Cuando no hay brújula moral, las personas se hacen moldeables, débiles, fácilmente influenciables y con poca capacidad de decisión y responsabilidad… “es precisamente lo que las políticas totalitaristas quieren conseguir, y supongo que ningún padre quiere ver a su hijo así”…
Alicia Beatriz Montes Ferrer/ Autora
El motivo por el que la educación integral del niño, incluyendo en ella el desarrollo moral, es de vital importancia y se encuentra en el hecho de que nos permitirá a los padres y educadores prevenir y detectar problemas y trastornos en el desarrollo, de manera temprana.
No tiene otro fin que el de fortalecer al niño con fuertes convicciones, virtudes que le sustentarán para que cuando llegue la tormenta, que llegará, sepa mantenerse firme y no ir a la deriva, para que crezca con un espíritu que irradie ganas de vivir, para que sea feliz.
¿Se puede vivir?
Sin la educación moral, ¿Se puede vivir?, por supuesto que sí, de hecho muchas personas así lo hacen, pero ante ciertos asuntos que parece que han llegado a sus vidas, así como de imprevisto, te suelen responder cuando les preguntas como están : ‘tirando’, es decir, arrastrándose como pueden, saliendo al paso como mejor saben…sumergidos en una profunda tristeza en muchas ocasiones, en una falsa alegría manifestada en continuas risotadas y bromas o en un sinsentido aplastador…les falta el principal elemento para vivir la vida plenamente: la felicidad, el amor y la alegría que otorgan las virtudes que se transmiten con una correcta educación moral y que son una ayuda insustituible para encontrar el sentido a su existencia.
A su vez, estas personas sin una base moral serán llevadas a merced de la marea ideológica que invita a hacer lo que cada uno quiera, aunque esto suponga en tantas ocasiones pisotear al otro. No sabrán discernir lo correcto, lo bueno, el bien, porque quizás nadie se los ha enseñado con base en una educación relativa.
No debemos olvidar que el niño actúa de un modo espontáneo considerando que el mundo es bueno, que todo está bien, pues no advierte con su tierna edad la maldad que el hombre introduce en este. Es por ello por lo que la falta de una educación moral le impedirá tener los ojos abiertos a la realidad que le espera.
Fuente de sabiduría
Cuando un niño carece de una correcta educación moral, no habrá aprendido a discernir entre lo bueno y lo malo, el bien y el mal y, por lo tanto, escogerá de entre las alternativas que se le muestren (no siempre capacitado con madurez y equilibrio) aquella que considere, según su corto juicio, la más acertada, la que más le gustó o la primera que le hayan presentado delante. Su concepción de la verdad y la realidad está escondida para su conocimiento, sin que pueda apreciar toda su grandeza, tan sólo una parte, muy parcial, en muchos casos y que está enturbiada con intereses que disipan su esencia verdadera. De esta manera podemos encontrar niños que consideran que la verdad es aquello que ellos piensan sin reflexionar sobre ello, o incluso, lo que se les diga en la televisión, aceptado sin ninguna valoración.
Es decir, que estaremos ante un niño moldeable, débil, fácilmente influenciable y con poca capacidad de decisión y de responsabilidad, que es precisamente lo que las políticas totalitaristas quieren conseguir, Y supongo que ningún padre quiere ver a su hijo así.
Precisamente la moralidad, con la búsqueda de los valores y virtudes, otorgan al niño un despliegue de alternativas con una base realista de las opciones posibles con las que deberá de reflexionar para elegir las que más le convengan bajo la meta siempre presente de mejorar, enriquecerse y madurar como persona. Por ello, esta moralidad es fuente de sabiduría, no limita, al contrario, acrecienta el conocimiento. Lo que limita es la ausencia de la verdad, la presentación de una realidad en la que no tiene cabida el mal, ni las repercusiones que las malas acciones tienen hacia los demás.
Graves consecuencias
Cuando hablábamos anteriormente de la educación me referí a esta como la ayuda que se le otorga al niño para que pueda madurar, perfeccionarse y alcanzar su autonomía responsable y su verdadera libertad. Precisamente esta falta de moralidad le hará caer en una tremenda esclavitud, pues no será él quien dirija con la fuerza de la voluntad su comportamiento, sino que este será llevado y originado por la influencia de ideas dominantes, como el caso de la ideología de género, de decisiones políticas y, en general, de lo que se estipule políticamente correcto en el ambiente en el que se mueva, en la sociedad que viva, pero no será entonces una decisión libre y propia, aunque crea lo contrario.
Zygmunt Bauman en su obra, “Ceguera moral”, nos alerta acerca de las graves consecuencias que en nuestra sociedad está causando la falta de moralidad, no sólo entre los políticos, corruptos muchos de ellos, sino también entre toda la población que se deja llevar por esta influencia tan nociva.
En las familias se está incrementando la violencia de adolescentes hacia los padres, con una media de inicio en los 12 años, aumento del abuso de alcohol, drogas, de usos de tecnologías, Internet, sin apenas limitaciones entre los jóvenes. Cada vez más son los padres que solicitan ayuda externa para saber cómo afrontar la situación con sus hijos que se les van de las manos.
Son chicos rebeldes que huyen de la realidad que no les gusta o chicos inseguros que no saben hacer nada sin ayuda.
Falsa felicidad
Las relaciones sexuales más tempranas entre adolescentes y promiscuas son cada vez más frecuentes, la pornografía y masturbación constante, es decir, los adolescentes o jóvenes carecen de la verdadera significación de la sexualidad humana en pos de una idea en la que todo vale y sin pensar en las consecuencias. Esclavos de sus impulsos sexuales.
Embarazos no deseados y abortos entre jóvenes. Pérdida de la propia identidad sexual. Como apreciamos, por la influencia de la ideología de género.
Falta del sentido de la vida, por no tener unas raíces y unos objetivos coherentes que le dirijan su obrar, por no tener una visión trascendente en su vida.
Carentes de juicio y capacidad de discernimiento, serán incapaces de advertir las consecuencias de las decisiones y de tener una postura crítica y reflexiva ante las situaciones.
Son propensos a la impulsividad, la cual es la que maneja sus comportamientos por esa falta de autocontrol que las normas y la moralidad ayudan a obtener.
A su vez, pueden caer fácilmente en depresión cuando ya han llegado a un punto en que nada les satisface…
Esto último será debido, en gran parte, al vacío y la soledad que se puede llegar a sentir. Una persona carente de un orden moral en su vida, se encerrará en sí misma, pues en su obrar lo normal es que busque su propia felicidad y bienestar de un modo egoísta, intentando complacerse, fruto esto del individualismo y hedonismo, que incapacita a la persona a mirar mas allá de sus propios intereses.
Carentes de sentido
Hay jóvenes que viviendo aparentemente una vida libre e independiente no ansían más que satisfacerse con el deporte, el trabajo, los amigos, las juergas, las vacaciones…es un prototipo de joven que utiliza las cosas como un medio para darse el gusto, pero es en realidad una vida solitaria, si en sus relaciones no se entrega profundamente, no en el sentido de darse hasta el límite (buscando el afecto en el fondo), sino en darse por amor incondicional a los demás. Será entonces cuando en el interior sienta un vacío, un sinsabor y una soledad que conlleva graves consecuencias.
Vemos adolescentes los fines de semana en el botellón perdiendo el sentido hasta caer en comas etílicos, consumiendo todo tipo de drogas para probar nuevas experiencias y sensaciones o buscando con quien tener relaciones para satisfacer esa ansia de placer y afecto.
Jóvenes que no saben afrontar los problemas con valentía, con capacidad de sufrimiento y buscan la salida con cosas que le llenen para olvidar, pues falta madurez que tan solo la educación basada en valores y sus virtudes, le pueden sostener.
O jóvenes que salen a la calle a manifestarse en contra de todo lo que está determinado por las instituciones y administraciones públicas, protestando por no saber bien que muchas veces están rebelándose quizás por una sociedad que no ha sabido darles un sentido a sus vidas.
Un armazón fuerte para darle sentido a la vida
Sin embargo, no debemos caer en el engaño de pensar que a todo el que actúa mal le viene de inmediato un sentimiento de angustia. Aquel que no quiere seguir las normas morales, es decir, comportarse correctamente y desobedece tanto en el hogar como fuera, deliberadamente, puede incluso sentir un alivio interior por la liberación que esa acción le provoca. El remordimiento es tan sólo para aquellos que conocen el bien, pero si no se le ha enseñado, posiblemente, no alcance a intuirlo por la gran presión social que barre en contra. Es más, el mal puede incluso llegar a gustar y resultar atractivo, enganchar a los que buscan nuevas emociones y experiencias y de cuyas garras es difícil salir por sí mismo.
La permisividad constante y el atracón continuo de la concesión de placeres, hacen que el niño no sepa que es el autocontrol y la espera para lograr algo. No sabrá contenerse, pues pensará que ahí es donde radica su felicidad. No tiene la virtud de la templanza, así que estará a merced de sus apetencias.
Sobreprotección
Estas acciones son propias de los niños sobre protegidos, fruto de un concepto equivocado del amor hacia los hijos y una incorrecta educación paterna, lo cual provoca en ellos un narcisismo y tiranismo difíciles de eliminar con el tiempo. El creerse dueño y señor de todo lo que tiene alrededor, dominando a incluso la voluntad de sus padres, le reforzara su egocentrismo, pero le debilitará su capacidad madura de dirigir su propia vida.
Son más niños criados sin una autoridad moral que les indique el camino correcto a seguir con esfuerzo y lucha.
Así puede llegar un momento en el que como todo vale, pues no hay bien o mal, como se cree con derecho a hacer lo que le apetezca, al carecer de límites claros en su vida y como el bien para este chico estaría en la felicidad que le otorga aquello que siente como bueno y placentero egoístamente, buscará nuevas relaciones probando con chicos de su mismo sexo e incluso rengando de su propia identidad.
Todo esto, debido a la falta de un armazón fuerte y resistente que la moralidad bien enseñada, le podría haber concedido.
Capacitar a los niños para un proyecto de vida
La conciencia que forman estos valores morales en el niño, le capacita para llevar a cabo su proyecto de vida, sus propias metas que con cierta madurez ya se pueda ir marcando. Para ello ha de experimentar lo que cuesta, el coste de sufrimiento que puede conllevar y así ser capaz de lograr el bien mayor que ansía. Pero el sufrimiento (originado por perseguir un bien mayor) actualmente es un mal que se considera del que hay que huir.
La falta de conciencia moral le incapacita para distinguir el bien del mal, no es capaz de rechazar lo que no le conviene, porque ni lo conoce ni tampoco le importa, pues cualquier cosa es válida si cubre un poco las expectativas, a la vez que, una vez llevada a cabo una actuación, no sabrá asumir con madurez las consecuencias. Un niñoque le pega a otro en el patio del colegiuo porque este le ha llamado “tonto”, considerara que esa acción es justa [porque el otro le ha insultado primero, sin ser capaz de ver y reconocer que él también ha cometido un hecho igual de malo por pegarle. Es más, podrá incluso dejarse llevar por la ira que tenga interiormente, sin control, y provocar serios daños físicos y psíquicos con una paliza al compañero, como vemos que ocurre en el bullyng en algunos centros escolares o alrededores, pero sin siquiera sentir remordimiento por ello.
Dejar la puerta abierta
Llegada una cierta edad, en la adolescencia, el niño estará rodeado de todo un mundo que le influirá, en mayor o menor medida, dependiendo de los valores que haya adquirido desde su infancia y de la fortaleza de ese armazón que haya construido en su interior.
Cuando el niño le invite a tomar alcohol, a fumar canutos, cuando se rían de el por no quedarse hasta más tarde con los amigos de siesta o porque vayan a misa, cuando le inciten a tener relaciones sexuales, o todos menos él, las tenga… tendrá que tener la fortaleza necesaria para afrontar todas y cada una de las situaciones que se le echen encima. Si este niño es frágil y débil interiormente, si no ha tenido una educación fuerte e íntegra, o bien, se dejará arrastrar sin más con las debidas consecuencias arrastradas por esa decisión.
Ante esta debilidad que presentan muchas familias, por tanto, sus componentes, los ideales totalitarios campan a sus anchas, los líderes políticos se frotan las manos y se inmiscuyen en la vida de todo aquel que deja la puerta abierta y si buenas medidas de seguridad, en aquellos hogares que carezcan de fundamentos fuertes según unos valores morales y unas virtudes claras y por supuesto, la tan destructiva ideología de género lo tendrá en bandeja para hacer lo que quiera con sus monigotes.