Ana María Ibarra
Gracias a la iniciativa de la hermana Flora y el apoyo del padre José Solís, párroco, hace once años surgió en la parroquia El Señor de la Misericordia un grupo de la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM).
Para Claudia Lugo es muy gratificante ver a quienes fueron niños de la IAM y que hoy son jóvenes de universidad y que se acuerdan con cariño del grupo.
“El objetivo de la IAM es que los niños ayuden a los niños, igual los adolescentes. En la época adolescente, de los 12 a los 16 años, es difícil que se acerquen a la Iglesia, pero se les enseña a los jóvenes a que ellos son ejemplo de los niños, y algunos llegan a ser asesores, para ello se les prepara”, explicó Claudia.
Dijo que además de las reuniones en la parroquia los sábados, los niños siguen trabajando en sus casas durante la semana ayudando a sus papás, haciendo oración por los alimentos y ayudando a los necesitados.
“Cada día al levantarse saben y entienden que Jesús está con ellos. Los niños evangelizan a su familia porque lo que nosotros les enseñamos ellos lo llevan a su casa. Hay veces que con el trabajo y las prisas a los papás se les olvida enseñar a sus hijos a rezar y dar gracias, pero son los muchachitos los que vuelven a evangelizar a su familia”, dijo Claudia.
En el grupo, los niños aprenden a no hacer bullying, sino ayudar al indefenso; a estar siempre al día en el quehacer de la casa y en la escuela, a servir en la parroquia.
“Ellos entienden que deben defender y ayudar a su Iglesia, su templo como también a las demás parroquias cuando nos piden ayuda”.
Habla Adolescente misionera
María Fernanda Díaz tiene 11 años participando en la IAM. Hoy tiene 16 años de edad, pero desde que tenía cinco acompañó a su mamá, quien era catequista en el grupo.
“Cuando abrieron el grupo para pequeños me integré. Me ha ayudado bastante estar en la IAM. En ciertas opiniones en la escuela, en conversaciones con amigos, mi opinión es diferente porque siempre va relacionada a lo que he aprendido en la Iglesia. Toda mi vida he estado aquí, es parte fundamental en mi vida”, compartió la adolescente.
María Fernanda aseguró que estar en IAM le ha ayudado muchísimo espiritualmente.
“De niña sabía que Dios está ahí, pero quizá no lo tomaba muy enserio. Al ir creciendo en el grupo aprendí a comunicarme con Él”.
Siendo la IAM un grupo misionero, la adolescente aseguró que la misión la ha marcado y la ha llenado de alegría y satisfacción poder ayudar a los demás.
“En el grupo nos preparan para la misión desde niños. Los pequeños aprenden a compartir con los demás niños, y los grandes realizan trabajos más físicos. Hemos ido a orfanatos, asilos de ancianos y todos ayudamos de alguna manera”.
María Fernanda recordó que siendo pequeña le daba un poco de miedo ir a los asilos, pero las catequistas siempre buscan que los pequeños se sientan agusto.
“En el asilo de ancianos las personas nos cuentan sus historias y debemos saber escuchar. A veces llevamos chocolates y hay personas a las que tenemos que dar de comer en la boca. De niña era difícil pero con el tiempo, en la misión, uno va aflorando”.
Como anécdota, María Fernanda compartió una experiencia, cuando hace algunos años un niño fue atacado por unos perros, evento que se trasmitió en los noticieros.
“En ese tiempo nos tocó ir de misión al hospital donde estaba ese niño. Estaba muy grave. Fue un impacto para nosotros porque lo vimos con sus heridas, pero el niño sonreía, no se veía triste, esa fue una de las más bonitas experiencias”.
Frase…
“Están invitados todos los sábados de 11 de la mañana a 1 de la tarde en El Señor de la Misericordia. Todos los niños y jóvenes podemos ayudar de alguna manera, hasta en tu misma casa, la misión está en todas partes”.
María Fernanda