Avanzamos en esta serie sobre la teología del hogar… el capítulo cuatro nos explica cómo es que las tareas que se realizan en el hogar pueden ayudarnos a crecer personal y espiritualmente…
En Frase…
Debes considerarlos santos porque yo, el Señor, soy santo y yo te hago santo. (Lev 21, 8)
Chiti Hoyos/Autora
Para crear un verdadero hogar católico se necesita mucha ayuda. No basta con el cónyuge, hijos, hermanos, tíos, abuelos, cuñados o los vecinos dispuestos a echar una mano. Para esta tarea se necesita acudir a la familia extensa. Para cualquier trabajo, además de los idiomas y el grado que hayas cursado, ahora te exigen un máster. Pues bien, los santos tienen el título de experto y algunos son hasta doctores; siempre encontrarás un santo que te dé una masterclass sobre cualquier cosa que necesites. Yo acudo a ellos para todo y aprendo muchísimo.

Equipo con los santos
Los santos trabajan en equipo. A propósito de la comunión de los santos, decía san Josemaría Escrivá: “¿Cómo te lo diría? ¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la comunión de los santos para el alma”. La Iglesia enseña que los santos interceden ante Dios para que nos brinde el auxilio necesario en nuestro camino al cielo.
El Catecismo afirma que “su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad”. Cuando nuestras fuerzas quedan, los santos acuden para proveernos de lo que nos fa entusiasmo, gozo, fortaleza, etcétera.
‘Seguid a los santos, porque los que los sigan se harán santos’. (Papa san Clemente)
Soy una friki de los santos, lo reconozco. Han ido tocando a la puerta de mi vida con una botella de vino en una mano y una bandeja de pasteles en la otra, autoinvitándose a cenar, nunca me he podido resistir. He de reconocer que al principio algunos me caían ‘gordos’, pero si un santo te cae mal, ¡cuidado! Puede ser una tentación para que no aprendas de él. Una vez que entendí que era una tentación, ya no tuve reparos en abrir la puerta a cualquier santo que me saliera al encuentro.
Mi amiga Esther hace rosarios. Mi marido y yo le encargamos uno muy especial, tamaño XXL, para nuestro hogar. Cada cuenta lleva la imagen de un santo que ha sido importante en nuestras vidas. En total son 50 santos, más la Trinidad en el crucero y tres advocaciones marianas en las tres cuentas finales. Es precioso. Nos costó muchísimo elegirlos, porque nos tuvimos que dejar muchos fuera. Y no descarto encargarle otro con los veinte misterios para las bodas de plata…
Rezar un rosario puede ser una oportunidad perfecta para invocar la ayuda de algunos santos relacionados con la vida doméstica. Los puedes incluir, como yo, en cada cuenta, o citarlos al final con las letanías, creando tu propia letanía de los santos. Ten por seguro que acudirán a ayudarte, porque todos los santos nacieron en el seno de un hogar y muchos han sido amos de casa.
Aquí incluyo algunos santos patronos que te servirán de inspiración para tu hogar:
- Santa Teresa de Ávila. Escribió Las moradas, así que sabe exactamente que quitar y qué poner en cada habitación. Pídele consejo.
- Santa Marta. Es la patrona de los hogares, de las amas de casa, de los cocineros y de los hoteleros. Si te agobian las tareas de la casa y te faltan horas en el día, pídele ayuda. Aprendió directamente de Jesús la importancia de no estresarse.
- San Antonio. Durante más de ochocientos años ha ayudado a sus fieles devotos a localizar cosas que pensaban que estaban irremediablemente perdidas. Te va a ayudar a ser más ordenado.
- San Magnus de Füssen. Si las polillas, cucarachas, hormigas, etc., se han apoderado del pasillo o de la cocina, acude a este santo. Según una antigua leyenda, este monje de origen irlandés del siglo VIII que vivió en Baviera entrenó a su mascota para el control de plagas.
- Santa Zita. Cuando la monotonía de lavar la ropa te agote, rézale. Trabajó como ama de casa durante cuarenta y ocho años. Cuando pensaba que ya no podía soportarlo más se detenía, respiraba profundamente y ofrecía una breve oración para recordar que estaba haciendo esa tarea por amor a Dios.
- San Mateo. Este apóstol y evangelista fue recaudador de impuestos, así que sabía mucho de finanzas. Es el patrón de los banqueros, contables y aduaneros. Si necesitas rascar algún dinero de aquí y de allá para pagar una vajilla, no dudes en consultarle.
- San José. Es el patrón de los carpinteros, artesanos, trabajadores, emigrantes, viajeros y niños por nacer. Si tienes que hacer reformas, es tu santo. Es un experto en vender casas y encontrar un nuevo hogar.
- Santos Priscila y Aquila. Anfitriones de san Pablo en Corinto, Éfeso y Roma. Arriesgaron su vida por salvarle en más de una ocasión. San Pablo estableció una iglesia en su casa mientras vivían en Éfeso y otra después en Roma.
- San Juan Bosco. Si tus hijos adolescentes no mueven ni un dedo para ayudar en casa, este santo te ayudará a motivarles y a mirar en sus corazones.
- Santa Elizabeth Ann Seton. Madre de cinco hijos. Fue la primera estadounidense en ser declarada santa. Educó a sus propios hijos en casa mientas atendía las necesidades de los huérfanos, creaba escuelas y fomentaba una nueva orden religiosa. Es muy buena organizadora de agendas.
- Santos Luis y Celia Martín. Primer matrimonio declarado santo en la misma fecha. Los padres de santa Teresita de Lisieux son los mejores para iniciarte en la liturgia doméstica y la oración en familia. Supieron llenar su casa de un ambiente de fe y amor cada día.
- Nuestra Señora de Loreto. La Virgen es la mejor a la hora de empaquetar una «casa entera». (Según una tradición mariana del siglo XIII, la casa de Nazaret fue trasladada por ángeles por el aire hasta Tarseto (Dalmacia) para evitar que los mamelucos, que habían invadido Palestina, la destruyeran. Posteriormente cambiaría de emplazamiento en cuatro ocasiones más, hasta el lugar donde se encuentra hoy). Por ese motivo es patrona de los aviadores. Imprescindible encomendarte a ella si te vas a meter en una mudanza, pero tienes que tener en cuenta que la Señora siempre viaja ligera de equipaje. Seguramente tendrás que dejar muchas cosas atrás.
Seguro que se te ocurren algunos más, dispuestos a echarte una mano con la escoba o la fregona, como san Martín de Porres, o con lo que haga falta. Los santos están disponibles las 24 horas, 365 días al año. Invócalos y completa tu letanía.

Letanía para el hogar
(La siguiente letanía la he escrito con el único interés de servir de ejemplo a la oración personal).
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad, Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros.
Santa María, Reina del hogar, Ruega por nosotros.
San José, Custodio del hogar, Ruega por nosotros.
Santa Ana y San Joaquín, abuelos del Señor, Rogad por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, Ruega por nosotros.
Santa Marta, Ruega por nosotros.
San Antonio, Ruega por nosotros.
San Martín de Porres, Ruega por nosotros.
Santa Zita, Ruega por nosotros
San Mateo, Ruega por nosotros.
Santos Priscila y Aquila, Rogad por nosotros.
San Juan Bosco, Ruega por nosotros.
Santa Elizabeth Ann Seton, Ruega por nosotros,
Santos Luis y Celia Martín, Rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, Rogad por nosotros.
Muéstrate propicio, Perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio, Escúchanos, Señor.
En la salud y bienestar de nuestras familias, Señor, provee.
En las dificultades físicas y espirituales, Señor, provee.
En el desorden y caos del día a día, Señor, provee.
En la tentación y la debilidad, Señor, provee.
En medio de nuestras carencias, Señor, provee.
En nuestro camino de santidad, Señor, provee.
En nuestro trabajo y esfuerzo, Señor, provee.
En nuestras dudas y temores, Señor, provee.
En nuestros conflictos y caídas, Señor, provee.
En nuestra vida matrimonial y familiar, Señor, provee.
En nuestro apostolado, Señor, provee.
En nuestra acogida a todos, Señor, provee.
En todas nuestras necesidades, Señor, provee.
Padre, Tú que riges el universo, Ayúdanos a regir nuestras vidas.
Cristo, Tú que nos introduces en la casa del Padre, Ven a habitar entre nosotros.
Espíritu Santo, fuego consumidor, Infunde auténtico calor de hogar.
Santa María, ama de casa de la Sagrada Familia, Concédenos tu santa diligencia.
Nosotros, pecadores, te rogamos que nos concedas nuestro pan de cada día, la paz y la unión en nuestras familias, el carisma de acogida y servidumbre, los dones necesarios para cumplir virtuosamente nuestras obligaciones cotidianas, discernimiento para hacer tu voluntad y fortaleza para anunciar tu reino. Te pedimos también, por tu bondad, que nos libres de todo mal y nos conduzcas a la casa celestial. Por Jesucristo, Nuestro Señor, Amén.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Danos tu paz.
Madre queridísima, Sierva del Señor y ama de casa sencilla, enséñanos a amar nuestro hogar y a llenarlo de alegría y comprensión, para convertirlo en santuario y puerta del cielo. Amén.


































































