El Papa Francisco inició el pasado mes de diciembre una nueva catequesis de las series que imparte todos los miércoles en la Audiencia General. Su nueva enseñanza es sobre la misa.
En una de sus primeras explicaciones, respondió a la pregunta: “¿Para qué ir a Misa el domingo?”.
Aquí te presentamos once frases de la respuesta que dio del Santo Padre a esta pregunta.
- La celebración dominical de la Eucaristía está en el centro de la vida de la Iglesia.
- Los cristianos vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor resucitado, o mejor, para dejarse encontrar por Él, escuchar su palabra, alimentarse en su mesa, y así hacerse Iglesia, es decir, hacerse parte del Cuerpo místico viviente hoy en el mundo.
- La gran efusión del Espíritu en Pentecostés tiene lugar el domingo. Por esta razón, el domingo es un día santo para nosotros, santificado a la celebración eucarística, presencia vivía del Señor entre nosotros.
- Es la Misa la que hace el domingo cristiano. ¿Qué clase de domingo es para un cristiano aquel en el que falta el encuentro con el Señor?.
- Por desgracia, hay comunidades cristianas que no pueden gozar de la Misa cada domingo; también esos están llamados en ese día a recogerse en oración en el nombre del Señor, escuchando la Palabra de Dios y manteniendo vivo el deseo de la Eucaristía.
- Algunas sociedades secularizadas han perdido el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía. En este contexto es necesario revivir esta conciencia para recuperar el sentido de la fiesta, de la alegría, de la comunidad parroquial, de la solidaridad, del descanso que restaura el alma y el cuerpo. De todos estos valores es maestra la Eucaristía domingo tras domingo.
- La abstención dominical del trabajo no existía en los primeros siglos: es una aportación específica del cristianismo. Por tradición bíblica los hebreos reposan el sábado, mientras que en la sociedad romana no estaba previsto ningún día semanal de abstención de los trabajos serviles. Fue el sentido cristiano de vivir como hijos y no como esclavos, animado por la Eucaristía, la que hace del domingo, casi universalmente, el día de reposo.
- Sin Cristo, estamos condenados a ser dominados por el tedio de lo cotidiano, con sus preocupaciones, y del miedo del mañana. El encuentro dominical con el Señor nos da la fuerza de vivir el hoy con confianza y con valentía, y de ir adelante con esperanza.
- ¿Qué podemos responder a los que nos dicen que no hace falta ir a Misa, tampoco en domingo, porque lo importante es vivir bien, amar al prójimo? Es cierto que la calidad de la vida cristiana se mide en la capacidad de amar, como dijo Jesús. Pero, ¿cómo podemos practicar el Evangelio sin obtener la energía necesaria para hacerlo, un domingo tras otro, de la fuente inagotable de la Eucaristía?.
- No vamos a la Misa para dar nada a Dios, sino para recibir de Él aquello de lo que tenemos necesidad.
- Nosotros cristianos tenemos necesidad de participar en la Misa dominical porque solo con la gracia de Jesús, con su presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica su mandamiento, y así ser sus testigos creíbles”.