La muerte de un ser querido es una realidad difícil de aceptar y “dejarlos ir” no es fácil pues en ese momento de dolor y de negación a muchas personas se les dificulta desprenderse del ser amado.
Así lo afirmó el padre Javier Calvillo, capellán de Mausoleos Luz Eterna, quien explicó que debido a ello algunas personas deciden mantener en sus hogares las cenizas de su familiar fallecido, aunque la madre Iglesia enseña que lo ideal es depositar las cenizas en un lugar digno y sagrado.
Momento de comprensión
“Cuando hablamos de la muerte no hay un remedio, ni un medicamento, ni un tiempo exacto para la aceptación. Una de las cosas más dolorosas del ser humano es la muerte, la pérdida de un ser querido. A partir de allí podemos entender muchas actitudes, reacciones y manifestaciones de la gente ante la muerte de un ser querido”, reflexionó el padre Calvillo.
Sobre si es conveniente o no tener las cenizas en casa, esparcirlas en la tierra, en el mar o repartirlas entre los familiares, el sacerdote dijo que viéndolo desde el punto de vista humano pudiera no ser conveniente.
“Pero desde el punto de vista de la Iglesia, desde la fe se trata de comprender a las personas y buscar cómo ayudarlas a la aceptación, al desprendimiento, a identificar el dolor y poder soltar. Si es bueno o malo no lo puedo decir, ni como ser humano, ni como sacerdote si no conozco el proceso de la gente”, expresó.
Acompañamiento
El sacerdote compartió que ha vivido casos en que la familia lleva las cenizas a la cripta ocasionalmente y luego las regresa a su casa. En esos casos, el sacerdote busca hablar con los dolientes y según la situación que estén pasando inicia con ellos un proceso de acompañamiento, aunque no les insiste que dejen las cenizas en la cripta.
“Cuando hablo con ellos me doy cuenta que son personas marcadas por el dolor, con mucha soledad, y si se les quita su ser querido, se les puede aventar al vacío, a la desesperación o a una soledad más fuerte. Entonces, depende del proceso de cada persona”, añadió.
El capellán de Mausoleo y su capilla Cristo de la Esperanza, recordó que siempre se debe ofrecer acompañamiento a los deudos, pues “no hay que olvidar que venimos de una familia, solos no podemos, es difícil, doloroso”. Dijo que el acompañamiento debe hacerse con gestos, más que con palabras.
Descansar en un Lugar Sagrado
El padre Calvillo compartió que, si bien la Iglesia como madre y maestra enseña que, cuando alguien muere lo ideal es sepultar el cuerpo completo, la opción de la cremación no es mala.
“La familia tiene que evaluar, hacer oración y tomar la decisión. Lo ideal es sepultar a los que han muerto, pero la Iglesia entiende y acepta la decisión de la familia por eso en muchas parroquias hay criptas”, señaló.
A las personas que piden su consejo sobre qué hacer con las cenizas de un ser querido, el padre les aconseja depositarlas en un lugar digno y sagrado, donde haya paz.
“En la casa hay mucho ruido, puede haber bailes, malas palabras. Cuando la gente entra en ese proceso, empieza a comprender y a tomar conciencia. Llegado el momento, deciden sepultarlo en un panteón o depositarlo en una iglesia”.
El sacerdote invitó a todos aquellos quienes guardan consigo las cenizas de un ser querido, valorar y descubrir qué es lo mejor.
“Así como cada uno de nosotros necesita su espacio, una vez que ese ser querido ya se fue, su cuerpo o sus cenizas deben estar en un lugar especial. Su espíritu está con Dios y lo ideal es poder soltarlo y aceptarlo en la presencia de Dios. Es difícil lo sé, pero cada quien según su proceso debe llegar a ello”, concluyó.