Héctor Ramón Molinar Apodaca/ Abogado católico
Ser padre y madre, es una responsabilidad ilimitada que determina el valor que le damos a la vida, para educar y guiar a los hijos, de tal manera que puedan sacar adelante sus proyectos e ilusiones, además de que por sí mismos logren una estabilidad familiar y ser útiles en la sociedad. La familia es solo una, la que está integrada por padre, madre e hijos, que permanecen unidos a través de los años, heredando un ejemplo de amor que prevalece durante toda su vida. Esta unión, además de fortalecer con alto grado la autoestima de los hijos, proporciona el soporte suficiente para dar continuidad a la tradición del matrimonio sin adjetivos, considerando que la familia es el eje principal de la felicidad.
Todo lo que vale la pena cuesta. Para mantener a una familia unida, se requiere el apoyo mutuo del hombre y de la mujer que han decidido procrear a sus hijos, pues el milagro de la vida viene aparejado con el amor. La naturaleza de la familia es la consecuencia de la unión entre hombre y mujer unidos en el matrimonio. Por ello es importante recalcar que el matrimonio como tal es sagrado, independientemente de que ha sido regulado por el derecho civil y el religioso, para formalizar el compromiso ante la sociedad y ante Dios, es un pacto de amor, cuyo propósito fundamental es la familia como meta principal de una ilusión.
La familia se conforma entonces de valores y compromisos mutuos, de ejemplo y fortaleza, de esperanza, espiritualidad, y principalmente se conserva a base de amor. La familia en ese concepto es el único que prevalece para que la sociedad supere adversidades y desvíos, para evitar la desintegración y fomentar en el presente y en el futuro una nación de hombres y mujeres dispuestos a dar lo mejor de sí, por el simple hecho de ser una familia. Aquí no importa la condición social, económica, ni cultural, pues existen matrimonios ejemplares en todos los niveles. Los niños y las niñas deben crecer en un ambiente donde puedan y sepan distinguir el valor de la vida y recibir el amor de sus padres.
Padre y madre son el eje fundamental de la familia, los dos son indispensables para transmitir los valores cívicos, morales y religiosos con los que habrán de salir adelante los hijos. Significan el factor de unidad, cuyo ejemplo y actitud provoca seguridad y la debida comunicación para tomar los mejores acuerdos para ejercer juntos la autoridad familiar. El amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible, contrayendo obligaciones bíblicas y jurídicas desde siempre, basadas originalmente en su propia naturaleza, interpretando las morales y adecuando a las jurídicas conforme lo requiera la protección familiar.
La religión fomenta el matrimonio, pues la creencia en Dios como el creador del hombre y la mujer y la perfección en la propia naturaleza, determinan el rumbo a seguir. La guía espiritual es necesaria para el matrimonio, siendo el origen de la familia teniendo como finalidad que la sociedad se defina y se desarrolle, tiene un enfoque biológico que solamente es sostenible por la unión sexual de la pareja compuesta por un hombre y una mujer a través de la procreación, generando lazos de sangre y conformando a la sociedad en cuanto a valores y principios.
La iniciativa del Presidente de la República Enrique Peña Nieto, para reformar la Constitución, para dar cabida al matrimonio igualitario como un derecho humano, reconocer la identidad de género, la adopción de menores por cualquier individuo sin importar su orientación sexual, desaparecería el concepto tradicional de la familia, así como del matrimonio entre hombre y mujer. Esto originó la creación del Frente Nacional por la Familia, como reacción a la iniciativa del presidente en defensa del Matrimonio y la Familia, en estos tiempos que se quiere desvirtuar la naturaleza del matrimonio y la institución familiar.
La Gran Marcha por la Familia es un evento al que han convocado los laicos a través del Frente Nacional por la Familia, con el apoyo de los obispos mexicanos, y tiene por objetivo solicitar la reforma a la Constitución, en la que se incluya el derecho que tienen los padres para educar a sus hijos, y que se respete la institución del matrimonio. Se llevará a cabo el próximo sábado 3 de septiembre. Iniciará a las 4 de la tarde en el Santuario de San Lorenzo, siguiendo la ruta por el Paseo Triunfo de la República, hasta la Avenida de las Américas para continuar hacia la zona del Chamizal. Se unirá la Marcha por la Familia con la Eucaristía en los terrenos del altar Papal.
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