Diana Adriano
Con la llegada de las vacaciones, los niños pueden llegar a vivir un estado de ocio, sin actividades estructuradas que mantengan su mente activa. La maestra Ivonne Reyes Ornelas, una docente jubilada con 30 años de experiencia, comparte consejos para llevar a los niños a un verano enriquecedor con la lectura.
Para la educadora, leer es una manera entretenida y amena de educar a los niños y por ello es crucial inculcar el hábito de la lectura desde temprana edad, ya que aporta innumerables beneficios al desarrollo de la persona.
“La lectura ayuda a los niños a desarrollar su imaginación y a aprender sobre el mundo que les rodea”, afirmó.
“Además, leer mejora el vocabulario, enriquece la lingüística, fortalece la memoria y la concentración. Todos estos aspectos contribuyen a una mayor agilidad mental y un aumento en la cultura general, beneficiando así el rendimiento académico”, abundó.
Otro de los beneficios destacados por la entrevistada es que la lectura permite a los niños expresar mejor sus ideas y sentimientos, lo cual ayuda a que tengan una mayor empatía, ya que les ayuda a comprender mejor a los demás y a ser más tolerantes.
“La lectura no solo es una forma de entretenimiento durante las vacaciones, sino también una herramienta fundamental para el crecimiento personal”, remarcó.
De esta manera, dijo que aprovechar este tiempo de asueto para fomentar el hábito de la lectura puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo integral de los niños.
Y ante el inminente inicio de las vacaciones, la educadora compartió con Presencia algunas recomendaciones de lectura para este período:
1.Para bebés: texturas
Ivonne quiso sugerir lecturas comenzando desde las etapas iniciales. Dijo que para los bebés existen libros con texturas, diseñados especialmente para que los niños comiencen a identificarse con el mundo a través del tacto. “Eso favorece su desarrollo psicomotor”, expuso.
Asimismo, dijo que para los niños más pequeños son esenciales los libros con dibujos grandes y funciones adicionales.
“Las funciones adicionales pueden ser solapas, pestañas y ruedas giratorias. Son ideales para niños que aún no saben leer, ya que se relacionan más con las imágenes y las texturas. No importa si están en otro idioma, porque las imágenes facilitan la comprensión”, dijo.
2.Para niños: los clásicos
La maestra Ivonne sugirió que una vez que los niños están en el proceso de aprender a leer, es esencial proporcionarles libros adecuados a su edad.
Ivonne recomienda libros en español con letras grandes, imágenes y dibujos atractivos. Mencionó específicamente los libros de la Editorial Selector, que incluyen adaptaciones de obras clásicas como «Los Miserables» y «El Fantasma de la Ópera», diseñadas especialmente para facilitar la comprensión y disfrute de los niños.
La educadora enfatizó que comprar libros no debe verse como un gasto, sino como una inversión en el desarrollo intelectual y emocional de los niños.
- Herencia: Libros religiosos adaptados
La maestra señaló que, aunque es común regalar biblias a los niños en su primera Comunión, esta lectura puede resultar pesada para ellos. Por ello, recomendó buscar libros religiosos adaptados, que sean más accesibles y comprensibles para los pequeños.
Destacó que estos libros permiten a los niños aprender sobre su fe de manera más adecuada a su nivel de comprensión y pueden ser leídos en familia. “Este tiempo de lectura en familia se convierte en un acto de transmitir una herencia espiritual invaluable, fortaleciendo los lazos familiares y la formación de los niños en la fe”, dijo.
Un hábito positivo y agradable para los niños
Por último, Ivonne destacó que hay libros muy económicos disponibles, lo que facilita el acceso a una variedad de lecturas.
«Es fundamental que el niño vea la lectura como una actividad placentera y no como una obligación», señaló la educadora.
Invitó a los padres de familia a explorar y leer diversos tipos de libros con sus hijos, fomentando así un amor por la lectura que les acompañará toda la vida.
“Esta variedad en las lecturas no solo enriquecerá su conocimiento, sino que también hará que la lectura sea una experiencia divertida y gratificante”, finalizó. (Presencia)
Leer ¡Desde la cuna!
Con frecuencia, quien ha probado las alegrías de la lectura desde la cuna, tendrá más probabilidades de apasionarse por los libros.
“Axelle tiene 2 meses… ¡y ya tiene historietas de tela en su cama!”, confiesa Corinne, madre de cuatro hijos. “El libro es un maravilloso medio de entusiasmar a los más pequeños. Recomiendo a los padres mostrar libros a sus niños lo antes posible, a partir de los 8 o 9 meses”, aconseja.
“¡Es importante hacerles descubrir el placer del libro antes de la lectura! Manipulando el objeto, jugando con él, apropiándose de él, el pequeño experimenta emociones y se impregna de sensaciones nuevas. ¡No olvidemos que el niño es una esponja que absorbe todo lo que le da el adulto!”, aconseja una directora de biblioteca.
Sin embargo, el interés del objeto llega más lejos. Mirar un libro es la oportunidad que tiene cualquier niño de abrir un paréntesis de ternura y complicidad con el adulto.
“Vean al niño sentado en las rodillas de su madre para escuchar el cuento que le va a contar: en sus brazos tranquilizadores, va a entrar en el misterio de la lectura”, explica María Lemaire, psicopedagoga para quien el papel de los padres es esencial para introducir al niño en la lectura.
Entonces, corresponde los padres tomarse en serio el despertar literario de su progenie. Cada uno tiene su propio método y ritmo, la cuestión es creer en ello y dedicarle tiempo.
Lectura y pantallas
El libro es un extraordinario pasaporte para la evasión que todo padre y madre desean transmitir a sus hijos.
Pero este objetivo no es tarea fácil en una época en la que la biblioteca está peligrosamente maltratada por la televisión, los videojuegos y otras herramientas digitales. En la era de las triunfantes pantallas, no es fácil convencer a los pequeños para que se sienten con un libro.
“Me resulta extremadamente difícil separar a mi hijo de las emisiones del miércoles”, se queja Isabelle, que reconoce: “Es mucho más tentador pulsar un botón que agarrar una novela”. ¡Esa seductora facilidad que ablanda el sentido del esfuerzo!
Sin embargo, hay que cuidar no demonizar las nuevas tecnologías. Tienen un papel educativo indiscutible y forman parte de la vida diaria de los jóvenes.
Los medios digitales y la lectura se complementan, aunque el libro tiene un valor irreemplazable: permite reflexionar, desarrolla la creatividad y la iniciativa. (publicado en Aleteia)