Hoy, tal vez más que nunca, la cultura porno está afectando la forma en que los estudiantes interactúan entre ellos, e incluso consigo mismos.
Desde el sexting hasta el acoso e incluso el porno de venganza, la forma en que se ha desarrollado la cultura porno en las escuelas de nivel medio no solo es impactante, sino que es bastante triste.
Aquí hay 9 aspectos sobre la cultura porno que se hace presente en las escuelas y todos deben conocer para poder cambiar las cosas.
- Pornografía como introducción al sexo.
En la sociedad actual de expertos en tecnología, el contenido explícito para adultos se puede encontrar prácticamente en cualquier lugar en cualquier momento. Debido a que la nueva generación ha adoptado la tecnología desde una edad temprana, no debería sorprendernos que los niños tengan su primera interacción, y a menudo no intencional, con el porno cuando tienen tan sólo 11 años.
Debido a estas primeras experiencias y al hecho de que hablar sobre pornografía sigue siendo tabú, cada vez más estudiantes de nivel medio recurren a la pornografía para aprender sobre sexo, a menudo antes de su primera interacción sexual en la vida real.
- Sexting es el nuevo coqueteo.
Hoy «enviar desnudos» en un click es oficialmente la nueva forma de coquetear.
El sexting se ha disparado con la existencia de teléfonos inteligentes. De acuerdo a estadísticas, uno de cada 7 adolescentes envía mensajes sexuales y 1 de cada 4 recibe mensajes sexuales. Por ello esto se ha convertido en una forma regular de comunicación.
Los problemas asociados a esto van desde reenvío o intercambio no consensual, o «porno de venganza». Pero un problema mayor es que los adolescentes se sienten presionados o sienten que es necesario o normal enviar fotos sin ropa como moneda social. No consideran los problemas que implica presionar el botón «enviar».
- Porno alienta el trato a las personas como objeto
Es común que los consumidores de porno comiencen a ver a las personas como objetos, simplemente para el entretenimiento, en lugar de verlos como personas. Muchas veces en la escuela donde la pornografía está presente, el respeto por los demás, por las niñas, más específicamente, puede estar totalmente ausente.
También ocurre que los muchachos traten a las mujeres como objetos. Pueden mostrar a sus amigos imágenes explícitas de ellas o usar estas imágenes para obtener favores sexuales y así “un estatus social”.
- Pornografía de venganza
Sextear y enviar desnudos se presta para compartir imágenes sin permiso o, como se le conoce más comúnmente, «porno de venganza», cuando una relación de noviazgo se desvanece.
Un informe reciente mostró que el 12% de los adolescentes informaron haber enviado un mensaje de texto sin consentimiento. Un estudio realizado por la Universidad de Kent muestra que un impactante 99% de las personas encuestadas expresó aprobación a fotos explícitas no consensuadas, que fueron publicadas en línea. ¿Cómo es esto aceptable?
- Doxing, un problema.
«Doxing» es el acto malicioso de buscar y compartir información privada sobre alguien en Internet. Esta práctica ha encontrado su lugar en las escuelas secundarias y preparatorias como resultado probable de la cultura porno.
Un tercio de las adolescentes informaron haber sido acosadas sexualmente en línea, pero el doxing va un paso más allá, donde los jóvenes comparten detalles personales de alguien (generalmente una niña) que es vista como «chica fácil».
- Sexo degradante como norma a seguir
En un artículo del New York Times, algunos adolescentes debatieron sobre ciertos actos sexuales que sus parejas les han pedido que hagan. Una niña dice: «En realidad no creo que a las [niñas] les guste. Lo hacen porque a su pareja le gusta».
El artículo describe un debate similar sobre el sexo anal. Entre los muchachos que informaron haberlo intentado, muchos dijeron que sus amigos los alentaron o se sintieron presionados y competitivos con otros muchachos que lo hacían.
Las niñas de apenas quince años describen a los niños presionándolas para que proporcionen actos sexuales inspirados en el porno que consumen regularmente.
- Acoso sexual y ciber bullying, impulsados por la pornografía.
Con la existencia de las redes sociales, la intimidación y el acoso en línea son mucho más frecuentes y menos manejables.
El consumo de pornografía normaliza seriamente el acoso sexual, convenciendo a los estudiantes de que la atención sexual no deseada es normal y aceptable. Las películas pornográficas que muestran que los hombres abusan verbalmente de las mujeres, enseñan a los hombres jóvenes “cómo tratar a las mujeres” y, quizás peor, a las mujeres “cómo deben ser tratadas”.
- Orilla a las mujeres a belleza irreal (cirugías, dietas)
Uno de los problemas con la pornografía es que no representa con precisión la realidad. Los hombres se muestran como fuertes y dominantes, mientras que las mujeres son retratadas como bellezas perfectas. Esto puede matar seriamente la autoconfianza de los chicos y las chicas, especialmente durante un tiempo en el que hay mucha presión para verse de cierta manera.
Un informe mostró que de 2013 a 2016 la tasa de labioplastia, una cirugía plástica realizada para alterar la apariencia de los labios, los pliegues internos y externos de la vagina, aumentó en más del 100%. No solo eso, sino que el número total de pacientes de 18 años o menos aumentó de 158 en 2013 a 559 en 2016 (253.8% en solo tres años). Es seguro asumir que la cultura porno es una gran parte de por qué este procedimiento está en aumento.
- Varones en dificultad con el sexo real
La disfunción eréctil (DE) ha aumentado en hombres sexualmente activos menores de 40 años, y la pornografía en Internet es la culpable de este aumento, con un número creciente de estudios que muestran una correlación entre la pornografía y la disfunción eréctil. La pornografía también puede hacer que las personas quieran más, haciendo que se sientan insatisfechas con lo que experimentan en sus vidas reales, lo que puede contribuir a los síntomas de depresión y ansiedad.
Desnormalizar la cultura porno
La violencia no es sexy. El acoso no es aceptable. La pornografía de venganza es dañina. La agresión sexual es tóxica. Es por eso que hay que luchar contra la normalización de la pornografía y todos los problemas que conlleva.
Cuanto más aceptamos la cultura porno como norma, más aceptamos las subculturas que respalda, como la agresión sexual, la cultura de la violación, el acoso y la violencia. No tenemos que aceptar el porno como algo normal. Podemos luchar por el amor verdadero.
(publicado en Fightthenewdrug.org)