“Una aventurera del Señor” es como la hermana Herminia Medina se define en la misión que realiza como parte de su servicio como consagrada, en las diferentes realidades a las que es llamada desde su estado de vida.
La religiosa es Hermana Dominica de la Doctrina Cristiana desde hace 32 años y hoy sirve en una de las obras de su congregación en Ciudad Juárez, pero recientemente fue llamada a apoyar la misión que sostienen las dominicas en Perú, a donde viajó el pasado mes de agosto.
Hambre material y de Dios
En Perú, las dominicas tienen presencia en las localidades de Huancayo y Chuquibamba, donde atienden comedores que ofrecen a la población la posibilidad de alimentarse. Uno de ellos atiende a alrededor de 120 niños y el otro a 80 adultos, jóvenes y adultos mayores.
Ahí ofrecen desayuno para los niños que bajan de los pueblos de la Sierra y asisten a la escuela. En el de adultos mayores brindan alimentación a enfermos que no pueden salir de sus hogares y con ello las religiosas viven su misión como predicadoras de la Palabra, pero también como actuantes de la Palabra a ejemplo de Jesús.
“Me olvidé de mí misma para poder gastar mi tiempo, para poder servirles lavando trastos, caminando a sus casas con ellos, dándoles palabras de aliento”, compartió la religiosa, quien vivió de primera mano la realidad de mucha pobreza que se vive en la zona de la Cordillera de los Andes.
“Hay hambre de Dios y de comida, pues no hay mucho alimento… la gente alimenta su fe a través de la religiosidad popular, es la manera como las personas hacen un espacio en sus vidas para darse cuenta que Dios es importante”, dijo sobre aquella comunidad ubicada en medio de las montañas.
Pueblos de Fe
Cuenta la religiosa que cuando llegó a la zona observó que en los pueblos hay una cruz alta. y cuando preguntó a qué se debía le contestaron: “Cuando salimos a trabajar o regresamos, vemos esa cruz y sabemos que Dios está con nosotros, que nos acoge, nos bendice y que está pendiente de nosotros”, compartió.
En ese lugar, la religiosa constató la extrema pobreza material que viven muchas comunidades, lo que la animó a reforzar su consagración y sus propios votos de pobreza.
“Vienes a hacer presente a Dios a través de cosas muy concretas… como servir la comida a los chicos que bajan de su pueblito y que llegan a las 7 de la mañana; los haces sentir que Dios los ama dándoles un plato de sopa”, dijo.
Sor Herminia también recorrió comunidades para llevar comida a la casa de algunos adultos que no pueden caminar , a quienes también les ayudaba a limpiar.
“Ellos no saben orar, pero repiten todo lo que les dices y te tratan con mucho amor… sienten que vas en nombre de Dios”, expresó.
Apoyo a las Misiones
A semejanza de su fundador Santo Domingo de Guzmán, las religiosas son predicadoras de la Palabra, pero en las misiones llevan el Evangelio y hacen vida las obras de misericordia.
“Tener un abrazo para esa persona, y poder decir yo te puedo lavar tu plato porque no puedes, sentarte con ellos y dejar que te abracen es parte de la misión. Los adultos mayores están muy necesitados de que alguien platique con ellos y nosotros les recordamos que Dios está en sus vidas”, dijo.
Al recordar la celebración del Domingo Mundial de las Misiones, la religiosa dominica reflexionó que más que la Palabra, las acciones son las que hacen vida la Misión.
“Muchas veces el Señor me hizo llorar ahí en la misión… me decía que me amaba a través de estas personas, con simples acciones. Y al estar con ellos, escuchar sus historias, nosotros podemos predicar y dejarnos predicar, ser misioneras y ser discípulas”, sentenció.
Por ello, al celebrarse hoy el Domingo Mundial de las Misiones, la religiosa invitó a la comunidad apoyar las misiones de diferentes maneras, ya sea económica o materialmente, pero también entregando tiempo a la misión.
“La misión está a la salida de tu casa, en tu casa misma, ahí tienes que hacer lo que Jesús haría”
-puntualizó.