Habla el padre Ramiro Rochín, director del Instituto Diocesano de Teología de la Diócesis de Ciudad Juárez, sobre la devoción a los ángeles y arcángeles como una práctica desaprovechada por los católicos.
Ana María Ibarra
Con una devoción particular a su ángel de la guarda enseñada por su madre en su infancia, el padre Ramiro Rochín compartió con Presencia la importancia que ángeles y arcángeles deben tener en la vida del católico, ya que como seres de luz, tienen un gran poder de intercesión ante Dios.
“Desde pequeño mi mamá me enseñó la oración al Ángel de la guarda. Desde entonces la sigo repitiendo y siempre encuentro un consuelo muy grande en ese regalo que Dios nos ha dado: un ángel que se dedica exclusivamente a cuidarnos y acercarnos a Cristo”, expresó el padre Rochín, quien alertó a no llevar esa devoción más allá de lo que marca la Iglesia Católica, pues se puede caer en errores que desvían la fe.
Aquí la entrevista.
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¿Quiénes son los arcángeles y como se diferencian de los ángeles?
Los arcángeles son un tipo de ángeles y los ángeles son unos seres espirituales creados por Dios. No sabemos mucho de ellos. Ángel significa mensajero. Arcángel significa un ángel con una categoría superior, como jefe de los ángeles o ángeles principales. Sabemos que hay muchos tipos de ángeles. En los primero siglos de la Iglesia el Seudo Dionisio Airopajita hizo una clasificación muy detallada de los coros angélicos, hoy sabemos que realmente no se puede clasificar de esa manera. Lo que sabemos es que son seres espirituales, cada uno es su misma especie, no como los seres humanos que formamos parte de una sola especie. Los ángeles no, cada uno es una especie en particular. Son más perfectos que nosotros y espirituales. Los arcángeles son una categoría principal de ángeles y son siete, así lo dice el libro de Tobías capítulo 12, versículo 15. De esos siete sabemos tres nombres: el arcángel san Rafael, en Tobías; el arcángel san Gabriel que fue quien dio el mensaje a la Virgen María, y el arcángel san Miguel que, por diversos pasajes de las Escrituras, sabemos que es el jefe de las milicias celestiales. De los otros cuatro no sabemos el nombre. Hay algunos textos extra bíblicos, apócrifos, donde mencionan con mucho detalle otros nombres de los arcángeles pero nosotros no los tomamos como revelación. Arcángeles y el resto de los ángeles, están siempre en la presencia de Dios, y cada uno tiene una misión particular. El 29 de septiembre celebramos a los arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael.
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¿Qué nos enseña la teología sobre lo que representan o deben representar para los católicos?
Los ángeles juegan un papel clave en los seres humanos. En el tratado de antropología teológica que estudia al ser humano desde el punto de vista de la revelación o desde el punto de vista de Dios, se incluye la angelología, el tratado sobre los ángeles, porque los ángeles tienen mucha interacción con los seres humanos, ya sea para ayudarnos o, los ángeles caídos, para incitarnos al pecado. Es importante para los católicos saber cómo relacionarse con estos seres espirituales. Es muy conveniente ser devoto de los ángeles y arcángeles. Dios nos ha dado a cada uno un ángel de la guarda. Un católico sabio debe ser devoto de su ángel de la guarda, es decir, encomendarse a su protección, platicar con él, hacerle alguna petición. Algunos santos aconsejan, si queremos la conversión de una persona, pedirle al ángel de la guarda de esa persona que interceda con esta intención. Con respecto al resto de los ángeles, sobre todo de los tres arcángeles, es muy conveniente la devoción. No hace mucho tiempo se acostumbraba después de cada misa la oración al arcángel san Miguel, jefe de las milicias celestiales, que lucha contra los demonios. Un buen católico debe encomendarse a la protección de san Miguel para que no me engañe aquel ángel caído que es el demonio. El arcángel san Rafael, según algunos pasajes bíblicos, hizo curaciones, protegió en el camino a un personaje e hizo que encontrara a la mujer ideal para casarse. Por lo tanto, la tradición católica clasifica al arcángel san Rafael como protector de los viajeros, de los noviazgos y de los enfermos, es una sana práctica católica encomendarse a san Rafael en alguna de esas situaciones. El arcángel san Gabriel quizá sea el más conocido por el pasaje de la anunciación ya que fue el mensajero de Dios para preguntarle a la Virgen María si quería ser la madre del Mesías. Nos podemos encomendar a san Gabriel para pedirle que seamos muy devotos de la llena de gracia y ser muy marianos. En ese aspecto estas son prácticas muy seguras y muy recomendables.
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¿Por qué hoy los ángeles suscitan interés entre movimientos religiosos como la new age?
R. Creo que es una atracción que ha existido siempre. En todas las culturas y todas las religiones hay seres que serían el equivalente a nuestros ángeles. Existen una serie de libros sobre ángeles pero no con referencia católica, eso es muy atractivo para las personas porque les suena como algo bueno, pero al mismo tiempo como algo que no los compromete. Dirigirse a un ángel con nombres medio raros para que les ayude en sus necesidades particulares, pero sin referencia ni a Cristo (lo cual es muy cómodo), ni a la Iglesia, ni a los sacramentos, lo hace una religión bastante atractiva para el hombre y la mujer de hoy caracterizados por su superficialidad.
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¿Cree que los católicos pasan por alto el poder de intercesión de los ángeles ante el Señor?
R. Sí. Si preguntáramos nos daríamos cuenta que un porcentaje muy mínimo de católicos es devoto a los ángeles que son un regalo que Dios nos da y que lo desaprovechamos, empezando por el ángel de la guarda, cuando todo católico debería tener una relación íntima y muy personal con su respectivo ángel de la guarda, y con los arcángeles y ángeles en general. En muchos prefacios de la Misa se pide unirse a la oración alabando a Dios junto con los ángeles y arcángeles del cielo y todos los coros angélicos, entonces sí debería de ser una práctica de todos los días y lo estamos desaprovechando.
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¿Qué más sugiere en este sentido?
Tener mucho cuidado con prácticas raras, desconfiar de todo en lo que pudiera haber algún peligro de la actuación del enemigo o de los engaños de nuestra propia mente. Aunque en la práctica general no conocemos el nombre de nuestro ángel de la guarda, nos podemos dirigir a él sin la necesidad de saberlo. Lo que aconsejo plenamente es que cuando haya una devoción a los ángeles, como cualquier devoción a los santos e incluso a la Santísima Virgen, siempre debe estar con referencia a Jesucristo, a la Iglesia y a la práctica cristiana a través de los sacramentos. Si vamos a ser devotos de los ángeles, siempre que sea para acercarnos más a Cristo, para ser mejores bautizados y miembros de la Iglesia, y para acrecentarnos en las prácticas propiamente católicas como son los sacramentos.