Andrea es misionera desde que tiene 10 años de edad…aquí comparte todo lo que significa para ella la labor de llevar el evangelio y el amor de Jesús a diferentes rincones de la diócesis y más allá…
Ana María Ibarra
Hoy se celebra el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), una fecha para orar por las misiones, apoyar económicamente y reconocer la labor de tantos misioneros en el mundo, pero también a aquellos que acuden a llevar el evangelio en las zonas más necesitadas de la diócesis.
Tal es el caso de Andrea Guerrero Sierra, una joven de 24 años que ama misionar, servicio que realiza desde que tenía diez años cuando acompañaba a sus padres a distintos poblados cerca de la frontera y que ahora a través del grupo Juventud Misionera ha iniciado en la diócesis misiones urbanas.

Sed y hambre de Dios
Con tan solo diez años, Andrea comenzó a salir de la ciudad a misionar al lado de sus papás a través del grupo Familias Misioneras del movimiento Regnum Christi.
“Salimos una Semana Santa y desde ahí me encantó misionar. Un año no pudimos ir por el trabajo de mis papás, al siguiente ellos tampoco pudieron ir, pero me fui con otras familias. Para mí era la mejor manera de vivir Semana Santa”, compartió Andrea.
La joven recordó que sus primeras misiones fueron en Villa Ahumada, y otros pequeños poblados cerca de Ciudad Juárez.
“Son comunidades de las que no había escuchado. Me encanta misionar, es algo gratificante, no es tanto lo que llevamos o les dejamos, es más grande lo que ellos nos dan: su testimonio de humildad, de caridad, de que no necesitan mucho para estar cerca de Dios. Es algo muy bonito. Si Dios me entregó su vida para salvarme, nada me cuesta darle mi tiempo”.
Lo que más le ha impactado a Andrea desde que comenzó a misionar es la necesidad de la gente y la necesidad propia, esa sed y esa hambre de Dios.
“Muchas veces pensamos que vamos a misionar, pero la mayoría de las veces nosotros terminamos siendo misionados. Una Semana Santa me tocó misionar Pecos, Texas y me di cuenta de cómo vive la gente su fe. Realmente viven la Semana Santa. Su fe es algo impactante”.
Misiones Urbanas
El grupo Juventud Misionera conformado por 20 jóvenes de entre 16 y 30 años de ambos lados de la frontera, inició en la diócesis un servicio al que llamaron Misiones Urbanas.
“Lo iniciamos mi amiga Fernanda Jurado y yo con jóvenes de Ciudad Juárez y El Paso. Nos dimos cuenta de que hay mucha necesidad aquí en nuestra comunidad y decidimos ayudar a las parroquias de la diócesis”, explicó la joven.
Para Andrea uno de los muchos frutos que obtienen en las misiones, quizá el más valioso, es es la alegría de la gente a la que visitan.
“Nos dimos cuenta de que la misión no es solo en Semana Santa, sino que todos los días se necesita dar a conocer la palabra de Dios”, dijo.
Van a parroquia
Al iniciar las Misiones Urbanas, los jóvenes acuden al visiteo cada dos meses, haciendo primeramente una sectorización para facilitar la misión.
“Lo primero que hacemos es presentarnos como misioneros católicos. Compartimos la Palabra de Dios y una pequeña reflexión. Muchas veces lo que la gente necesita es platicar de sus necesidades y los escuchamos”, mencionó.
La entrevistada dijo que esta primera misión comenzó el pasado 27 de septiembre y se realiza en la parroquia La Resurrección del Señor, cuyo párroco es el padre César Campa.
“Estuve buscando alguna parroquia para misionar y un tío me mandó una lista de comunidades necesitadas. El padre César Campa fue el primero que nos contestó. Quieren construir una capilla en una de las colonias. Hicimos un pequeño censo para ayudarle al párroco a conocer las necesidades de los sacramentos de esa comunidad. Hicimos el Rosario y el padre celebró la misa”, recordó.
Una invitación
Para Andrea, misionar es muchas cosas a la vez: ayudar, compartir, conocer y abrir el corazón a los demás.
“Vamos a la comunidad llevando la Palabra de Dios y lo que nos pida el párroco. Se trata de ayudar en lo que más podamos. Procuramos recabar despensa, llevarles alguna medalla, alguna imagen, alguna información importante de la parroquia. El propósito es evangelizar, lo material que llevamos, es extra”, dijo.
Ante la necesidad que han encontrado en la parroquia La Resurrección del Señor, Andrea expuso que pretenden quedarse de dos a tres años apoyando a la comunidad buscando algunos contactos para poder resolver la necesidad de construir una capilla.
“Hemos estado platicando con otros sacerdotes y hay mucha necesidad en varias parroquias. Aunque queremos estar en La Resurrección, también pensamos movernos a otras comunidades”, expresó.
Andrea reconoció que en la actualidad es difícil que los jóvenes dejen su comodidad para salir a evangelizar por lo que los invitó a abrir su corazón y dar su tiempo.
“La verdad es que nos llevamos más de lo que dejamos. Misionar es un regalo para nosotros. Invito a todos los jóvenes a que si tienen oportunidad de misionar que lo hagan, que se acerquen a alguna parroquia que lleve este apostolado hermoso de misionar. También, todos los jóvenes son bienvenidos a unirse a nosotros y las familias a Familia Misionera”, invitó.

































































