Estamos reflexionando sobre los vicios o adicciones y te ayudamos a combatirlos en este 2018 con las reflexiones y consejos que nos ofrecen expertos.
Ana María Ibarra
Como en el caso de la adicción a sustancias, el exceso en la ingesta de alimentos lleva también a un daño en la salud.
El Catecismo de la Iglesia Católica en su número 2288 enseña que la vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios, por lo tanto, debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común.
Por lo tanto, agrega en el número 2290, la virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de excesos, incluido el abuso de la comida.
Para apoyar a personas con un alto grado de adicción a la comida, existe en la diócesis los grupos Tragones Anónimos, que a través de terapias psicológicas, momentos espirituales y un plan de alimentación ofrecen acompañamiento a estas personas.
Adicción
Basada en su experiencia personal, Mireya, encargada de comunicación dentro de Tragones Anónimos, explicó que la comida se vuelve una adicción desde el momento en que no se puede parar de comer, aun sabiendo los daños que ocasiona el exceso en la comida.
“Sabemos que es un adicción porque intentamos hacer hábitos de buena alimentación y no podemos. Empezamos con un ¿qué tanto es tantito? Y ese tantito se vuelve un mucho. Sabemos lo malo que es, pero no dejamos de comer”, compartió Mireya.
Mireya compartió que en Tragones Anónimos se llevan los doce pasos y las doce tradiciones de Alcohólicos Anónimos adaptados a la ingesta de alimentos, además de un plan de alimentación de acuerdo a la edad, peso y sexo de cada persona, que incluye todos los grupos alimenticios, pesado, medido y con horario.
“El problema es que no se puede llevar solo, nos gana el hambre, la ansiedad, el antojo, y no lo saciamos con cosas saludables. Para poder llevar la alimentación adecuada que mi cuerpo necesita tengo que venir a la terapia de grupo”, afirmó.
De la mano de Dios
Para combatir la adicción en la comida, lo primero que se requiere es aceptar que se tiene un problema y que se necesita de la ayuda de Dios.
“El primer paso es decir: yo no puedo. El segundo es decir: Dios sí puede. Todo esto es llevado espiritualmente, pedimos a Dios que nos ayude. Si la compulsión o la ansiedad me gana, rezamos, solamente Dios nos puede ayudar. Muchos llegamos derrotados, tocamos fondo, y cuando se derrota uno mismo entonces Dios actúa”, afirmó la entrevistada.
Explicó que las terapias ayudan a controlar y acomodar las emociones y situaciones del pasado, que en muchos de los casos causan a ansiedad, frustraciones, miedos resentimientos y es lo que hace comer inadecuadamente.
“Con las terapias nuestro sentir, defectos de carácter se acomodan y esa ansiedad se va desvaneciendo, así podemos llevar el plan alimenticio adecuadamente”.
Mensaje
Mireya resaltó que la adicción por la comida se descubre de manera personal y desafortunadamente los enfermos no se dan cuenta de ello, aunque los kilos de más sean evidentes, ya que muchos iniciaron la adicción siendo niños.
“Hay quienes no conocen otra forma de vida, viven creyendo que es normal. Se acostumbran a vivir con dolor, con sufrimiento, encuentran sus mañas para bañarse, para agacharse. Mi mensaje es que se puede vivir bien sin esas mañas, sin dolor, sin agruras, se debe vivir sin malestares. Dense la oportunidad de vivir una vida plena física y emocionalmente”, finalizó.