es un poco por intentar pagar a Dios lo que le ha dado, aunque reconoce que nunca podrá hacerlo.
“Sé que es imposible, pero es una manera de mostrarle mi agradecimiento. Además, misionar no es un martirio como puede pensar la gente, el recibimiento de las personas y su trato es muy bonito”, expresó el joven, para quien la misión es algo fundamental en su formación.
“Mi educación no solo es ir a la escuela y estudiar matemáticas e historia, sino también mi trato con las personas y ser servicial, es como otra materia. Quiero seguir misionando hasta que ya no pueda”, dijo con seguridad.
Un llamado a los jóvenes
Como joven, Francisco dice ser una persona normal, que disfruta de salir con sus amigos. Sin embargo alcanza a percibir en la juventud un vacío que los lleva a experimentar cosas no sanas.
“Los jóvenes siempre quieren más, tomar, drogas, fiestas, desveladas, pero creo que si encontraran algo bueno para llenar sus vacíos sería lo mejor que pudiera sucederles. He visto grupos de jóvenes que hacen servicios, misiones, y es algo que disfrutan y que los llena, pero siento que hay algo que está faltando en el resto de los jóvenes para llenar ese vacío que sienten”, afirmó.
El joven misionero aseguró que en el grupo de adolescentes que atiende lo que más les gusta es servir a los demás fuera de su entorno.
“Me dan las gracias cuando los llevo a realizar servicio. Estos grupos los preparo con temas de Doctrina Social de la Iglesia, hacen servicio y oración, todos esos aspectos son de formación para un católico”, afirmó.
Jóvenes en la Iglesia
Como joven católico, Francisco observa el trabajo que se realiza en la Iglesia con esta generación y consideró que hay un avance en los cursos de Confirmación. Y como alguien que ha salido a buscar las oportunidades de servicio, aseguró que la Iglesia ofrece buenas opciones para que los jóvenes puedan servir y formarse.
“Se está haciendo muy bien con Confirmaciones, pero si quieres hacer algo más grande después, como salir a misionar no sólo un fin de semana, ahí es donde falta más seguimiento a largo plazo. Hay jóvenes que tienen necesidades más grandes de seguir en el servicio y se necesita trabajar mucho en ese aspecto”, opinó.
Un mensaje personal
Y ahora que en México transcurre el Año de la Juventud decretado por los obispos, Francisco compartió que se desea crear un grupo más grande de jóvenes de Regnum Christi, aunque dijo que es difícil, porque a pesar de que reciben el apoyo de sacerdotes de la ciudad de Chihuahua, no hay uno que los asesore permanentemente.
“Habrá un congreso en febrero en Guadalajara, queremos crear ese grupo, consolidarlo y coronarlo con esa jornada donde van jóvenes de todo México y darnos cuenta que no estamos solos, que hay más jóvenes que también están ayudando con un servicio, luchando, buscando la manera de ser mejores personas”.
Como mensaje a los jóvenes, Francisco los invitó a hacer de su vida ordinaria algo extraordinario y misionar en su entorno, pues, agregó, no es necesario salir a otro continente.
“La gente piensa que ir a misionar es ir a todos los lugares del mundo. Aprendí de una amiga de la India que hay un Calcuta en todos lados del mundo. Tu Calcuta puede ser tu casa, tu escuela, una fiesta. Como dice el papa Francisco: necesitamos santos en pantalones de mezclilla”.
Y agregó: “No tienes que hacer algo extraordinario para ser un buen católico, sino llevar nuestra vida diaria de una mejor manera y a través de nuestras acciones demostrar que somos cristianos”.
FRASE…
“Haz de lo ordinario algo extraordinario, lleva tu vida normal, pero haz las cosas extraordinariamente bien, sonríele al que está en la calle, ayuda a la viejita que va cargando cosas. Con tu ejemplo puedes dar testimonio”.
Francisco Gaytán Barrio