Ana María Ibarra
Con un corazón agradecido y la alegría ver reunidos a familiares y amigos, el padre Héctor Xavier Villa Hernández celebró su 40 aniversario sacerdotal, primeramente, dando gracias a Dios en la Eucaristía. La celebración se llevó a cabo el pasado 13 de diciembre en la parroquia Jesús Maestro, donde el padre Villa es párroco, y después en un salón de eventos, con una cena.
“Doy gracias a Dios por su fidelidad que es la que nos permite avanzar en la vida y los compromisos que él mismo siembra en mi corazón”, expresó el padre Héctor al inicio de misa de acción de gracias.
Agradeció también a los asistentes por acompañarlo en ese momento especial.
“Dios me ha favorecido mucho. Mi familia presente, amigos muy queridos de mi primera etapa sacerdotal”, dijo el sacerdote después de la proclamación del evangelio.
El padre Villa compartió con la asamblea extractos de la carta que envió a monseñor Manuel Talamás Camandari, primer obispo de Ciudad Juárez, con la solicitud del ministerio sacerdotal, además de recordar el inicio de su llamado al sacerdocio.
“San Pablo nos recomienda ser siempre agradecidos y permanecer en un clima de humildad y reconocimiento de que todo se nos ha dado, y más que nada permanecer en el compromiso sacerdotal. El sacerdocio es ante todo gracia de Dios, sí es esfuerzo de uno, pero ante la gracia y misericordia de Dios, nos vemos empequeñecidos”, señaló el sacerdote.
Recordó que desde niño el Señor infundió en él el deseo de ser sacerdote, ingresando al Seminario a los 12 años de edad.
“Mi familia decidió irse a vivir a El Paso y me preguntaron mis papás si me iba a ir con ellos, decidí quedarme. Me siento identificado no solo con la vocación, sino con la diócesis. Estuve dos años fuera del Seminario, conviviendo con la familia y estudiando. Regresé espontáneamente a Juárez. Nunca me he visto en otro escenario. El misterio de la vocación que me hace sentirme parte de Juárez”, destacó.
Resaltó que la figura de Jesús siempre estuvo ahí como un atractivo para conocerlo, para seguirlo, para amarlo y para centrar su vida en Él.
“Veo hacia atrás y veo un signo valioso de la vocación. Estudiar y leer a San Pablo, conocer su manera apasionada de hablar de Jesús me hizo nuevamente tomar la decisión de entrar al Seminario”.
Miembro de la comunidad sacerdotal Del Prado, de la que toma su espiritualidad, el padre Villa dijo:
“He estado en pocas parroquias, pero han dejado huella. Mi primera comunidad, Santa María de la Montaña; la atención a la pastoral penitenciaria. Después, me fui a estudiar a Roma; regresé y estuve en el Seminario Conciliar por 18 años. De ahí a la parroquia Nuestra Señora del Rosario y ahora en esta comunidad Jesús Maestro”, enumeró.
Con un nudo en la garganta el padre Héctor recordó a sus padres, quienes, aseguró, sembraron él ese amor a Dios y la semilla de la vocación.
Reflexionando el evangelio de ese día, el padre Villa dijo que este invita a renovar la esperanza.
“Estemos atentos a los signos. El Adviento es una invitación a purificar la mirada. Dios puede siempre sorprendernos como lo ha hecho en estos 40 años”, expresó agradeciedo, y pidiendo oraciones por él.
Familiares y amigos acompañaron al padre Héctor, después de la misa, en un bonito festejo donde recibió innumerables muestras de cariño y felicitaciones por su ministerio.
En frases…
“Conozco al padre Héctor desde antes de ser sacerdote y siempre ha sido un hombre lleno de inquietudes, de búsquedas. Lo que más admiro de él es su don de la amistad, que hemos compartido por muchos años, su sencillez y su sabiduría. Ha sabido ser testigo del Evangelio, con un interés por la vida y por buscar el proyecto de Dios”.
Dra. Teresa Almada Mireles/Docente
“Para nosotras que lo conocemos desde antes de que llegáramos a Ciudad Juárez, siempre ha sido un hermano cercano y fraterno que ha compartido mucho de nuestro caminar, de nuestros deseos de buscar construir el Reino en el servicio a nuestros hermanos más pobres. Hemos coincidido en ese Jesús del Evangelio que nos invita a amar y a servir a los hermanos necesitados”.
Hermana Mónica Olivas, SDP
“Lo conocí en el año 1985 en el Seminario. Siempre lo vi como un hermano mayor y eso fue acrecentando mucho la cercanía, la amistad, la espiritualidad. Coincidimos en los trabajos pastorales que nos fueron uniendo mucho. Quiero felicitarlo y agradecerle mucho su cariño, su cercanía y acompañamiento en el ministerio sacerdotal”.
Pbro. Luis Escudero/ párroco La Virgen de la Luz
“El padre Héctor es un gran amigo, una gran persona, un gran ser humano. Llegó a la comunidad del Rosario y se conectó con todos nosotros que somos parte del grupo de matrimonios. Aquí estamos acompañándolo, le agradecemos que nos haya invitado, que nos considere sus amigos. Estamos muy contentos de estar aquí”.
Liliana Aparicio y Abraham Juárez.