Diana Adriano
La Iglesia Universal celebró el pasado 15 de septiembre a Nuestra Señora de los Dolores, advocación mariana que se conmemora un día después de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
En esta ocasión, la comunidad parroquial de Mater Dolorosa se unió a la celebración con la Santa Misa en honor a su santa patrona. Las celebraciones eucarísticas se realizaron a las 5:00 y 7:00 de la tarde, ambas presididas por el padre Javier Calvillo, párroco de la comunidad.
En su homilía, el sacerdote invitó a los fieles a reconocer la cercanía de Dios a través de la Virgen María bajo esta advocación:
“Vamos a agradecer a este buen Dios que nos ha dado a una mamá en esta bella advocación de la Virgen de los Dolores. En esto reconocemos que Dios siempre está al pendiente de nosotros, aún en lo más pequeño, Dios siempre está ahí y hoy nos lo dice en esta bella advocación de la Virgen”, dijo.
Destacó el llamado de todo cristiano a seguir a Cristo incluso en medio de las dificultades.
“Estamos llamados a luchar contra el pecado, nosotros en nuestra vida y nuestra persona, y estamos llamados a luchar contra el pecado del otro, servir, evangelizar, alabar, hablar de Dios, del amor, de la misericordia. Estamos llamados a compartir con Jesús el dolor”, abundó el padre Javier.
Un toque mexicano
Como parte de las festividades en honor a la Virgen Dolorosa, que se celebran a la par del aniversario de la Independencia de México, la comunidad no solo vivió momentos de fe, sino que también se preparó para compartir la alegría con una tradicional kermés mexicana.
La verbena, realizada tras las celebraciones litúrgicas, reunió a decenas de familias que disfrutaron de música, antojitos mexicanos y diversas actividades que dieron un ambiente de fraternidad y convivencia.
La kermés fue organizada por los propios servidores de la comunidad, quienes con entusiasmo y dedicación prepararon cada detalle para recibir a los asistentes.
Desde la decoración con motivos patrios hasta la preparación de platillos típicos, todo fue dispuesto con cariño para que los fieles vivieran una verdadera fiesta en honor a su patrona, con un toque de las fiestas patrias.