- Este fue el clamor de los obispos fronterizos que encabezaron la misa en el Río Bravo, para pedir por los migrantes fallecidos y por nuevas políticas de migración que eviten más muerte…
Ana María Ibarra
Conmovida y con gran devoción, Zuly, migrante proveniente de Guerrero, participó el pasado 2 de noviembre en la misa celebrada en memoria de quienes como ella buscaron el sueño americano, pero lamentablemente fallecieron en su intento de cruzar a Estados Unidos.
Zuly formó parte del grupo que la Casa del Migrante designó para participar en la celebración binacional que se realizó en el Río Bravo, presidida por los obispos de la frontera.
“Nunca había estado en un evento como este, soy católica y esta misa me encantó. Agradezco mucho a las personas de la Casa del Migrante por habernos traído para compartir este momento”, dijo Zuly visiblemente conmovida.
La guerrerense llegó hace veinte días a esta frontera junto con su pequeño hijo en busca de obtener asilo en el vecino país.
“Vamos a California. Salí de ciudad por la inseguridad, ya no podíamos vivir en paz ahí, por eso decidimos venir”, compartió.
“La espera es lo más difícil que hemos tenido que pasar. Aun no tenemos cita”, dijo.
Sobre la misa por los migrantes fallecidos, Zuly dijo experimentar un sentimiento de tristeza al reconocer que miles de migrantes han muerto en su intento por cruzar.
“Ellos al igual que nosotros buscaban una oportunidad, pero no se fueron por la mejor vía, arriesgaron a su familia y no lo lograron. Pienso en mi niño y noquerría el mismo destino”, señaló.
Contenta de poder a las personas que los saludaban desde el otro lado del Río Bravo, la entrevistada dijo.
“Me siento muy tranquila a pesar de que hay personas que no están de acuerdo en que nosotros estemos pidiendo asilo. El mediador de todo esto es Dios y mientras estemos con Él, Él lo va a resolver todo”, finalizó Zuly.
La celebración
El ondear de coloridas banderas de los distintos países de América Latina y otros continentes, dieron la pauta para dar inicio a la misa que se realizó en el canaldel Río Bravo, hasta donde llegaron sacerdotes, religiosas y fieles de ambos lados de la frontera, para pedir por el eterno descanso de aquellos que, en su intento por obtener una vida mejor, perdieron la vida.
Justo en el centro del Río Bravo, los obispos J. Guadalupe Torres Campos, de la Diócesis de Ciudad Juárez; Mark Seitz, de El Paso, Texas, y Peter Baldacchino, de Las Cruces, Nuevo México, celebraron esta misa, pidiendo también por las 22 víctimas del atentado en la tienda Walmart de El Paso.
En su homilía el obispo Mark Seitz expresó que en el camino de la vida todo ser humano es peregrino cuya meta es la casa del Padre, no sólo para unos cuantos, sino para todos.
“Si el Señor está construyendo una casa, una mansión en los cielos, ¿no debemos construir una casa aquí para los refugiados?, ¿cómo podemos anticipar que Dios va a abrir las puertas del cielo si no hemos abierto las puertas de nuestro país?”, cuestionó.
El obispo resaltó los tiempos difíciles que se viven en el tema de la migración y expresó su preocupación por las pocas esperanzas que existen para quienes solicitan el asilo en Estados Unidos.
“Es muy importante que salgamos de esta misa con un compromiso de trabajar día con día para cambiar las políticas. Que este río pueda servir como un camino de gracia, de vida, y no un lugar de muerte”.
FRASES
“Todos somos migrantes, todos somos peregrinos. Que el Señor toque nuestros corazones y nos haga más humanos. Espero el día que podamos celebrar juntos el cielo y la tierra en la alegría de la universalidad de la Iglesia”.
Monseñor Peter Baldacchino, obispo de Las Cruces.
“Nuestra presencia aquí es un compromiso para seguir trabajando en la unidad. No sólo se trata de migrantes, se trata de personas, se trata de la vida, se trata de la paz. Los abrazo a todos, a los migrantes aquí presentes”.
Monseñor J. Guadalupe Torres Campos, obispo d