Ana María Ibarra
Unida en la alegría con sus hermanas de congregación, la hermana Rocío Delgado Díaz de León renovó su consagración a Dios en la fiesta de Santa Clara de Asís, además de celebrar sus 25 años de vida consagrada.
Las hermanas Clarisas Capuchinas participaron felizmente en la Eucaristía en honor a su fundadora, presidida por el padre Leopoldo Nevárez, el pasado 11 de agosto en la capilla del convento.
La celebración
Con 69 años en la diócesis, la congregación cuenta actualmente con once hermanas, cuya misión es orar por las necesidades de la comunidad.
A pesar de las circunstancias que se viven actualmente a causa de la pandemia, las hermanas Clarisas Capuchinas compartieron la fiesta de su fundadora a través de los medios digitales.
En la celebración, el padre Leopoldo recordó brevemente la vida de Santa Clara y su encuentro con Francisco de Asís en cuyas palabras descubrió el llamado de Dios, mismo que la llevó a renunciar a sus riquezas para responder al llamado.
“Hay una presencia abundante en nuestro estado de hermanas Capuchinas, en Ciudad Juárez, Nuevo Casas Grandes y Madera. Le damos gracias a Dios por ellas. Don Manuel Talamás siempre les dijo que ustedes son el pararayos en esta ciudad que tiene tantos problemas”, expresó el padre Leopoldo.
El sacerdote externó su agradecimiento a la familia franciscana que ha dejado signos de su presencia en esta frontera.
“Pedimos a Dios por ustedes. Que Dios les conceda seguir dando una respuesta generosa. Damos gracias a Dios por lo que se ha hecho en nuestra Iglesia Diocesana”.
Después de las palabras del padre Nevárez, las hermanas Clarisas renovaron sus votos y su consagración.
Al concluir la celebración, la hermana Clara, superiora, agradeció a la comunidad diocesana su amistad.
“Cuentan con nuestras oraciones, ese es nuestro apostolado, orar de día y de noche. Les agradecemos porque hemos sentido su apoyo, solo así podemos seguir perseverando”, expresó la religiosa.
Reitera su entrega
Emocionada por sus 25 años de profesión, la hermana Rocío agradeció a Dios por su familia de sangre y por su familia de comunidad, recordando el llamado que recibió siendo una niña.
“Soy originaria de Aguascalientes, Aguascalientes. Estuve en el Colegio de Santa Teresita del Niño Jesús y había una capilla a donde nos llevaban a misa las madres, siempre convivía con ellas y un día le dije a mi mamá que quería ser monjita pero me dijo que era muy pequeña para ello”, recordó la religiosa.
Ella no volvió a tocar el tema, estudió y trabajó, hasta que, cierto día, se encontró con una amiga, hermana de una religiosa capuchina (Inés).
“Por medio de Sor Inés llegué a la congregación. Hoy celebro mis 25 años contenta, como si fuera el primer día”, expresó.
La religiosa pido a la comunidad sus oraciones para su congregación y les reiteró su entrega, su sacrificios y sus alegrías por toda la comunidad, amigos y bienhechores.
“Invito a las chicas que estén atentas al llamado de Dios y a lo que su corazón les indique. Si sienten el llamado, que vayan poco a poco viendo si ese es su camino”, finalizó.