Ana María Ibarra
Con devoción y amor a la Santísima Virgen de Guadalupe, la Danza Azteca Xóchitl peregrinó por quinto año consecutivo rumbo a Catedral, saliendo de la colonia Anáhuac.

La peregrinación se realizó la mañana del domingo 7 de diciembre, comenzando pasadas las 10 de la mañana, después de compartir con los vecinos y amigos un aperitivo.
Ataviados con atuendos propios de la danza, los integrantes de la Danza Azteca Xóchitl se comenzaron a preparar para partir en peregrinación rumbo al templo de Nuestra Señora de Guadalupe Catedral partiendo de las calles De la Cruz y Matachic, hasta donde se acercaron algunos vecinos del sector para participar de la devoción popular.
Luis Eduardo Ambrosio Terrazas, dirigente de la danza, estuvo apoyado por la señora Guadalupe Chávez, quien durante años coordinó la Magna Peregrinación Guadalupana.
“Muchas gracias por tomarse el tiempo para estar aquí. Quiero, principalmente, agradecerle a la señora Lupita Chávez quien es de gran ayuda para la danza. Que mi Dios y la Virgen de Guadalupe la bendiga siempre y nos permita tenerla muchos años más aquí con nosotros”, expresó Luis Eduardo.

Antes de partir, los peregrinos se agruparon para hacer una oración y pedir el auxilio de Santa María de Guadalupe.
“Que en este peregrinar nuestra Madre sea nuestro auxilio y consuelo. Vivamos este bonito momento dirigiendo nuestros pasos hacia la Virgen María de Guadalupe. Muchas gracias”, reiteró Luis Eduardo.
Así inició la peregrinación de la Danza Azteca Xóchitl, yendo al frente una camioneta adornada con globos y con una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Detrás del carro alegórico, la Danza Azteca llevaba sus estandartes y signos propios de sus rituales de baile, dedicando cada paso a la Morenita del Tepeyac.

Los peregrinos caminaron por espacio de una hora recorriendo más de tres kilómetros para llegar a los pies de la Guadalupana, sin embargo, el ánimo no desistió, pues el amor fue más grande.
Al llegar a su destino, los devotos ingresaron al templo para agradecer a María de Guadalupe sus dones, sus bendiciones y el permitirles nuevamente peregrinar en su honor.

































































