Hace unos días en la Catedral, el obispo presidió la celebración de la Noche Santa y proclamó junto a los fieles la Resurrección de Cristo.
Ana María Ibarra
Con signos visibles como el fuego y el agua, buena parte de la comunidad de Ciudad Juárez celebró el pasado sábado 15 de abril la Resurrección del Señor a través de la celebración de la Vigilia Pascual Diocesana, presidida por monseñor José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, quien presidió la más bella de las fiestas en el templo de Catedral.
Fuego Nuevo
En el atrio de la Catedral se encendió el fuego nuevo, mismo que fue bendecido por el obispo en lo que es llamada la Noche Santa, noche en que la Iglesia invita a todos los cristianos a velar en oración para conmemorar la Pascua del Señor.
El obispo realizó la oración de bendición del fuego y enseguida trazó el Cirio Pascual, signo de la luz de Cristo, principio y fin, Alfa y Omega, para después encenderlo.
Acompañado de los sacerdotes Eduardo Hayen y Jesús Ramírez, párroco y vicario de Catedral, respectivamente, el obispo entró a la Catedral y delante de ellos el Cirio.
En su camino por el pasillo central del templo, el obispo entonó en tres ocasiones “Luz de Cristo”, a lo que el pueblo respondió: “Demos gracias a Dios”, al mismo tiempo que se compartía el fuego a los fieles.
Al llegar al altar, el diácono Víctor Ortega entonó el Pregón Pascual.
Liturgia
En la primera parte de la Liturgia de esa noche de Vigilia, se leyeron los textos del Antiguo Testamento que narran la historia y el camino de la Salvación.
Al concluir este momento, el obispo entonó Gloria y las luces del recinto se encendieron a la vez que sonaron las campanas.
La liturgia continuó con las lecturas del Nuevo Testamento, y los diáconos anunciaron al obispo el “Aleluya”, mismo que fue entonado por el obispo.
Enseguida, el diácono transitorio Víctor Ortega proclamó el Evangelio.
Alegría del Resucitado
“¡Qué hermosa noche estamos viviendo, qué hermosa vigilia, porque esta esta noche el Señor resucitó!. La noche estaba tranquila pero, dice el texto, se oyó un estruendo. Con ese estruendo la naturaleza y los ángeles dieron la noticia”, expresó el obispo.
En la fe, agregó, el cristiano también participa del paso de la muerte a la vida de Dios; de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios.
“Hoy también vivimos esa experiencia del paso del Señor de la muerte a la vida, del fracaso a la victoria. ¡Cristo ha vencido a la muerte, ha salido victorioso! ¡Aleluya! Alabemos al Señor victorioso, triunfante. Esta noche es la madre de todas las noches”, exclamó monseñor Torres.
El obispo invitó a los fieles a unirse a la alegría del Resucitado y, a ejemplo de las mujeres, ir a todas partes y anunciar con la palabra y el testimonio, que Cristo ha resucitado.
“La fe en Cristo muerto y resucitado es de alegría y de gozo. El cirio es símbolo de Cristo, luz de los hombres y del mundo, Él nos da la luz para nosotros ser luz y entregarnos a los demás. Los invito a vivirla con los hechos, con el testimonio”, invitó el obispo.
Promesas bautismales
Al terminar la homilía, el obispo bendijo el agua que los fieles llevaban y el del bautisterio. Nuevamente, la comunidad ahí reunida tomó fuego del Cirio Pascual para encender sus velas y renovar sus promesas bautismales.
Después de la renovación, el obispo y los sacerdotes bajaron del presbiterio y recorrieron los pasillos rociando a los fieles con agua bendita en recuerdo de su Bautismo.
Antes de la bendición final dijo el obispo: “Los motivo para que prolonguemos nuestra Pascua permanentemente en nuestras vidas”.