En esta Cuaresma 2018, sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Juárez ofrecen consejos a los fieles para tener una mejor Confesión…
Claudia Iveth Robles
Por el tiempo de la Cuaresma que vivimos, ya se han realizado en varias parroquias y decanatos de la diócesis Confesiones comunitarias, que, como ha pedido el Papa Francisco, forman parte de una misión de misericordia que debe reforzarse en este tiempo litúrgico.
Estas Jornadas consisten en que varios sacerdotes, por decanato, se reúnen para impartir el sacramento de la Reconciliación, a los fieles que así lo piden en preparación hacia la Pascua.
Pero como muchos fieles algunas veces dudan si hicieron una “buena Confesión” y se preguntan si fueron lo suficientemente específicos o sinceros, decidimos preguntar a varios sacerdotes algunos tips para lograr una mejor Confesión.
Aquí los consejos:
- Vocación cristiana.
La vocación cristiana es llamado a la santidad, es un proceso progresivo para alcanzar “la estatura de Cristo” (Ef. 4,13). La confesión se inscribe dentro de esta visión, no es solamente desahogar mis fallas. Se trata de confesar mi pecado confiando en la misericordia de Dios, con el deseo de retomar el dinamismo que me impulse a seguir trabajando por crecer y madurar en la vida del Espíritu.
Al confesarme puedo pedir al confesor me oriente con medios o herramientas espirituales que me ayuden a seguir madurando o yo mismo sugerir una penitencia que me permita seguir creciendo y discernirlo con el sacerdote, confiando en que “Dios puede siempre sorprenderme y ayudarme más de lo que imagino” (cf. Ef. 3,20).
Pbro. Héctor Villa / párroco de Nuestra Señora del Rosario
- Examen y arrepentimiento.
Hay que hacer el examen bien hecho y con sinceridad, sabiendo que Dios es Padre de misericordia ayuda a ir determinadamente en camino, como el hijo pródigo, a encontrar al confesor.
De ahí sigue un arrepentimiento sincero con el propósito de enmienda. Hay qué pedir a Dios su gracia para el arrepentimiento, pues es también un don su perdón.
Enseguida confesar todos los pecados.
Agradecer y cumplir la penitencia sabiendo que Dios ha sanado las heridas por el Sacramento.
Obviamente hay que procurar reparar los daños causados por las faltas.
Pbro. Jaime Melchor / Formador del Seminario
- Dios centro de la vida.
La mejor Confesión es la que busca poner a Dios al centro de nuestra vida y pedirle perdón por que le hemos ofendido. Al pecar ofendimos un Dios tan bueno que nos ha dado todo de sí para salvarnos. Debemos pedirle perdón con el deseo de transformarnos, de convertirnos, ése es el propósito de la Confesión, y cuidar mucho que no lo hagamos para sentirnos bien con nosotros mismos. Buscar el sacramento para tener paz mental o paz interior sería pecar de egoísmo contra el Señor. La verdadera confesión debe transformar la vida.
Pbro. Felipe de Jesús Juárez /párroco de San Felipe
- Un buen examen.
Hacer un buen examen de conciencia. Al hacerlo pedir la Luz del Espíritu Santo y mientras se hace el examen de conciencia, no olvidar que se está en presencia del Padre que nos ama.
Pbro. Víctor Ortega/ Vicario de Catedral
- Descubrir las causas del pecado.
Quisiera hablar sobre los pecados recurrentes. Con mucha frecuencia las personas vienen tristes, y recurren a la Confesión porque ‘no salen de lo mismo’, y la mayoría de las veces es porque les falta o una buena catequesis sobre lo que es realmente el pecado, o les falta un plan para vencer al enemigo.
Muchas veces las personas no hacen un plan para atacar al enemigo y ese plan consiste en conocer primero las causas que originan el pecado que uno está cometiendo. Ver cuáles son las consecuencias de ese pecado y determinarse a resolver ambas: las causas y las consecuencias. Algunas veces las personas se quedan nada más con las manifestaciones o síntomas del pecado.
Pero se requiere un verdadero examen, asesoría o dirección espiritual y a la hora de examinar que incluya no sólo qué hice y cuántas veces, sino que descubra ¿Cuál es la causa por la que hago eso?; si no descubro la causa, ahí voy a seguir siempre.
Muchas personas, por ejemplo, se (acusan) de criticar o juzgar a los demás, y no se dan cuenta cuál es la causa de eso. Puede que la persona no ha incorporado a su vida el perdón verdadero, aunque venga a confesarse para ser perdonado, en realidad no ha perdonado a Dios, ni sabe perdonar a los demás hermanos.
Si uno no aprende a descubrir la causa de sus pecados, sus confesiones van a ser traumantes, frustradas y va terminar la persona por cansarse y alejarse de Dios y de la Iglesia.
Pbro. Efrén Hernández, párroco de La Sagrada Familia
- Deseo de conversión.
Sobre todo tener deseos de conversión, es lo más importante porque si solamente actuamos movidos por la contrición, puede ser bueno y momentáneo y entonces sucede que continuamente la persona se confiesa, pero no ha ido más al fondo de sí, con un sincero deseo de conversión al Señor y la conversión es un cambio de vida completo.
Hay que pedirlo como una gracia y el Señor lo concede, especialmente en este tiempo de Cuaresma cuando buscamos y la Iglesia nos predica esa conversión de nuestra vida a Jesús.
Pbro. Benjamín Cadena, párroco de San Pedro y San Pablo
- Examen de conciencia.
La clave de una buena Confesión está en el examen de conciencia, unos 15 minutos antes o un día antes de confesarse, conviene recordar cuánto tiempo hace que me confesé la ultima vez y hacer una evaluación de mis pecados, de tal manera que tenga muy presentes los pecados más fuertes y quizás desechar los leves para que la Confesión sea expedita y que vaya al grano.
No olvidar que no soy la única persona que me voy a confesar. A veces hay 15 ó 20 personas que están esperando y a veces contamos historias y todo eso y la confesión no es para eso, el examen de conciencia es la clave de una buena Confesión.
Pbro. Jesús Lozoya/Párroco de Mater Dolorosa
- Corazón abierto
Lo que yo siempre les he recomendado es que confíen siempre en la misericordia de Dios. Cuando uno se confiesa, casi siempre va uno a culparse de algún delito o pecado cometido, pero ya lleva uno el sentimiento de que uno es malo, que no se merece el amor de Dios.
Antes que nada tenemos que ser conscientes de que Dios nos ama, y con base en ese amor es como yo le pido perdón a Dios, pues sé que me ama y me va a perdonar.
Mi recomendación es vayan con un corazón abierto a esa misericordia de Dios, no se sientan relegados de la misericordia de Dios.
Pbro. Humberto Gurrola, Vicario de María Reina del Universo
- Mirarnos a nosotros mismos.
Considero que es necesario aprender a mirarnos a nosotros mismos con la verdad de nuestra vida y pecado, porque sólo así podremos experimentar que somos amados más allá de lo que merecemos.
Es decir, no sólo al momento de hacer nuestro examen de conciencia, sino en el mismo momento de la Confesión. Nombrar al pecado por su nombre y no esconderlo en las generalidades por vergüenza, pues esto impide que la caricia del perdón de Dios toque concretamente nuestra herida.
El pecado es un “no” al amor, de ahí que puede ser oportuno preguntarnos: ¿Qué expresiones, comportamientos, palabras y demás han sido contrarias al amor en mi vida?…
e ir a nuestro Dios y pedirle perdón.
Pbro. Víctor Vega/ formador del Seminario