Claudia Iveth Robles
Con la imposición de la ceniza a los fieles y la recepción del sacramental en su persona, el obispo don J. Guadalupe Torres Campos inició el pasado miércoles 14 de febrero el tiempo de la Cuaresma 2018,
En la celebración de este signo, el obispo invitó a los fieles a perseverar en la conversión a través de la oración, ayuno, caridad y misericordia.
Fue en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Catedral donde el obispo, acompañado por el párroco Eduardo Hayen, dirgió un mensaje a toda la comunidad católica y a quienes se congregaron en el templo para recibir la ceniza.
En su homilía, el obispo dijo que el tiempo de la Cuaresma es un tiempo favorable para Dios y para el prójimo, “un tiempo de salvación”.
“Es un tiempo que nos llama al conversión, un tiempo para arrepentirnos y encontrarnos con Dios interiormente en ese silencio espiritual. Es tiempo para cambiar nuestra vida y volvernos a Dios; Arrepentirnos de ofender a Dios, al prójimo, de ofender la vida”, dijo el obispo.
Dejar el pecado
Explicó que con la palabra y el signo que se usa en el miércoles de ceniza, se recuerda a los fieles que hay cambiar de vida y dejar el pecado.
Por eso nos dicen: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” y debemos arrepentirnos de corazón, con sinceridad, no a medias, que sea un arrepentimiento pleno y total”.
El obispo insistió en que en la Cuaresma se debe reforzar la oración, dejar tiempo para el encuentro con Dios.
“Andamos según nosotros tan ocupados que nos olvidamos de la oración”, dijo e insistió en hacer oración, ya sea interiormente, o ante el Sagrario, pero mantener vivo ese diálogo con Dios.
“Ora para preguntar qué quiere Dios de ti, y abre tu vida a la voluntad de Dios”, dijo.
Recomendó hacer ayuno aunque no sea necesariamente de alimento, sino otro tipo de ayunos como “dejar de odiar, de guardar rencor”, “ayunar del pecado, del mal que se está cometiendo”, expuso.
Y sobre los actos de caridad resaltó que “lo importante es darse a los demás y amar al hermano” para concluír:
“Aprovechemos este tiempo para encontrarnos con Dios y convertirnos a través de la oración, ayuno, caridad y misericordia”, dijo.
Al término de la homilía el obispo bendijo la ceniza y posteriormente le fue impuesta la ceniza por parte del padre Eduardo Hayen, para luego imponer él ceniza a la feligresía.