Después de una semana de recogimiento, reflexión y oración, seminaristas concluyeron el pasado 8 de enero una semana de ejercicios espirituales acompañados de los directores de ejercicios, sus formadores y algunos familiares.
La clausura se realizó en las diferentes capillas del Seminario, donde los aspirantes al sacerdocio participaron de la Eucaristía y Hora Santa.
En la capilla del Seminario Menor, los seminaristas participaron en una misa presidida por el padre Oscar González, quien fuera su director durante la semana de retiro. Estuvieron también presentes el padre Jaime Melchor y Guillermo Sías, formadores del Seminario.
En su homilía, el padre Oscar reflexionó sobre la sanación espiritual y la experiencia de amor que los jóvenes vivieron durante los días de retiro.
“Buscamos una sanación, tal vez no física, pero sí espiritual. Esa sanación sólo la puede dar alguien, y ese alguien es Jesús. Nos hemos acercado a Él y le hemos pedido, por su infinito amor: ¡sáname!”, expresó el padre Oscar.
El sacerdote dijo a los jóvenes que, ante la alegría de sentirse sanados por el Señor, ellos deben manifestarlo a las demás personas.
“Ustedes, después de esta experiencia de sanación, deben presentarse a los demás para que den testimonio de lo que Dios les ha sanado, lo que ha cambiado en ustedes. Los invito a que den su testimonio de vida aquí en este Seminario, en sus casas, en sus apostolados. Proclamen la alegría del Señor”, motivó el sacerdote.
Después de la homilía los jóvenes hicieron un compromiso de llevar a cabo las obras de misericordia corporales y espirituales en el marco del Año Santo de la Misericordia proclamado por el Papa Francisco.
Los mayores
Por otra parte, los mayores se congregaron en la capilla de Teología para participar en un encuentro con Jesús Eucaristía a través de una Hora Santa dirigida por el padre Daniel López, quien fuera su director esos días.
En su oración el padre Daniel invitó a los seminaristas a pedir perdón a Dios, y en su misión, amar y entregarse a los demás.