Ana María Ibarra
Con la alegría reflejada en sus rostros por haberse encontrado con Dios, 29 mujeres salieron con el espíritu renovado después de vivir un Cursillo de Cristiandad el 1 y 2 de octubre.
Estas mujeres recibieron el llamado del Señor a través de personas concretas y vivieron por primera vez la experiencia de encontrarse con ellas mismas y con Dios.
El Señor sanó su corazón
Martha Cecilia Castañeda pertenece a la parroquia La Santa Cruz y llegó al cursillo con un corazón lleno de conflictos.
“Traía mi corazón muy triste, ahora me voy muy contenta, con un corazón sano, deseando que este cursillo no terminara nunca”, dijo Martha Alicia.
Martha compartió que cuando supo de este cursillo, sin pensarlo decidió asistir, pues fue como un llamado de Dios a su corazón.
“No le expliqué nada a mi jefe, solo le dije que tenía que faltar estos dos días y no me arrepiento”, compartió.
Aunque asegura que no puede explicar con palabras esta experiencia, Martha dijo que al llegar sintió miedo, pero luego fue sintiendo alivio y tranquilidad.
“Aquí no piensas en nada, ni en problemas, no sientes cansancio, se siente mucha paz”, añadió para luego invitar a quienes no han vivido un Cursillo a que lo experimenten, pues es “una experiencia muy hermosa”.
El cursillo
Como respuesta al llamado del Papa Francisco, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad se acerca a los más alejados con el objetivo de evangelizarlos a través de los temas que se imparten durante el cursillo.
“La temática principal es que estas mujeres tengan un encuentro personal con ellas mismas, con Dios y a la vez con la Iglesia para que se incorporen en ella”, dijo Irma Palmas, integrante del equipo.
“Las candidatas a cursillos vienen cargadas de muchas situaciones propias de la vida. Aquí se transforman y nosotras nos gozamos de ver cómo el Señor se manifiesta. Al sentir ellas mismas al Señor, deciden transformar su vida, su ambiente, su familia. Eso nos entusiasma en el servicio”, expresó.
Después de este encuentro, las nuevas cursillistas son invitadas a un post cursillo que les ayuda a hacer vida lo que descubrieron y son invitadas a continuar en el camino de la Iglesia.
Persevera en MCC
Hilda Macías vivió su cursillo hace dos año motivada por la alegría que reflejaban quienes ya eran cursillistas. Después de esa experiencia Hilda se encuentra contenta y perseverante tanto en el movimiento como en su comunidad de San Juan de los Lagos.
“Mi vida era gris. Iba a misa pero empecé a sentir la necesidad de algo más, de no conformarme con mi vida de problemas. Cuando viví mi cursillo me di cuenta que era lo que andaba buscando. Quisiera que toda la comunidad viva un cursillo, en él van a encontrar algo maravilloso. Los invito a que se den la oportunidad de vivirlo”, dijo.