El Vicario general de la diócesis, padre Armando Benavides, explica el significado del Año Jubilar que la Iglesia vivirá en 2025 y cuya Bula de convocación fue dada a conocer esta semana por el Papa Francisco.
Ana María Ibarra
“Peregrinos de la esperanza” es el lema del Jubileo ordinario 2025 que el papa Francisco convocó oficialmente el pasado 9 de mayo en la Basílica de San Pedro al dar lectura a la Bula de Convocación.
Para conocer sobre este acontecimiento que se vive en la Iglesia Católica Universal cada 25 años, el padre Armando Benavides, Vicario General de la Diócesis, ofreció una reflexión a través de una entrevista con Periódico Presencia.
Origen y destino
El jubileo, compartió el padre Armando, tiene sus orígenes desde la Biblia y es considerado un año de gracia que Dios concedía a su pueblo, tiempo para recomenzar la relación con Dios y con los demás.
“En su origen, la palabra jubileo tiene que ver con el instrumento Yobel, con el cual se anunciaba ese año de gracia. Yobel es un cuerno de carnero que se usa como instrumento, como especie de trompeta la cual se toca para anunciar. El profeta Isaías dice: ‘El espíritu de Dios está sobre mí y me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres y a anunciar el año de gracia’”, citó el sacerdote.
Añadió que en la Iglesia se instituyeron los jubileos para invitar al pueblo a retomar la vida, la peregrinación.
«Tiene varias características muy interesantes. Esta celebración que se iniciará para el próximo año 2025 es la que se celebra cada 25 años por la encarnación de nuestro Señor, si contamos el nacimiento de Cristo en el año cero, ya celebramos el año 2000 ahora sería 2025”, dijo.
El vicario general señaló que este jubileo nos recuerda que toda nuestra vida de fe es una invitación para estar en camino superando límites para ir más allá.
«La vida es un camino que hay que recorrer paso a paso. Jesucristo nos dice: yo soy el camino, la verdad y la vida. Para conocer a Cristo hay que emprender camino, ponerse en movimiento y cuando nos movemos, no cambiamos solo de lugar, sino que también hay una transformación en nosotros. A eso nos invita el Jubileo”.
La meta por alcanzar
Hablando concretamente de las actividades del Jubileo 2025, el padre Armando señaló que está enmarcado con algunas celebraciones de fe, por ejemplo, peregrinaciones, el cruzar la Puerta Santa, sobre todo en Roma, el tiempo de la gracia y las indulgencias, la renovación de la fe, la profesión de fe.
“En la página oficial de internet de este Jubileo hay material que nos ayuda a reflexionar que somos caminantes peregrinos, nos ayuda a pensar también en la meta que está en nuestro corazón, en nuestra alma. Ya San Agustín decía que la meta, si interiorizamos, descubrimos que es Dios mismo”, expresó.
Y citó al obispo de Hipona: “Señor, nuestra alma va a descansar hasta que lleguemos a ti, hasta que descansemos en ti. Nuestra alma ansía llegar a ti”.
Igualmente recordó el Salmo: “como busca la cierva corrientes de agua, así te busca mi alma”.
De esta forma, el padre Armando recordó que todos “tenemos esa meta, pero lo importante es el camino que vamos a seguir: ponerse en movimiento, seguir las huellas de Cristo”.
Propuestas
Para este Año Jubilar, el padre Armando recomendó participar en alguna peregrinación a algún templo, santuario o Basílica, lo cual ofrece una gran riqueza, resaltó.
«El Papa Francisco nos recuerda que así como cuando te vas de viaje te preparas, para el recorrido espiritual también hay que prepararse. El Papa nos sugiere el Año de la Oración que iniciamos hace tres meses. Este año nos ayudará a redescubrir el valor de la oración y se conecta muy bien con el Año del Jubileo”, afirmó.
El vicario general resaltó que este Año de Oración nos adentra a un ambiente de atención a Dios, de escucha de su palabra, de diálogo confiado del creyente con su Señor, de los hijos con su Padre.
Sobre el lema
De igual manera resaltó el lema: Peregrinos de la esperanza.
«La peregrinación tiene como punto de partida la decisión, el deseo de ponerse en pie. Dios nos invita a ponernos de pie y sigamos adelante. A veces perdemos el rumbo. Entonces, es un tiempo favorable para acomodar otra vez la brújula de nuestra vida, o ahora con palabras más modernas el GPS, para regresar al camino que Dios nos invita y que está inscrito en el corazón”.
Reconoció que, en la actualidad, ante la violencia que existe, muchas personas prefieren quedarse en casa, sin embargo, señaló que hay que acercarse y encontrarse con Dios y con la Iglesia, que no solo es un edificio, sino es la comunidad.
“Ser peregrino significa caminar como pueblo de Dios. Caminar juntos, darnos testimonio, apoyarnos, perdonarnos, dejar que la gracia de Dios nos toque y nos ayude a perdonar y a pedir. Eso también es parte del jubileo, la indulgencia”.
Preparativos locales
El padre Armando dijo que en la diócesis se ha iniciado la preparación del Año Jubilar con el Año de la Oración.
“En nuestros ejercicios espirituales de Cuaresma del presbiterio y en el reciente retiro, continuamos con la temática de la oración. Las actividades concretas del jubileo se están preparando para compartir con la comunidad diocesana. Recordemos que estamos en el Jubileo del Seminario por sus 60 años de vida y eso se complementa, porque nos recuerda que como diócesis llevamos un camino”.
Iniciativa de evangelización
El Año Jubilar iniciará el 24 de diciembre de 2024 para concluir el 14 de diciembre de 2025 y está marcado como una iniciativa de evangelización.
“Lo ha tomado en gran parte el dicasterio de la evangelización y ha organizado toda una serie de jornadas. Se ha organizado un día de Jubileo para diversos grupos y personas: para niños, para jóvenes, para adolescentes, para sacerdotes, religiosas y hasta para los gobernantes. Hay un calendario que podemos compartir”.
El sacerdote dejó un mensaje a la comunidad para irse adentrando a este ambiente jubilar.
«La invitación empieza por uno mismo. Me invita a ponerme en camino, como sacerdote, con la diócesis, con el presbiterio, con este hermoso laicado. Puede ser para nosotros un tiempo de dar gracias, un tiempo de renovarnos, de organizarnos como parroquia, como decanatos y tener nuestra propia jornada jubilar y sentir esa misericordia de Dios que nos llena y nos anima a seguir adelante”.
En frase…
El Jubileo es una oportunidad para que salgamos a invitar. Somos testigos para que mucha gente lo experimente, pero no esperar que venga, sino sentirnos enviados por el Espíritu para anunciar este Año de gracia.
Pbro. Armando Benavides