Invitados por el rector como una forma de recuperar la historia y agradecer su contribución, profesionistas que participaron en el diseño y construcción del Seminario visitaron sus instalaciones…
Ana María Ibarra
Personalidades importantes para la vida del Seminario Conciliar de Ciudad Juárez y de la Iglesia local visitaron el pasado 29 de mayo las instalaciones del llamado corazón de la diócesis.
El Ingeniero Adolfo Álvarez y Miguel Montes, quienes movidos por su espíritu cristiano dieron un aporte profesional para la construcción del Seminario, se reencontraron con monseñor Payán, ícono en la diócesis como fundador y por resguardar en su mente la historia de esta Iglesia particular.
Ellos fueron recibidos por el rector Juan Manuel Orona, quien en nombre del obispo y de la comunidad del Seminario les dio la bienvenida y un agradecimiento por su labor.
Encuentro fraterno
El motivo de tan especial e histórica visita fue principalmente reconocer y mostrar el esfuerzo que cada uno ha hecho por la diócesis, la ciudad y las familias.
“Me quiero atrever a ser la voz de muchas personas para reconocer su huella, su trayectoria, el corazón, el amor, la fe que les pusieron a tantos trabajos de los que ahora nosotros disfrutamos y somos herederos. Les agradezco que estén aquí”, dijo el rector visiblemente emocionado.
En este encuentro fraterno, el padre rector platicó con los visitantes para conocer más de la historia del Seminario como institución de importancia no sólo para la Iglesia, sino para toda la ciudad.
El ingeniero Alvarez compartió que a su llegada de Camargo conoció a monseñor Baudelio Pelayo, quien construyó el templo de Catedral.
“Hubo un problema con la cúpula. Se tumbó y se rehabilitó Catedral. Ahí conocí al padre Payán. Empezamos la primera obra que fue el obispado, después siguieron otras obras”, dijo quien es uno de los constructores del Seminario.
Por su parte, monseñor Payán habló sobre las influencias en el diseño y construcción del Seminario local, ordenado e impulsado por don Manuel Talamás Camandari, primer obispo de la diócesis.
“Los que participaron más en este proyecto fueron ingenieros y arquitectos de Chihuahua. Había algo físico que ellos contemplaban y posiblemente ahí venga algo de la estructura inicial, pero con otro proyecto”, aclaró monseñor refiriéndose al Seminario de Chihuahua, también impulsado por don Manuel.
Obras católicas
Trayendo a la memoria que en sus inicios el Seminario se encontraba en un área alejada de la ciudad, los visitantes compartieron la importancia de la obra para la comunidad.
“Todo mundo dio gracias por haber decidido que se construyera”, dijo el ingeniero Álvarez, mientras que monseñor Payán resaltó el impacto cívico que también tuvo la creación, en 1959, del obispado.
“Fue un impacto fuerte desde el punto de vista de presencia de la fe en contraposición de la fuerza que tenía en aquel entonces, con todo respeto lo digo, los señores masones. Cuando se construyó el obispado y se puso: Casa de Gobierno Eclesiástico, fue un golpe anímico que trajo protestas de estos grupos”, recordó sobre lo que llamó “un edificio notable fuera del contexto propio de toda la ciudad”.
En la charla, donde compartieron también las dificultades enfrentadas, salió a relucir el nombre del arquitecto Oscar Sánchez Cordero, otra pieza importante en en la construcción del Seminario.
“Fuimos 20 años socios. Él y yo compartimos muchas obras aquí en Juárez”, dijo don Adolfo.
Monseñor Payán reconoció que en los tiempos en que fueron construídos los emblemáticos edificios eclesiásticos, tanto el ingeniero Álvarez, como el arquitecto Sánchez Cordero, eran profesionistas reconocidos, el primero como experto en estructura, fortaleza de los edificios y seguridad, y el segundo como diseñador y creador.
Creador del retablo
Entre los visitantes de esa tarde también estuvo Miguel Montes, quien diseñó el retablo de la capilla principal del Seminario, y en la charla dijo refiriéndose al ingeniero Álvarez y al arquitecto Sánchez:
“Don Manuel pensó en lo mejor que había en Ciudad Juárez a nivel profesional, personas de gran calidez humana, personas de fe, de amor a Dios y a la Iglesia”.
Y sobre la creación de Miguel Montes, el padre Orona reconoció que sin duda lo más bello al entrar en la capilla, “además de la majestuosidad de la arcada, es el mural”, lo que mereció aplausos de los asistentes y estas palabras de su creador:
“Fue una inspiración que cada vez que lo recuerdo me llena de alegría por todos los detalles, porque cada detalle tiene un significado especial. Lo que me inspiró más que nada fue que monseñor Talamás tuvo mucha confianza en mí, porque me invitó a esto y a diseñar los murales de Catedral”, dijo Miguel, mientras el ingeniero Álvarez le expresó:
“Voy a llorar al ver esto. Ya no me acordaba de tanto detalle, eres un mago”.
Rector y visitantes se despidieron con nostalgia, pero llenos sus corazones de cariño, agradecimiento y satisfacción.
Frase…
“Siento una alegría enorme al ver de nuevo la inspiración que, uno no sabe cómo viene, pero llega. Verlo nuevamente plasmado es una belleza, es una alegría enorme”.
Miguel Montes, creador del retablo de la Capilla de Seminario.
Para saber…
Cabe mencionar que el ingeniero Álvarez, próximo a cumplir 95 años, tenía más de diez años sin visitar la casa de formación; mientras que Miguel Montes de 87 años, que diseñó también el viacrucis y los murales de las paredes exteriores de la capilla del Seminario, dijo no haber pisado el Seminario desde hace 50 años.