Mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano con relación a los libros de texto.
Ciudad de México, 21 de agosto del 2023.
Saludamos a todos los sectores de la sociedad frente al nuevo ciclo escolar, con un llamado
de serenidad, concordia y esperanza. Ciertamente todos somos corresponsables de la educación,
por lo que necesitamos diálogo y apertura en un clima de respeto, prudencia y discernimiento.
El 1º de agosto pasado emitimos un mensaje, con el fin de situar la complejidad del Sistema
Educativo Nacional, en nuestros días. Hoy queremos ampliar todavía más la mirada, para señalar que los grandes desafíos educativos (abandono escolar, necesidad de regularizar los conocimientos de nuestros niños y adolescentes, fortalecer la dimensión socio-emocional del alumnado, el cuidado de la primera infancia, la violencia escolar, entre otros), dependen de condiciones todavía más complejas y profundas: el Estado de Derecho; la madurez de nuestra vida democrática; el combate a la desigualdad social y económica; el ejercicio pleno de nuestras libertades pero también del compromiso solidario para cumplir con cada una de nuestras responsabilidades, con los demás y con la creación.
En este gran escenario, debemos colocar en su dimensión adecuada, el tema de los libros de texto
gratuitos (LTG). Los libros son materiales auxiliares en el proceso educativo; la educación se lleva a cabo siempre en el encuentro entre personas: sólo la persona educa a la persona. No minimizamos la importancia de dichos materiales, sin embargo, para implementarlos y cumplir su finalidad se requiere la participación activa de los padres de familia, de los directivos y, por supuesto, de los maestros.
La Dimensión de Educación y Cultura de la CEM, junto con un grupo de académicos, ha revisado los LTG, así como el Plan de Estudio y los Programas Sintéticos publicados, apenas el pasado martes 15 de agosto. A partir de este ejercicio, podemos decir lo siguiente:
- Los LTG en México siempre han requerido de una discusión amplia, ordenada y verdaderamente federal, misma que debió partir de elementos objetivos de evaluación de la realidad educativa de nuestros niños, adolescentes y jóvenes; y por supuesto, después de su elaboración, hacer las pruebas piloto que estaban consideradas. Hoy, frente al nuevo ciclo escolar, el gran déficit es la formación y capacitación de los docentes y directivos. Confiamos en que, con los planes sintéticos, el logro de acuerdos, el análisis, así como la flexibilidad institucional, se abran caminos a la generosidad, el diálogo y la respuesta específica a los educandos. Aplaudimos las medidas subsidiarias de algunas Entidades Federativas, que están generando materiales para la lecto-escritura y las operaciones matemáticas básicas.
- Es evidente que se ha desaprovechado una valiosa oportunidad para responder creativamente al rezago educativo a causa de la Pandemia Covid-19, con la participación de todos los sectores del País. No perdamos la esperanza, impulsemos con alegría y generosidad, nuevos esfuerzos permanentes y sostenidos que salgan al encuentro de los más vulnerables, en este nuevo ciclo escolar. La esperanza se finca en las propuestas y las acciones de bien, más que en una protesta aislada.
- La elaboración de los LTG que se están presentando para este ciclo escolar ha sido irregular. Hemos escuchado la demanda de muchos sectores de la sociedad que manifiestan su preocupación por el hecho de que no se siguió lo establecido en el marco legal, que mandata la participación de los distintos implicados en la educación comenzando por padres de familia, los maestros y demás voces expertas, entre otras irregularidades. Confiamos en que estas limitaciones jurídicas, no sean un obstáculo insalvable para continuar fortaleciendo los procesos educativos de cada comunidad escolar, desde dentro. Asumamos la corresponsabilidad educativa, participemos con generosidad, ejercitemos nuestros deberes y derechos, propositivamente.
- Es evidente la improvisación y confusión en muchos componentes de la versión ahora presentada de los LTG. No obstante, confiamos en la labor que desempeñan en el aula los maestros, quienes con su formación, experiencia y comunicación con los padres de familia podrán rescatar los elementos valiosos para sus alumnos. De ninguna manera podemos compartir los criterios de destrucción de los materiales educativos, sino de corrección y mejoramiento. Como señala el Papa Francisco en el Pacto Educativo Global, no debemos pensar en términos fatalistas y deterministas. No podemos coincidir con posturas que absolutizan el error y que desconfían de la libertad y criterio del ser humano.
- Con relación a los aspectos propios de los contenidos de la educación sexual plasmada en los
LTG, es importante señalar que, al igual que se ha hecho en otros sexenios, prevalece una visión
biologicista y mecanicista del ser humano. Afirmamos que una verdadera educación pide una
concepción integral del ser humano que reconoce, al mismo tiempo, el cuerpo y el espíritu, su dimensión histórica y trascendente, individual y comunitaria, entre otras características esenciales. Por supuesto, creemos que es necesario enseñar sexualidad en las escuelas, sin embargo debe hacerse con gradualidad, de acuerdo a la edad y madurez de los educandos desde los ángulos humanistas, tal y como lo propone la Nueva Escuela Mexicana, en sus campos formativos e interdisciplinarios y no en asignaturas aisladas.
- La educación debe centrarse en la formación de toda la persona, a partir del conocimiento científico que se tiene de ella, dejando a un lado los aspectos ideológicos. El giro pedagógico presente en los LTG debe ser expuesto, dialogado, con sus fundamentos teóricos y prácticos.
Educar es tarea de todos, no sólo de la escuela y no sólo del gobierno. El Papa Francisco nos lo
ha recordado en el lanzamiento del Pacto Educativo Global, recurriendo a un pensamiento africano, que dice: “para educar a un niño, se requiere de toda la aldea”. No olvidemos que tanto nuestra Constitución, como el citado Pacto y recientemente la UNESCO, han pedido poner al centro de la educación, el bien superior de la niñez. Reiteramos, los padres de familia son los primeros responsables de la educación de los hijos.
Como Iglesia respetamos absolutamente las realidades del orden temporal, sin pretender que
se adecúen o respondan a nuestra manera de pensar. Sin embargo, en el ejercicio propio de la
libertad de pensamiento, de conciencia y religiosa –propias de un Estado Laico, moderno y
colaborativo– no podemos dejar de ofrecer nuestra visión del mundo, del ser humano y de la
sociedad, en el concierto de la pluralidad propia de este tiempo global y complejo. Nuestra apuesta es por la construcción de una Nación, en donde el amor venza al odio, a través de la promoción de un desarrollo humano, integral, solidario y sustentable.
Demos ejemplo a todos los niños, adolescentes y jóvenes, de que somos capaces de construir
un diálogo fecundo, sereno y solidario, por el bien de nuestro País. Implantemos la cultura de la
fraternidad, del diálogo y el encuentro en la verdad, el bien y la bondad. Animamos a todas las
comunidades educativas a iniciar este curso escolar con este espíritu.
Ofrecemos nuestra comunión y oración en Jesucristo, Señor y Maestro. Imploramos la intercesión de Santa María de Guadalupe, quien nos enseña a vivir la fraternidad en nuestra casa común.
+ Rogelio Cabrera López/ Arzobispo de Monterrey, Presidente de la CEM.
+ Alfonso Cortés Contreras/ Arzobispo de León, Responsable de la Dimensión de Educación y Cultura de la CEM