En audiencia a integrantes de la familia Guaneliana, el papa Francisco presentó tres propuestas para ayudar y amar a los más necesitados.
Fiarse, observar y darse prisa, son los tres verbos que el Papa Francisco propuso este jueves en la audiencia a la familia cuyos miembros son también conocidos como Siervos de la Caridad dado que su misión es la de atender y ayudar a los más pobres. Su fundador es San Luigi Guanella, un sacerdote italiano canonizado por Benedicto XVI en 2011.
El Papa dijo a los asistentes que pensó en tres verbos concretos para recordar a su fundador y lo que podría decirles “para confirmarlos en la fe, esperanza y caridad”.
Fiarse
El fundador “tuvo en el centro la certeza de que Dios es un Padre misericordioso que provee”. Esto “era para él el corazón de la fe: saberse hijo siempre amado, del que el Padre toma cuidado, y entonces hermano de todos, llamados a infundir confianza”.
Francisco aseguró que “Dios es padre y no puede no amarnos” y “tampoco es capaz de ser lejano a sus hijos”.
“Cuando nos acercamos a Él somos abrazados, si caemos nos levanta; si nos arrepentimos nos perdona”.
Para Luigi Guanella “la Providencia no era una ‘poesía’ sino la realidad. Dios tiene cuidado de nosotros y quiere que nos fiemos de Él”, aseguró.
Observar
El Santo Padre afirmó que “el Padre creador suscita también la creatividad en aquellos que viven como sus hijos”. “Ellos aprenden a observar el mundo con ojos nuevos, más luminosos de amor y de esperanza”.
Son ojos “que permiten mirarse dentro con verdad y ver lejos en la caridad”. Y con ellos “los otros no aparecen como obstáculos a superar, sino como hermanos y hermanas a los que acoger”.
Francisco explicó que en la actualidad existen muchos problemas que crean “nuevas pobrezas y muchas injusticias”. Pero, en su opinión, “la más grande carestía es la de la caridad”.
El Papa denunció que “a veces nuestra vista espiritual es miope porque no llegamos a mirar más allá de nuestro yo”. En otras ocasiones “nos gusta ayudar a quien está alejado, pero no somos capaces de volcarnos en quien está junto a nosotros”. A veces también “preferimos cerrar los ojos, porqué estamos cansados, abrumados por el pesimismo”.
Ante esto, invitó a tener la misma mirada que Jesús, “una mirada que infunde esperanza y alegría, capaz al mismo tiempo de probar un vivo sentido de compasión ante quien sufre”.
Darse prisa
“Como el Padre es delicado y concreto respecto a los hijos más débiles y débiles, así también nosotros no podemos dejar de atender a los hermanos y hermanas en dificultad, porque la miseria no puede esperar, y nosotros no podemos parar porque ¡hay pobres a los que ayudar!”.
El Papa puso el ejemplo de la Virgen María, que se dio prisa en reunirse con su prima Isabel. “También nosotros escuchamos la invitación del Espíritu de ir rápido al encuentro de quien tiene necesidad de nuestros cuidados y de nuestro afecto, porque, como enseñaba San Luigi, ‘un corazón cristiano que cree y que siente no puede pasar ante la indigencia del pobre sin socorrerle”.