Anécdotas y experiencias de algunos sacerdotes de la diócesis en su interacción con los más pequeños de nuestra diócesis…a propósito del Día del Niño.
Ana María Ibarra/ Claudia Iveth Robles
Padre Jaime Melchor: Evangelizar en positivo
Alimentar a los niños en su fe es una tarea importante no sólo para los padres de familia, sino también para los sacerdotes, quienes, a imagen de Cristo, deben dar un lugar especial a los niños dentro de la celebración eucarística.
Así lo compartió el padre Jaime Melchor, actual formador del Seminario, quien desde su diaconado descubrió en los niños la presencia de Cristo… y el futuro de la Iglesia.
Lugar especial a los niños
Para el sacerdote es importante dar especial atención a los niños en las misas y en los sacramentos pues, dijo, Cristo tuvo un lugar especial para ellos.
“El sacerdote es otro Cristo y el niño es el futuro de nuestra Iglesia, son quienes continuarán la obra de Cristo en el mundo. Desde su pequeñez y sencillez, Cristo está en ellos. Cristo dice: ‘quien recibe a un niño a mí me recibe’”, recordó el sacerdote
Dijo que por otro lado es importante darles su lugar porque en ellos el Señor nos da una enseñanza de la ternura y el cariño.
Para el sacerdote, el llamado de la Iglesia respecto a los niños es a protegerlos y proteger sus derechos.
Enseñarles en positivo
Respecto a las enseñanzas a los niños, el sacerdote dijo que se les debe ofrecer el alimento de fe, la Palabra de Dios.
“Aunque muchos de niños no han hecho la primera Comunión, la Palabra es un alimento y al niño hay que alimentarlo, tienen que crecer con algo nutritivo desde la fe”, afirmó.
Recordó que él mismo recibió la experiencia de aprender sobre un Dios castigador y por ello pidió a los padres de familia y formadores, enseñar a los niños en positivo.
“Quienes conocemos esas experiencias negativas debemos aplicar en positivo. El Papa Benedicto XVI decía que el niño le roba el corazón a Dios con su oración. Ellos atraen la presencia de Dios y la alegría que necesitamos para nuestra vida, nos ayudan a ser sensibles y nos recuerdan nuestro lugar”, agregó.
Su experiencia con los niños
El sacerdote recordó que cuando era diácono tuvo una experiencia en la que Dios le mostró su cariño a través de una niña.
“Le pedí que si estaba contento conmigo me mostrara una señal y fue tal cual se la pedí: una niña me regaló una flor, tal como la imaginé”, compartió el sacerdote.
Dijo que en ese tiempo, cuando celebraba la Eucaristía, procuraba que se actuara el evangelio, se utilizaran títeres o que los papás del Catecismo presentaran alguna parábola de la catequesis o del mismo Evangelio, y él complementaba con algunas preguntas a los pequeños.
“Los niños sacaban conclusiones. Es bonito porque ellos mismos se dan cuenta de lo que Cristo nos quiere enseñar”, afirmó.
Luego, recién ordenado, tuvo una de las experiencias más bonitas al descubrir que los niños son contemplativos por naturaleza.
“Siempre me gusta acercarlos al altar en misa. Después del canto, les explico sobre el pan y el vino y que en la Consagración Cristo se hace presente. Recuerdo a un niño que, cuando levanté la Hostia, hizo una expresión de ¡Guauuu!, que se escuchó en todo el templo, porque les dije que al levantar la Hostia se haría presente Jesús”, recordó entre risas.
Llamados a la oración y al servicio
En la misa e incluso en el momento de la Confesión, el padre Jaime ha descubierto que los niños sienten el llamado a la oración y al servicio, pues reconocen la misericordia del Señor.
“Las de los niños son las confesiones más sinceras que he escuchado… saben a lo que van. Un niño con mucha alegría me dijo después de la Confesión que había escuchado que Dios nunca se cansa de perdonar. A los adultos nos hace falta mucho esa sencillez del niño para comprender”, afirmó.
Como párroco y coordinador de la Adoración Nocturna, el padre Jaime también ha tenido muchas bellas experiencias con los niños.
“En la Adoración Nocturna, cuando veíamos pequeños que tenían ese cariño especial por la Eucaristía los integrábamos. Si al niño se le toma en cuenta, es muy responsable”, aseguró.
Y aseguró que aunque algunas veces los niños pueden tomar las cosas como juego, si hay perseverancia, con el tiempo van madurando en la fe.
“Vi niños que los llevaron en brazos, o que empezaban a caminar… los vi crecer en la parroquia y a los cuatro o cinco años ya estaban muy atentos, era su ambiente. Ver rezar a los niños ante el Santísimo es una experiencia muy bonita de su apertura a Dios”, finalizó.
Padre Carlos Reza: Ponerse en el nivel del niño
Para el padre Carlos Reza, párroco de La Resurrección del Señor, la sociedad en general no valora en su justa dimensión a los niños y esto es algo que no es ajeno a la Iglesia, donde, a veces no se les incluye.
Por ello considera importante explicar a los niños adecuadamente el Evangelio, con el fin de que comprendan el inmenso amor que Dios les tiene y su predilección por ellos, como lo hace saber a través de Jesús, en las Escrituras.
El sacerdote, quien celebra cada domingo una misa especial para los niños, a las nueve y media de la mañana, recordó que Jesús tenía un amor predilecto por los niños y por ello pidió: “dejen que los niños se acerquen a mí”. Y en este sentido, consideró que los niños deben poder experimentar, en la misa, que son elegidos de Dios y que El los ama profundamente.
“Es importante que se les explique este gran amor, para que ellos crezcan con la convicción de que Dios no es un Dios que castiga, amenaza, señala o condena, sino que Dios es como un padre”, dijo el joven sacerdote.
Los domingos, en misa de niños, el joven sacerdote encabeza una entretenida dinámica para lograr que la Palabra de Dios llegue a sus corazones a través de preguntas y respuestas.
Y si los niños contestan adecuadamente, les entrega un chocolate, lo cual los motiva a estar atentos a las explicaciones.
“Esta dinámica no me la apropio, lo aprendí del padre Francisco García… y ahora trato de hacer el Evangelio más atractivo y adecuado a lo que los niños viven en la escuela, en sus labores del hogar”, dijo el sacerdote.
Así, al ponerse al nivel del niño, la misa les parece más atractiva y no se distraen, afirmó.