Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres/ Father Yermo
La laboriosidad es la virtud del que se empeña en hacer un trabajo bien hecho, en sacar partido de los dones y talentos que Dios nos ha dado a cada uno. No es sólo hacer las cosas, sino hacerlas bien. Implica esmero y fuerza de voluntad, para que lo que hacemos lo hagamos lo mejor posible, reiniciando el trabajo tantas veces como sea necesario hasta alcanzar el mejor resultado.
Consejos para ser laborioso
Hay muchas formas de adquirir esta virtud. Sin embargo 3 pequeños consejos pero muy efectivos y que requieren un gran esfuerzo de nuestra parte son los siguientes.
1.El primero es evitar dejar los deberes a la mitad o dejar para el día siguiente un trabajo que ya comenzamos por ponernos hacer otra cosa de menor importancia.
2.El segundo es aprovechar el tiempo y los talentos que Dios nos ha dado poniéndolos al servicio de los demás; no de mala gana ni por obligación porque “Dios ama al que da con alegría” (2 Corintios 9,7).
3.Finalmente, evitar considerar el trabajo como algo igual a recibir un pago efectivo o pensar que si no se recibe un pago entonces el trabajo realizado pierde su valor porque al parecer no hay ninguna ganancia. “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante (Lc 6,38).”
Virtud vs vicio
Son innumerables los beneficios que se desprenden de trabajar constantemente por crecer en la laboriosidad. Sin embargo, cuando vamos en dirección opuesta a ella o simplemente la ignoramos podemos caer en vicios contrarios a esta virtud. Estos son, entre otros, el activismo y la pereza. El primero crea una imagen de mucha actividad pero con muy pocos resultados y el segundo es el pecado que se opone a la laboriosidad pues llena de desidia o negligencia en hacer lo que se debe.
Ejemplos a seguir
Si se quiere aprender más y profundizar en la virtud de la laboriosidad bastará con fijarse en la vida de los santos. Todos ellos fueron considerados por la Iglesia como santos precisamente por ser una de las principales virtudes de sus vidas la laboriosidad, no sólo hicieron buenas cosas sino todo lo que vivieron lo hicieron con todo esmero sabiendo que en todo servían a Dios.
Nuestro Padre Fundador, San José María de Yermo y Parres vivió esta virtud de manera heroica. Toda su vida trabajó por el bien de los más pobres y necesitados, de aquellos sin cabida en otra parte; de aquellos que gozaron de su gigante caridad sin él esperar algo a cambio más que cumplir la voluntad de Dios y rendirle la mayor gloria.
frase…
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís (Colosenses 3:23-24).