Linda Mendoza Uribe
El altar para el Sacrificio Eucarístico de la misa que presidirá el Papa Francisco en Ciudad Juárez, fue recortado del tamaño proyectado originalmente (8 metros) y ahora tendrá dimensiones de 4 metros de largo por 1.10 de alto y 1.20 de ancho, informó el padre Arturo Veleta Lozano, encargado de supervisar su elaboración.
Explicó que tras la reciente visita del ceremoniero del Papa, monseñor Guido Marini, para revisar los detalles de la celebración, se dispuso que el altar no fuera tan largo y por eso se modificaron las medidas.
El padre Veleta comentó que la enorme piedra que se extrajo de un cerro de la región para la elaboración del altar y el ambón, pesa casi 3 toneladas, pero tuvo que ser fragmentada para manejarla más fácilmente.
Debido a la confusión que le han expresado varias personas, explicó que al hablar de «el altar» se refiere específicamente a la mesa donde se realiza el sacrificio y no a todo el espacio donde se desenvuelven los servidores. Y comentó que el “ara” como se designa a la superficie del altar donde específicamente se realiza el Santo Sacrificio, es la que lleva más trabajo.
«El ara se debe pulir completamente y fueron los talleres de la empresa Perches quienes se ofrecieron para esta tarea que debe estar terminada y lista para montarse en El Punto, tres días antes de la visita», dijo.
También informó que el «ambón» (donde se da lectura a la Palabra de Dios), «saldrá» de la misma piedra que el altar y tendrá un pedestal de 1.50 metros y una superficie de 75×75 centímetros.
La única decoración del ambón será una cruz elaborada con rosa del desierto, de la cual se hará una réplica que será entregada como obsequio a Su Santidad, detalló Veleta.
«Tratamos de volver a nuestra raíz, nuestra tierra, lo más austero, por ello se buscó algo sólido y sencillo, pero a la vez digno. No quisimos importar mármol o granito, sino usar algo de la región que a su manera también trasmiten calidez, igual que los ciudadanos de esta atribulada Ciudad Juárez», expresó.
Dijo que sigue en pie la idea de colocar las cuatro piedras que compondrán el altar, en los puntos cardinales de la diócesis, pero no se ha definido cuáles parroquias las recibirán.