Ana María Ibarra
Con gran alegría y amor, la comunidad parroquial de Santa Cecilia celebró el pasado 2 de febrero la presentación del Niño Jesús en el templo y realizaron el arrullo al Niño Dios, en la fiesta llamada Día llamado de la Candelaria, en la que los fieles portaron velas encendidas reconociendo a Jesús como Luz del mundo.
Dios hecho niño
Al inicio de la celebración, los fieles mantuvieron sus velas encendidas mientras escucharon las lecturas del día, donde se narra la presentación del Niño en el templo, llevado por María, quien escuchó las palabras de dos ancianos, Simeón y Ana.
En su homilía, el padre Aurelio Saldivar, párroco de Santa Cecilia, recordó las fechas previas a esta fecha de la presentación, Adviento, Navidad y la Epifanía.
“María, como Madre del Salvador llevó al templo al niño. Ahí se encontraban dos ancianos que esperaban al Emmanuel. Seguro miraron muchos niños de castas muy altas. Esperaron muchos años, pero al llegar María con Jesús se percatan que es el Mesías, y le hacen saber a María lo que le habría de acontecer”, explicó el padre Aurelio.
El sacerdote dijo que Jesús no solo es un Niño como cualquier otro, sino que es Dios.
“A Él, a quien muchos nos ha salvado, hoy nos consagramos, le entregamos nuestras necesidades por muchas que sean”, aseveró.
Levantan el niño
Después de la homilía, el padre Aurelio invitó a los niños a pasar y colocarse alrededor del Niño Dios, llevando sus velas que les fueron encendidas de nuevo.
Algunos de los niños iban caracterizados de pastores, ángeles e incluso Reyes Magos.
Mientras tanto, Marina Valadez y Ricardo Camacho, padrinos el Niño Jesús, levantaron en una manta al niño y comenzaron a arrullarlo mientras el coro entonaba un canto de arrullo.
Los padrinos comenzaron a limpiar al niño con un algodón impregnado de aceite perfumado, mientras los niños apreciaban atentos este momento.
Enseguida, Marina y Ricardo, visiblemente emocionados, vistieron al niño con un ropón para luego recostarlo nuevamente en su pesebre, mientras los niños regresaban a su lugar para continuar con la Eucaristía.
Al finalizar la celebración, el matrimonio Camacho Valadez, compartió con la comunidad café, galletas y dulces.
Cabe mencionar que Marina y Ricardo son servidores en la cocina parroquial y fue el padre Aurelio quien los eligió este año para apadrinar al niño Dios.
“Estamos muy emocionados. Fue muy bonito estarlo arrullando. Nos llevaremos al niño a nuestra casa y al siguiente año lo entregaremos a otra familia”, compartió Marina.
La comunidad concluyó la celebración con una convivencia fraterna.