Una esperanza es, para Imelda Rangel, el próximo Sínodo de la Familia , donde el Papa Francisco, junto a obispos de todo el mundo, reflexionarán sobre diversos temas, entre ellos el de los divorciados en segundas nupcias para determinar nuevas formas de acogida en la Iglesia.
Igual fue para Imelda recibir la noticia de la reforma que promulgó el Santo Padre recientemente sobre el proceso de nulidad matrimonial, pues lleva 39 años sin poder formalizar su segundo matrimonio.
Proceso difícil
Consciente de que cometió un error al casarse muy joven, 18 años, Imelda encontró en su segundo marido la felicidad y la familia que soñó. Sin embargo, esa felicidad no está completa ya que no ha podido contraer matrimonio eclesial con su esposo por su situación de divorciada y no haber anulado su primer matrimonio.
“Ese matrimonio fue el peor error de mi vida, no duró ni dos años, en ese tiempo no hubo hijos, era un matrimonio que no hubiera seguido bien por la manera en la que se dio, así como la separación”, compartió Imelda.
Aunque ha hecho varios intentos por anular su primer matrimonio, Imelda ha encontrado muchas dificultades, pues no cuenta con la sentencia de divorcio, el cual se efectuó hace más de 30 años en el Estado de Coahuila.
“Hace 38 años hice mi tramite de divorcio. El juez me lo concedió, pero el abogado no lo asentó en el registro civil. Hace muchos años que ese documento no lo he podido encontrar. He ido varias veces a los juzgados de Coahuila, al abogado no lo volví a encontrar. He hecho muchos intentos y no he podido anular ese matrimonio”, agregó.
Incluso hace poco contactó a su ex marido y él se mostró en la mejor disposición de ayudarla, sin embargo cuando Imelda le explicó lo que debía hacer, el hombre se burló.
“Sentí que se burló de la Iglesia. Es una persona sin sentimientos”, expresó.
Sostenida por su fe
A pesar de la tristeza por no poder anular su matrimonio y así contraer nupcias con su esposo y poder comulgar, Imelda vive sostenida de su fe y, agradecida con Dios por su familia.
Actualmente, junto a su marido Jaime Romero sirve con mucha alegría a la Iglesia en dos ministerios en la parroquia Mater Dolorosa.
“He vivido una vida familiar muy tranquila, muy feliz, de mucha satisfacción. Tenemos dos hijos que gracias a Dios no nos han dado problemas, los dos son profesionistas, por ellos estamos mi esposo y yo en el servicio, ellos nos insistieron”, compartió.
Y si bien su servicio da a Imelda una satisfacción personal, su mayor deseo es poder comulgar.
“Hay muchos momentos en los que me puede no comulgar, pero me ayuda mucho conocer lo que Dios quiere de tí para ti: estar en comunidad, la oración, la asistencia a misa. Es una vida más feliz estar cerca de Dios participando en Liturgia… quedarme sentada, es difícil. Pero así ha sido mi camino, mi vida y no he podido lograr la nulidad matrimonial”, dijo.
Pero aseguró que en medio de la situación incierta que vive, halla esperanzas en las nuevas disposiciones del Papa Francisco y en la próxima realización del Sínodo sobre la familia. “Me dio mucha esperanza y mucha alegría esta decisión del papa de que se agilicen y se apoye a las personas que solicitamos nulidad para casarnos por la Iglesia y poder comulgar, estar en comunión con Dios y con la Iglesia. Ojalá que esta apertura del papa me ayude a mí”.
Segura de que tiene muchos argumentos a su favor para que su primer matrimonio sea anulado, la entrevistada envió el siguiente mensaje.
“A mí me duele no comulgar, me hace falta. Si el padre (Patricio) Pelayo o monseñor José Guadalupe se enteraran de mi caso, ojalá y me dieran el aliento y la oportunidad de anular mi matrimonio y así poderme casar por la Iglesia. Sé que el Señor está con nosotros, espiritualmente comulgo pero me falta algo… más bien ¡me falta mucho!”.