La psicóloga Nelly Murillo explica la importancia de tener una madre…
La figura materna es insustituible e indispensable para el desarrollo de los hijos ya que es el reflejo fidedigno del amor de Dios y de ella se absorbe todo lo que tiene que ver con sentimientos y emociones.
Así lo explicó la terapeuta Nelly Murillo, quien dijo que es también la madre la que da a sus hijos el carácter para enfrentar las adversidades de la vida o bien con su sobre protección hacerlos incapaces de vivir su propia vida.
Maternidad responsable
La maternidad responsable, explicó Nelly, es la esencia que la madre transmite a su hijo desde su gestación, que implica sentimientos y emociones.
“Mamá es la que genera la vida y la vida emocional, todo lo que tiene que ver con nuestros sentimientos, emociones, enojos y situaciones de vacío existencial. De mamá succiono la emoción, mi yo interno, mi sentir ante los demás”.
La terapeuta añadió que en los primeros años de vida la figura central es la mamá porque desde la gestación, en esa simbiosis, el niño se concibe como uno solo con la madre. Sin embargo, dijo, en esta sociedad donde la mamá por cuestiones de trabajo tiene que dejar al niños solo a temprana edad, los hijos crecen con vacío existencial.
“Cuando el hijo nace y sale de vientre donde comía lo que la mamá, respiraba lo que mamá respiraba, se separa de mamá, no sólo sale porque ya es momento de nacer, sino también ese vínculo afectivo se va porque mamá se tiene que ir a trabajar o por cualquier situación”.
“El nacimiento en sí es un choque muy fuerte para el hijo y si no está la mamá, es aún más fuerte”.
En ese sentido, explicó Nelly, aunque el niño o el adulto pueda entender con el razonamiento que mamá no estuvo porque tenía que trabajar o porque estaba enferma, en el corazón está vacío.
Pero lo más importante e increíble es que aún siendo adultos, no importa los años que hayan pasado, si volvemos a hacer la conexión con mamá, podemos llenar ese vacío. “Aunque mama esté viejita, enferma e incluso en coma, si yo hago conciencia de mis necesidades, tan sólo con la presencia, el toque, poner mi mejilla sobre su vientre, puedo llenar esos huecos existenciales. Mamá siempre va a tener lo que al hijo le falta a pesar de su condición y el hijo podrá alimentarnos de ella. Esa es una conciencia que no tenemos”, afirmó.
Superación emocional
Nelly compartió que, ante esos vacíos existenciales que genera la falta de la figura materna, a veces las personas buscan la ternura de mamá en la pareja, y se le hacen exigencias que no le corresponden.
“Mamá es el primer contacto con la vida. Desde que estoy en su vientre mamá me dice a que vengo. Se debe trabajar más en la conciencia de las mujeres embarazadas porque a veces nos enredamos tanto en nuestra relación amorosa que nos olvidamos que traemos a alguien dentro. Como sociedad nos falta mucho en este aspecto”, dijo.
Basada en su experiencia personal y como terapeuta, Nelly dijo que todas las madres deberían revisar ese vínculo que es la base de todas las relaciones pues, agregó, lo que no se recibe de la mamá, es difícil creer que otra persona lo pueda dar.
“No se trata de ser jueces de nuestros padres, mi mamá me dio lo que tiene, lo que pudo, lo que estuvo a su alcance en amor. Como adultos somos los encargados en completarnos. Así como en lo económico y en lo intelectual buscamos superar a nuestros padres, en la vida emocional también debe ser así, ver cuáles son los huecos y completarlos”, explicó.
Enfatizó que una madre no planea conscientemente hacer daño a sus hijos, sino que da lo que tiene.
“Somos seres en perfección. Lo que mamá no da es porque no lo tiene, no es falta de amor, pero se deben buscar herramientas para que yo pueda ser una mejor madre, y a su vez mi hija buscará para ser una mejor madre que yo y así mis nietos vivan una vida en plenitud mejor que la mía, con una realización en la cuestión emocional”.
Ser como María
Convencida de que la madre es el reflejo más fidedigno del amor de Dios y que Dios tiene entrañas de madre ya que es un Dios de amor, la figura de la madre es tan importante que el mismo Dios quizo encarnarse en el vientre de una mujer para saber qué se siente tener una mamá.
“Vemos esa figura de María dando las libertades cuando tuvo que dar libertades. No fue una mamá obsesiva ni controladora. Fue una mamá que dejó crecer. A veces a nosotras nos gana la obsesión de que nuestro hijo no experimente el dolor y el sufrimiento. Cuando María se encuentra con Jesús no le pide la cruz para cargarla, lo dejó cumplir su destino”, reflexionó la terapeuta.
Y exhortó: “Seamos como María. Dejemos a nuestros hijos que hagan su proceso de crecimiento acompañándolos en los fracasos, en los dolores, pero no haciendo el trabajo que les corresponde, porque entonces vamos a ser mamás sofocantes que no permitimos que el otro crezca. Quien no sufre, no crece”.
Con lo anterior, Nelly resaltó que hoy en día hay muchos adultos que son incapaces de hacer las cosas que deberían hacer y son las mamás las primeras en quejarse cuando fueron ellas mismas las que privaron a sus hijos de vivir sus propias experiencias de dolor.
“La sobreprotección no es amor. A veces queremos compensar influenciadas por la culpa y la culpa nos lleva a la sobreprotección y la sobreprotección es considerar al otro inferior, incapaz”, dijo para luego reflexionar.
“La vida y Dios nos dan a cada uno lo que necesitemos para crecer”.
“Si tu hijo necesita una experiencia para crecer, acompáñalo pero no le cargues su cruz, la madre nos dijo cómo: vio morir a su hijo en la cruz, pero lo dejo cumplir su misión. Aunque nos duela hay que dejarlos crecer”, finalizó.