Claudia Iveth Robles
“Siéntanse dichosos, elegidos y recuerden que Dios les da la salud espiritual; pídanle la salud física, esa fuerza que puedan necesitar en sus piernas, manos y siéntanse contentos, si Dios no los ha llamado sigamos viendo la vida como un regalo… si Él me tiene aquí es por algo”.
Esto dijo a los enfermos el padre Gregorio López, párroco de la Transfiguración del Señor, en la misa que celebró por los enfermos en su parroquia el pasado martes 27 de marzo, Martes Santo.
“Valoramos ver a Jesús crucificado. Valoramos y decimos: ‘no voy a permitir que sea en vano el sufrimiento de Jesús’”, agregó el sacerdote durante la homilía en la que pidió a los enfermos sentir que participan en la Pasión redentora de Cristo y por ello ofrecer su enfermedad para la salvación del mundo.
“Cuando entendemos eso como enfermos lo vivimos así y podemos decir ¡qué bueno!, soy partícipe de la Pasión… siéntanse elegidos y dichosos”, dijo el sacerdote, quien luego invitó a los presentes a vivir con santidad los sufrimientos.
Sacramento de la unción
Ante un templo casi lleno, el sacerdote habló del consuelo espiritual que trae Jesús a los enfermos y de los milagros que a veces les concede al devolverles su salud física. Y les explicó el valor del sacramento de la Unción, a la vez que les sugirió ungir a los enfermos de la familia, pero no esperar hasta que ya estén muy graves.
“Si está enfermo puede recibir el sacramento de la Unción, siéntanse tranquilos en casa…y si ha fallecido un enfermo, duele en la parte humana, pero sabemos que esa persona está con papá Dios”, expresó.
El párroco ofreció de manera especial sus oraciones y las del vicario, el padre Simón, por todos los enfermos de la comunidad.
Enseguida, ambos sacerdotes recorrieron los pasillos para ungir a cada uno de los enfermos, presentes entre quienes se encontraba Ángel Lemus, de 38 años, quien hace 17 años sufrió un accidente automovilístico que le dejó paralizado del cuello hacia abajo.
“Le pido a Dios más que nada paz, tranquilidad, bienestar y salud, ya que he sufrido crisis, pero sé que Él está conmigo”, compartió Ángel mientras esperaba el momento de ser ungido por el sacerdote.
Al final de la misa, los enfermos recibieron la bendición del párroco y con ello una caricia de Dios.