Diana Adriano
La comunidad de San Mateo se llenó de alegría y fervor el pasado mes de abril, con la visita pastoral de la religiosa Sirenia Delgado, coordinadora del Grupo Unión Eucarística Reparadora (UNER) de México, quien llegó a la celebración del décimo aniversario del grupo local conocido como Marías del Sagrario y Discípulos de San Juan.
La religiosa invitada compartió enseñanzas y guio momentos de reflexión sobre la importancia espiritual de la Eucaristía en la vida de los fieles, así como atestiguó la incursión de dos nuevas integrantes al grupo.
Mary González, coordinadora local de este grupo, recordó que el objetivo de la UNER es impulsar y ayudar a la comunidad a acoger, vivir, contagiar y proclamar la vida que brota de la Eucaristía. Esto bajo el carisma recibido por su fundador, San Manuel González García.
Reliquia y más integrantes
La entrevistada recordó que el grupo ‘Marías del Sagrario y Discípulos de San Juan’ comenzó en la diócesis local el 25 de febrero de 2013, específicamente en la parroquia san Mateo.
Dijo que la visita de la hermana Sirenia tuvo un significado muy especial, ya que trajo consigo una reliquia de primer grado del santo fundador, San Manuel González
“Nuestro fundador nos dejó como mensaje espiritual recordar siempre que ‘Jesús está solo’ y que no debemos dejarlo abandonado”, dijo.
Explicó que esto las llama a comprometerse en la adoración eucarística, misión que llevan a cabo todas las integrantes del grupo.
La visita de la reliquia y la presencia de la hermana Sirenia en San Mateo fueron recibidas con gran entusiasmo por parte de la comunidad, que también atestiguó la incursión de dos nuevas integrantes en el grupo, quienes recibieron sus distintivos de parte del párroco, padre Aurelio Saldívar, y de la hermana Sirenia, en una misa especial.
Acompañar a Jesús
Como se sabe, el 2 de febrero de 1902, San Manuel fue enviado en misión a Palomares del Río, en Sevilla, España, momento que marcó el inicio de su conexión con la Eucaristía y su compromiso con la reparación del abandono de Dios.
En Palomares del Río, San Manuel encontró al Santísimo en abandono y dejadez, lo que impactó profundamente su corazón.
Fue así como, mientras oraba ante el Sagrario, en medio de esa desolación, San Manuel tuvo la revelación que transformó su vida y lo llevó a fundar una misión de promover la adoración eucarística y hacer compañía en los sagrarios, así como enseñar el papel vital que desempeña el hecho de ofrecer tiempo y oración ante Jesús sacramentado.
“Nuestra misión es reforzada nuevamente para hacerle compañía a Jesús en los sagrarios y reparar su abandono”, expresó Mary.