Diana Adriano
El pasado 30 de noviembre, la comunidad parroquial de Jesús Príncipe de la Paz vivió una jornada especial de renovación espiritual y unidad durante el Retiro de Reavivamiento.
Bajo la guía del párroco Gustavo Balderas, servidores de la parroquia y de las capillas Nuestra Señora de Guadalupe, conocida como «La Lupita», y La Santa Cruz, se congregaron en un jardín de la ciudad, para reflexionar sobre su misión y fortalecer su fe.
“Hoy he reunido a todos los servidores de mi comunidad para reflexionar sobre el sentido de nuestra Iglesia y el rumbo al que queremos llegar como comunidad de fe. Este retiro busca sanar relaciones humanas, trabajar en unidad como Iglesia y fortalecer la labor pastoral con un espíritu sinodal”, expresó el sacerdote.
Subrayó la necesidad de superar las divisiones y enfrentar las amenazas que afectan la cohesión comunitaria, resaltando que este proceso comienza desde la dimensión humana de cada individuo y se extiende hacia el servicio pastoral colectivo.
Así, durante la jornada, los asistentes participaron en actividades enfocadas en la renovación espiritual y la construcción de una comunidad más unida.
El evento incluyó la firma de protocolos de prevención, un compromiso colectivo para garantizar que todos los espacios de la parroquia y sus capillas sean seguros para niños, adolescentes, jóvenes, adultos vulnerables y la comunidad en general.
Gran participación
El retiro, que congregó a 150 servidores, abordó una reflexión sobre “la Iglesia de hoy y la Iglesia que queremos ver en el futuro”.
“Es un tema escabroso y surgieron cosas que quizá no todos compartían. Algunas experiencias del pasado provocaron emociones fuertes, como un hueco en el corazón, al reflexionar sobre errores que hemos cometido como Iglesia”, dijo el padre Gustavo.
“Pero la comunidad fue muy participativa, desde las personas mayores hasta los jóvenes de Confirmación y Catequesis. Realmente me siento muy contento como párroco de ver cómo hemos avanzado”, abundó.
El párroco compartió que en tres años que tiene al frente de la parroquia ha sido testigo del crecimiento de la comunidad, destacando los retos enfrentados durante la pandemia y la posterior recuperación.
«Llegué en un momento difícil, pero gracias a Dios hemos crecido. Esto me permite tener una visión más clara como párroco y adaptarme a las necesidades de la comunidad. Es un proceso continuo, pero emocionante «, expresó.
Iglesia sinodal
El retiro también marcó una innovación, pues a diferencia de los retiros convencionales, el sacerdote optó por un enfoque integral, reuniendo a toda la comunidad en lugar de trabajar por grupos ministeriales.
Este cambio, inspirado en la sinodalidad promovida por el Papa Francisco, busca reflexionar sobre el camino conjunto de la iglesia hacia una mayor unidad y vitalidad.
“Como Iglesia, necesitamos revitalizarnos y adaptarnos. Este modelo permite entendernos como iglesia en general, no solo por grupos específicos. Espero que más parroquias se animen a vivir este tipo de encuentros”, concluyó.