Ana María Ibarra
Visiblemente contento, Edgar Alejandro Salgado Tapia renovó sus votos como religioso de la congregación Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María el pasado 2 de febrero, Día de la presentación del Niño Jesús y de la Vida Consagrada.
La renovación de votos se llevó a cabo en el templo parroquial Nuestra Señora de la Esperanza, comunidad atendida por religiosos claretianos, llamados así por su fundador San Antonio María Claret.
Celebración de las velas
La comunidad de Nuestra Señora de la Esperanza asistió a esta celebración llevando consigo velas, símbolo de la Luz de Cristo. Y dada la conmemoración de la presentación del niño Jesús en el templo, algunas personas llevaron a sus niños para ser bendecidos.
En la homilía, el padre Carlos Quevedo, superior de la comunidad de claretianos en esa parroquia, hizo memoria de María y José en la presentación de Jesús en el templo, como consagrado del Padre y Luz del mundo.
Resaltó la suprema entrega de Jesús y algunos de sus rasgos: pobre, obediente, manifestando todo en comunión con el pueblo.
“Celebramos a Dios que viene. Salimos al encuentro del Señor con la luz de nuestra fe. Somos profundamente amados por el Señor”, expresó el padre Quevedo.
El religioso reflexionó también sobre el amor de Dios, un amor fiel que no desilusiona.
“Es un amor que nos impulsa para convivir, para escuchar, para liberar y construir. El amor que llega a todo rincón, a la periferia”, expresó.
Renovación de votos
Para finalizar su homilía, el padre Quevedo invitó a la comunidad a dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada que, dijo, es la presencia elocuente de Dios en el mundo.
“La vida consagrada hace presente a Dios que viene al mundo a dar testimonio de este amor en todo momento”, finalizó.
Enseguida, el seminarista Edgar Alejandro se puso de rodillas frente al padre Quevedo y, en presencia del pueblo de Dios y de religiosas de las congregaciones Siervas del Sagrado Corazón y de los Pobres, y Dominicas de la Doctrina Cristiana, renovó sus votos.
Edgar hizo su compromiso de procurar con mayor empeño la Gloria de Dios y dedicarse a seguir a Jesús como los apóstoles.
“Me consagro en el Espíritu Santo a Dios Padre por su Hijo. Me consagro a la Virgen María. Renuevo mis votos a Dios de castidad, pobreza y obediencia hasta el primero de febrero del 2019. Me comprometo a vivir como Misionero de los Hijos del Inmaculado Corazón de María”, expresó Edgar.
Finalmente, pidió a los hermanos claretianos presentes ser testigos de su profesión mediante la cual se compromete a vivir a ejemplo de su fundador San Antonio María Claret.
Abierto a la misión
Edgar Alejandro cuenta con 25 años de edad y es originario de Toluca, Estado de México. Ingresó en el 2015 al noviciado de los Misioneros Claretianos en Guatemala y realizó su primera profesión en el año 2016.
Después de dos años de teología en el Seminario de los Misioneros Claretianos en la Ciudad de México, Edgar se encuentra en Ciudad Juárez en un año de experiencia comunitaria y apostolado (ECA) y luego regresará a México a realizar otros dos años en teología.
Edgar explicó que pueden faltar dos o tres años más para profesar votos perpetuos, y una vez profeso, podrá solicitar los ministerios de acolitado y lectorado, para luego aspirar al diaconado y posteriormente ser ordenado sacerdote.
Sobre su estancia en Ciudad Juárez Edgar compartió:
“Me siento bien de encontrarme con otra realidad, la realidad de la frontera, de vivir una experiencia comunitaria fuera del ambiente del Seminario, de compartir con los hermanos y con una comunidad parroquial. Me siento en casa y acompañado al volver a decirle sí al Señor con estas personas y las comunidades religiosas que me acompañaron”, finalizó.