El Padre Beto Luna se ha mantenido firme en la competencia culinaria MasterChef México…Hoy comparte con nuestros lectores su experiencia en este programa…
Ana María Ibarra
Después de portar cinco mandiles negros, y de estar a punto de la eliminación, el padre Roberto Luna pasó el décimo programa de Master Chef con mandil blanco (domingo 29 de octubre), e incluso, logró subir al balcón como uno de los tres mejores platillos del primer reto.
Esta etapa de su vida como participante de MasterChef México es de gran deleite para el sacerdote, quien ha disfrutado mucho su incursión en esta experiencia, de laque ha obtenido grandes enseñanzas.
Diez mejores
Motivado y esperanzado, el padre Beto es uno de los 10 participantes que aún continúan en la contienda por el título MasterChef México 2017.
“Se va apretando la contienda, se va apretando la exigencia, el cedazo ha hecho lo suyo y vamos poco a poquito en el cernidor. Me encuentro motivado, esperanzado. Ha sido una experiencia, desde el comienzo en esta aventurita, muy agradable, muy amena. Hay realidades que se van presentando y las voy tratando de superar”, dijo el sacerdote en entrevista con Presencia
“Me siento contento, feliz y sobre todo muy agradecido con Dios por esta experiencia, la riqueza y el horizonte culinario que se va abriendo y me va enriqueciendo y fortaleciendo”, agregó.
Si bien el padre Beto disfruta su participación en el programa de cocina, hay situaciones difíciles que experimenta.
“Ha sido difícil la ausencia de la comunidad, dejar la comunidad y sus necesidades. En ocasiones, estando allá en las locaciones, me llaman para un servicio y no estoy presente”, lamentó el padre Luna.
Vida sacerdotal y cocina
Convencido de que es Dios quien le ha dado la oportunidad de vivir esta experiencia, el padre Beto Luna compartió:
“Si va topando con la vida sacerdotal pero es una palestra también de presencia, de esperanza, de alegría, de peculiaridad porque, aunque algunos no les caiga tan bien, en ese sentido es una referencia para tener presente a Dios nuestro Señor que me mueve a cosas nuevas. La vida está llena de creatividad y alegría y hay que compartirla con todos”, expresó.
Aunque en algunos episodios se ha podido presenciar los comentarios que algunos de sus compañeros hacen referente a su sacerdocio, en el programa el padre Beto vive su ministerio con la alegría que lo caracteriza, dando testimonio de fe, de esperanza y de caridad.
“En la Segunda Guerra Mundial había un cristiano, un luterano y cuando alguien salía herido todos se acercaban para tenderle la mano. Es lo mismo en el programa, estamos en la misma trinchera del Master Chef, todos somos diferentes, diferentes pensamientos, diferentes realidades, diferentes horizontes, pero al fin de cuenta nos hermana una finalidad común”, dijo.
Y agregó: “Esta experiencia la he vivido, y la vivo, así como soy yo, con apertura, con serenidad, con alegría, con el instinto de ofrecer lo mejor de mí a los hermanos, a los demás”.
El padre Beto compartió que su identidad sacerdotal ha sido valorada no solo por sus compañeros de cocina, sino también por el staff del programa.
“He recibido de camarógrafos un saludo ameno, de la gente de la locación muestras de respeto, de valoración. Eso he notado, el respeto y el valor del sacerdocio, y a la identidad sacerdotal”.
Dijo percibir una admiración especial, aunque aclaró que esto no que ensalza a su persona.
“El reconocimiento, la integridad del sacerdote, el amor al sacerdocio y a la persona van unidos y es un principio teológico que dice que la gracia supone la naturaleza. En ese sentido estoy llamado a vivirlo con ese espíritu”.
Cocinando en la diócesis
La participación del padre Beto en Master Chef ha sido motivo de admiración también en la feligresía de la diócesis y de apoyo mutuo con sus hermanos sacerdotes.
“Nos hemos hecho presentes en algunos eventos, y lo hacemos con mucho cariño en el afán de servir en la kermés, en la búsqueda de medios para la obtención de recursos para la evangelización. Es algo muy positivo que me ha dejado ésta participación en Master Chef, el poder servir a nivel diocesano. Es algo muy bonito, me sentimos muy contento de participar en los eventos”, dijo.
En esta ocasión, el padre Beto quiso dejar el siguiente mensaje.
“No nos quedemos con los brazos cruzados sino siempre hay que anhelar lo que más amamos. Hay que soñar para que soñando podamos hacer realidad nuestros sueños, como lo estoy realizando yo en Master Chef. Ánimo”.