¿Quién no ha caído alguna vez en las manos arrebatadoras de la “pereza”?
En estos tiempos es muy fácil de caer en la pereza, en la ociosidad, la flojera, la desidia e incluso, en la negligencia. ¡Son tantas las distracciones innecesarias que tenemos al alcance de la mano! Nuestro smartphone está siempre cerca, dispuesto a distraernos con una notificación de noticias, un de mensaje de WhatsApp, un email, jueguitos, etcétera, etcétera.
Suena una notificación y, sin darnos cuenta, le prestamos más atención de lo debido, perdiendo así un instante precioso en nuestra vida.
San Juan Bosco, con una frase recuerda lo que algunos Padres de la Iglesia anteriormente expresaron: “La pereza es madre de todos los vicios”, porque ésta, con el debilitamiento de la atención que provoca, abre la puerta a otros vicios que nos oprimen.
La virtud
Lo contrario a la pereza es la diligencia, la constancia, la laboriosidad, la responsabilidad. Y aunque no lo parezca, vencer la pereza es bastante fácil. Solo hace falta tomar la decisión de hacerlo y poner en práctica estos sencillos consejos que nos traen los santos:
Y recuerda el sabio consejo del papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium: “Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida (…) No te prives de pasar un buen día”.
1 Ponerse metas, fijar prioridades
“Cuida el orden para que el orden te cuide a ti” – Agustín de Hipona.
Ponte metas, diarias, semanales, anuales y, por qué no, de “vida”. Trata de cumplirlas. Sé ordenado y si ves que no lo consigues, revalúalas y fija una nueva meta, quizás más realizable.
Una buena organización con metas de cumplimiento, puede ayudar a erradicar la pereza.
2 Minimizar las grandes tareas
“Empieza por hacer lo necesario, luego haz lo posible y de pronto estarás logrando lo imposible” – San Francisco de Asís.
A veces vemos demasiado grande una cosa para hacerla y la evitamos por su espesor, diciendo “es demasiado, nunca lo lograré”.
La estrategia en este punto consiste en dividir una gran tarea en tareas pequeñas, emplear varios ciclos para lograrlo. Simplemente sigue el consejo de san Francisco, comienza poco a poco.
3 Ser disciplinado
“Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.” – Madre Teresa de Calcuta.
Ponerle un horario a todo y tratar de seguir con lo establecido nos ayuda a ser disciplinados y a no caer en la pereza.
4 Ejercítate
“Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo.” – San Francisco de Sales.
Imita a los grandes deportistas, si fallas inténtalo de nuevo y no decaigas hasta lograrlo.
5 Elimina distracciones
“Las distracciones en la vida pueden ser internas y externas. Si uno está distraído en su interior es más probable y posible que quede en condiciones de mayores fragilidad frente a lo exterior” – San Juan Pablo II
Las distracciones deben claramente ser combatidas desde lo interior para no llegar a exteriorizarlas.
6 No te sobrecargues de responsabilidades
“Busca lo suficiente, busca lo que basta. Y no quieras más. Lo que pasa de ahí es agobio, no alivio; apesumbra en vez de levantar.” San Agustin.
No intentemos hacer miles de cosas a la vez, eso del “multitasking” está científicamente comprobado que no funciona. Es mejor hacer una cosa bien y no diez a medias para no caer en el agotamiento.
7 Ser entusiasta con los demás
“El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos.” – Santa Teresa de Ávila.
El dejar el ensimismamiento para llegar al que está a mi lado y me necesita, nos aleja sin dudas del vicio de la pereza.
8 Lo primero es lo primero
“Haz todo por amor y para el amor, haciendo buen uso del tiempo presente, y no estés ansioso sobre el futuro” – San Francisco de Sales.
Deja de lado la procrastinación y no postergues las obligaciones. “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”
9 Descansar, no es pereza
“…porque el descanso no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo.” – San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Y a no confundir descanso con pereza, después de una ardua tarea, de la satisfacción por una meta alcanzada. Es bien merecido tomarnos un descanso, para activar las energías y continuar produciendo.