Ana María Ibarra
La crisis económica y situación social que actualmente se vive en África ha orillado a un buen número de sus habitantes a salir en busca de una vida mejor. Recientemente la ciudad de Tijuana ha recibido a cientos de refugiados que llegaron de Brasil, provenientes de países como Haití y también de naciones del contiente africano.
A principios de noviembre llegaron a Ciudad Juárez dos parejas, con un bebé, originarios Africa.
Lilian y Mathias Verne con su pequeño Woodry, de cinco meses de edad son originarios de la República del Congo, país ubicado el centro de África. Llegaron a la Casa del Migrante de Ciudad Juárez acompañados de Natali y Lemax Petiton, otros paisanos a quienes se les ofreció refugio y comida, incluso atención médica para el pequeño, ya que traía un cuadro de una probable bronquitis.
Entrevistados en la Casa del Migrante, Mathias y Lemax compartieron su travesía desde el Congo hasta Ciudad Juárez, lo que les llevó un poco más de dos años, ya que se quedaron un tiempo a residir en Brasil.
En busca de una vida mejor
Desde que decidieron salir del Congo el plan de estas familias africanas fue establecerse en un lugar donde pudieran vivir tranquilos y con estabilidad económica.
En diferentes momentos, ambas parejas llegaron a Brasil, donde vivieron un poco más de dos años. En el caso de Mathias y Lilian, esperaron ahí hasta que su bebé nació.
“Salimos en el 2013 por problema de economía, para buscar mejor vida. Cuando uno no tiene trabajo, tiene uno que salir a buscar mejor fortuna para la familia y sobre todo por el bebé que está creciendo. En Brasil, cuando llegamos, lo primero fue buscar trabajo para la comida y pagar un techo”, compartió Mathias.
Añadió que tuvieron que salir de Brasil debido a la crisis que también llegó a ese país.
“No es nuestra tierra, no tenemos familia para ayudarnos, así que tuvimos que salir”, dijo Mathias.
“Cuando una persona está viviendo en pareja tiene que asumir las necesidades de la familia y allá no se puede responder a esas necesidades, por eso dejamos el país, para una vida mejor. Nadie deja su pueblo y pasa por estos caminos difíciles sin tener una necesidad, mucha gente murió en el camino, es un riesgo”, dijo por su parte Lemax.
Los entrevistados dijeron que en este momento su destino es Estados Unidos.
“No solo en Estados Unidos se puede vivir bien, pero estamos buscando algo mejor. Por eso tuvimos que salir. Ahorita el bebé está en primer lugar, después que el Señor”, dijo Mathias, quien se profesó católico, aunque luego comenzó a acompañar a su esposa, cristiana, a su iglesia.
El trayecto
Unos meses después de que nació el pequeño, Mathias y su familia partieron de nuevo y recorrieron en tres meses Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala, hasta llegar a México.
“Estudiamos un poco el español pero caminando por todos estos países aprendimos más, ya que en todos estos lugares hablan español”, dijo Mathias.
Compartió que en todos los países que pasaron les ayudó el gobierno ofreciéndoles un permiso para circular por el país y cruzar la frontera, excepto en Nicaragua.
“Fue un poco crítico el viaje pero damos gracias a Dios por que nos dio la oportunidad y la salud para llegar aquí. En todos los países nos ayudaron. En Nicaragua el pueblo nos quizo ayudar, pero el gobierno no. Ahí me asaltaron pero gracias a Dios encontramos personas con un corazón abierto y nos ayudaron a seguir adelante”, compartió.
Por su parte, Lemax agregó que el camino fue muy difícil, principalmente al cruzar por la selva.
“De Colombia hasta Panamá fue muy complicado. Por gracia de Dios cruzamos la selva sin problemas, a veces con un guía y otras veces intentábamos varios caminos. Duramos cinco días en la selva y llegamos a Panamá”, narró Lemax.
Su estancia en México
Las parejas llegaron a México entrando por Tapachula, Chiapas donde les otorgaron un permiso para poder viajar por el país buscando la forma de cruzar a Estados Unidos.
Ya que en ciudades como Tijuana, Mexicali y San Luis Río Colorado, en la frontera con Estados Unidos se encuentran refugiadas varias personas de África, Mathias y sus acompañantes fueron enviados a Ciudad Juárez, donde es la primera vez que reciben a personas de aquel continente.
“Aquí nos encontramos con la dificultad de que no han manejado situaciones como la llegada de personas como nosotros. Ellos nos ayudan en lo que pueden, pero no pueden hacer este proceso para ayudarnos a ir a Estados Unidos como en Mexicali y Tijuana, allá sí tienen este proceso para entregarnos a la migración americana”, compartió Mathias.
Por este motivo, los africanos se trasladarán a Tijuana o Mexicali, en Baja California, o a Sonora, para buscar el apoyo y cruzar a Estados Unidos.
“Este es el último país para entrar a Estados Unidos, pero no hay nada para decir en contra de México. Desde que entramos nos sentimos en nuestro país. Nos tratan muy bien. Tenemos un poco de miedo, no sabemos cómo será el proceso y aquí no saben hacerlo, por eso nos vamos a ir”, dijo por su parte Lemax.
Agradecidos por la ayuda
Agradecidos con la comunidad mexicana, especialmente con las personas de la Casa del Migrante en Ciudad Juárez, las parejas se sienten contentas de haber conocido esta ciudad. “En México hay gente humana que nos ofreció todo. Aquí nos ayudaron, nos abrieron la casa, confiaron en nosotros aunque no nos conocían, no son nuestra familia, delante del Señor todos somos familia, pero en la tierra todo se divide”, reconoció Mathias.
Mathias extendió su agradecimiento ya que cuando llegaron su hijo se encontraba enfermo e inmediatamente lo atendieron en la Casa del Migrante.
“Lo llevaron al médico, le compraron medicina y ya está bien, jugando, brincando. Me siento alegre, feliz por la Casa del Migrante. Le agradezco a esta gente, solo Dios es quien les pagará por el bien que ofrecen a los demás”, finalizó agradecido Mathias.
Para saber…
La Intención de oración universal del Papa Francisco para este mes de noviembre es por la acogida a los refugiados.
“Para que los países que acogen a gran número de refugiados y desplazados, sean apoyados en su esfuerzo por la solidaridad”.
Aquí nos ayudaron, nos abrieron la casa, confiaron en nosotros aunque no nos conocían. No son nuestra familia, delante del Señor todos somos familia, pero en la tierra todo se divide. Le agradezco a esta gente, solo Dios es quien les pagará por el bien que ofrecen a los demás.
Mathias, migrante africano.