El Papa Francisco advirtió que los cristianos que viven la fe a su medida pueden caer en la herejía.
Durante la Misa celebrada este martes 8 de octubre en la Casa Santa Marta, el Santo Padre se sirvió de la figura bíblica de Jonás y su discusión con Dios sobre los pobladores de la ciudad de Nínive, que iba a ser destruida por los pecados de sus ciudadanos pero que finalmente Dios la perdona al ver su arrepentimiento y conversión, para advertir contra los “cristianos a medida”.
Para el Santo Padre, tanto Jonás como Dios demuestran ser unos “testarudos”. “Jonás, testarudo en sus convicciones de la fe, y el Señor testarudo en su misericordia: nunca abandona, siempre llama a la puerta del corazón hasta el final”.
“Jonás concebía la fe con condiciones; Jonás es el modelo de aquellos cristianos ‘a condición de que’, cristianos a medida: ‘Yo soy cristiano, pero a condición de que las cosas se hagan de este modo’. No, no. Esas actitudes no son cristianas. Eso es herejía. No funciona así. Cristianos que condicionan a Dios, que condicionan la fe y la acción de Dios”.
El Pontífice insistió en que esa actitud de “soy cristiano a condición de que” hace que muchos cristianos se encierren “en sus propias ideas y terminen en la ideología: es peligroso el camino de la fe a la ideología”. En ese sentido, lamentó que “hoy hay muchos así”, cristianos que tienen miedo “de crecer, de los desafíos de la vida, de los desafíos del Señor, de los desafíos de la historia”.
Cristianos aferrados “a sus convicciones, a sus primeras convicciones, a sus ideologías”. Cristianos que “prefieren la ideología a la fe”, que “tienen miedo de ponerse en manos de Dios y prefieren juzgarlo todo con la pequeñez de sus corazones”.
“Las dos figuras de la Iglesia, hoy: la Iglesia de esos ideólogos que se ocultan en sus propias ideologías; y la Iglesia que muestra al Señor que se acerca a todas las realidades, que no siente asco: las cosas no dan asco al Señor, nuestros pecados no le dan asco. Él se acerca para acariciar a los leprosos, a los enfermos. Porque Él ha venido para curar, Él ha venido para salvar, no para condenar”, concluyó.