Ana María Ibarra
Una semana antes del Viernes Santo, también llamado Viernes de Dolores, Hugo Balandrán celebró en su hogar, por sexto año consecutivo, a la Virgen de los Dolores con quien está agradecido por los favores recibidos.
La conmemoración ocurrió el pasado viernes 7 de abril, cuando, durante todo el día, Hugo recibió a familiares, amigos y vecinos, quienes lo acompañaron a rezarle a la Virgen Dolorosa y luego en la celebración con una Misa de acción de gracias.
Desde su niñez
Sin recordar bien en qué momento nació su devoción a la Virgen de los Dolores, Hugo compartió que fue en su infancia cuando su madre le platicó que en Catedral se encontraba una imagen de la Virgen vestida de negro, lo que llamó su atención.
“Mi mamá me platicaba que el Viernes Santo exponían a la Virgen vestida de negro y me quedé con esa curiosidad de conocerla. Cuando jugaba con mis carritos hacía mis peregrinaciones y le ponía a la virgen un manto negro. A los trece años pude ir a Catedral a ver la imagen”, recordó Hugo.
Añadió que ese día, hace quince años, con sus ahorros compró una imagen de la Virgen de los Dolores, la cual ha permanecido con él.
“Desde entonces he caminado con ella. Pertenezco a la comunidad de los salesianos y ahí la devoción es a María Auxiliadora, pero mi devoción es a la Virgen de los Dolores”, expresó.
Devoción Familiar
Con ese amor a la Virgen de los Dolores, Hugo y su familia han puesto en sus manos todas sus necesidades y dificultades para que interceda por ellos y ante los favores y milagros recibidos, hace seis años inició en su hogar una reliquia a la Dolorosa.
“Estuve dos años en depresión y por medio del rezo del Rosario a la Virgen de los Dolores y el rezo de la Coronilla conseguí salir de esa depresión. Ella se me presentaba en sueños y me hablaba. Reconocí que era ella, la Virgen de los Dolores”, compartió Hugo.
Agregó que su hermano tuvo un problema judicial y la Virgen lo libró de la injusticia, y a toda la familia los ha ayudado en muchos problemas.
“Es una devoción familiar, y ahora también de los vecinos y amigos que me acompañan”, dijo contento.
En la reliquia, la madrina de Hugo lo acompaña llevando una imagen de la Dolorosa, hecha de madera, con una antigüedad de 100 años.
Día de orar y compartir
Durante el día, Hugo y su familia reciben a la gente que acude a venerar a la Virgen de los Dolores y le ofrecen comida, agua de horchata, jamaica o limón, así como paletas de hielo o un cono de nieve.
Igualmente hacen oración a la Virgen Dolorosa con el rezo del Angelus, la Coronilla de la Misericordia, el Santo Rosario, la meditación de los Siete Dolores y finalmente la celebración de una misa de acción de gracias presidida por el sacerdote salesiano Arnulfo Fajardo.
Al Altar de Dolores acudieron danzas de Matachines para danzar a la Virgen, al igual que un coro que acompañó a María con su canto.
“Me siento feliz, me llena de alegría cuando llega a la gente con sus peticiones. Tenemos un cuaderno para que hagan sus peticiones y las colocan en altar de la Virgen. Al final del Rosario quemamos esas peticiones para pedir su intercesión”, finalizó Hugo.