Mons. J. Guadalupe Torres Campos
Excelente domingo tengan. Dios multiplique su amor, gracia y bendición en cada uno de ustedes. Les saludo con mucho amor de padre y pastor.
Empezamos diciembre, último mes del año, fiestas. Al escuchar diciembre todo evoca fiestas, todo evoca signos alegres, es un mes muy intenso y hermoso, pero también es un mes que nos puede presentar distracciones, tentaciones que conviene advertir para no caer en lo superficial o en lo meramente llamativo externo, sino que realmente nos centremos en lo más importante: Cristo, la Navidad, el nacimiento del Salvador.
Hoy domingo, primer domingo de Adviento, iniciamos un nuevo año litúrgico, por eso comienzo mi reflexión con la antífona de este domingo que nos ambienta todo el caminar de este tiempo.
Dice la antífona: ‘a ti levanto mi alma, Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado porque a ti levanto mi alma, que no triunfen mis enemigos, pues los que esperan en ti no quedan defraudados’. Es importante tener esa actitud: volver nuestra mirada a Dios, por eso en la oración colecta decimos: ‘concédenos Dios el deseo de salir acompañados de buenas obras al encuentro de Cristo’.
Serán domingos de Adviento para prepararnos al encuentro de Cristo que viene, que nacerá, que viene hacia nosotros. Por eso en el Santo Evangelio de san Mateo que escuchamos este domingo, dos indicaciones muy importantes: dice una, estar en vela, despiertos, orando, atentos, porque no sabemos el día en que viene el Señor. Y luego, dice al final del evangelio: estar también preparados. En vela y preparados. Meditando, orando, contemplando en el espíritu, fortalecidos en la oración y preparados con actitudes, con obras buenas, siendo positivo para que el Señor venga.
Por eso San Pablo en la segunda lectura nos habla de que parte de esa preparación es un cambio, prepararme desde el Espíritu pues el día está cerca, y dice San Pablo ‘dejemos las obras de las tinieblas’ -¡qué importante!- y pongámonos las armaduras de la luz’.
Estos cuatro domingos de Adviento nos invitan en vela a prepararnos dejando nuestra vida de pecado, todo lo que haya de tinieblas en mi, dejarlo, y poder revestirnos de las armaduras de la luz. Importante mantenernos en esta preparación y con alegría, por eso hemos cantado en el salmo ‘Vayamos con alegría al encuentro del Señor’, no tristes, no con la cabeza baja ni sin esperanza ¡no!, ¡vayamos con alegría al encuentro del Señor!, dice Isaías, a ese Señor que viene y nos instruirá, a ese Señor que viene y nos juzgará; con amor, pero con rectitud, a ese Señor que viene y nos trae la luz.
Yo los invito, queridos hermanos, dispongámonos a vivir este tiempo de Adviento.
En diciembre tendremos dos fiestas importantísimas de María: el 08 de diciembre, la Inmaculada Concepción y el 12 de diciembre, Nuestra Señora de Guadalupe. María, figura importante del Adviento, ya los siguientes temas dominicales tocaremos a María, la presencia de María en el Adviento, en nosotros.
Y luego vienen las posadas que hay que prepararnos a vivir, pero las posadas cristianas, no posadas mundanas. Desde hoy se los digo claramente que no nos dejemos atrapar de las posadas entre comillas, porque no tienen nada qué ver con las posadas. Hagamos posadas, pero cristianas, católicas, de espiritualidad, de gozo, de alegría, de ponernos en las manos de Dios y disfrutar, convivir sanamente, para así llegar preparados al encuentro del Señor en Navidad. Parece lejos, casi un mes, pero ya está aquí y hay que estar atentos, estar preparados, estar en vela. No nos dejemos distraer por el mundo, por lo comercial, por lo material, por lo fácil, por lo cómodo. Centrémonos. Centremos nuestra vida en Cristo en el Señor que viene y nacerá en nuestra vida y en nuestros corazones.
Es tiempo de oración, es tiempo de acudir con más frecuencia a la Eucaristía, sobre todo los domingos, ojalá también entre semana, ir al Santísimo, confesarnos, prepararnos en todo.
Sobre la III Asamblea
Por otra parte quiero compartirles que hemos vivido nuestra asamblea diocesana, han estado participando estos días pasados en la Parroquia de El Señor de la Misericordia los sacerdotes, diáconos, seminaristas, fieles, laicos y nos hemos reunido a trabajar por comisiones y dimensiones. Son muchas las dimensiones, como 32, pero hemos seleccionado 14 como prioridad. Así es que han trabajado intensamente en las dimensiones para ver este paso de la situación de nuestra realidad en la vida de la Iglesia, en la sociedad, en el mundo. Eso con base en una dinámica de grupo FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) hemos sido muy realistas.
Hay situaciones que nos duelen, que nos cuestionan, que nos interpelan, que seguramente no hemos estado haciendo bien. Hay fortalezas muy fuertes que nos animan, hay esperanzas, hay gozos, hay luces, hay retos también muy importantes. Todo esto lo iremos comentando y lo iremos danto a conocer a toda la diócesis.
Por lo pronto les comparto que hemos vivido estos tres días de asamblea muy intensos e interesantes, con grandes frutos. Seguimos en el proceso, seguimos hacia adelante.
Dios los bendiga , cuídense mucho. Los quiero y les doy mi bendición. La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo permanezca siempre con ustedes.
Felices fiestas decembrinas, vivan bien unidos a Cristo.