Ana María Ibarra
Reunidos en torno a la mesa del Señor, familiares y amigos del diácono permanente Arturo Vázquez y del padre Francisco Bueno, agradecieron a Dios por el don que les ha otorgado. Por un lado, el 25 aniversario de ordenación del diácono Arturo Vázquez Ornelas; por otra parte, el cuarto aniversario sacerdotal del padre Francisco Javier Bueno.

La misa de acción de gracias se realizó el pasado domingo 7 de diciembre en la capilla Cristo de la Esperanza, al interior de Mausoleos Luz Eterna.
“Hoy, el principal motivo de reunión es dar gracias a Dios, primeramente, por los 25 años del diaconado permanente de nuestros hermanos Arturo Vázquez, que está en nuestra comunidad, y de Evaristo Campos, compañero de generación junto con José Luis Anguiano que por motivos de salud no nos puede acompañar”, expresó el padre Francisco Javier Bueno al iniciar la celebración.

El sacerdote dio también gracias a Dios por sus cuatro años de ministerio sacerdotal y de sus hermanos sacerdotes Andrés Villalobos y Víctor Pineda, quienes lo acompañaron esa tarde.
En su homilía, el padre Francisco Bueno resaltó el ministerio del diaconado permanente y los servicios concretos que realizan. También pidió oraciones por ellos.
“Hoy nos toca dar gracias a Dios por estos 25 años de nuestros hermanos diáconos. Les pido de manera especial oren por nosotros, por los diáconos, por los sacerdotes, porque eso es ser Iglesia. No son fáciles 25 años, es una entregar a la familia, al trabajo y al servicio a la comunidad. Oremos mucho por estos hermanos diáconos y todos los diáconos permanentes”.
Por su parte, el diácono Arturo Vázquez agradeció al obispo don Guadalupe Torres por haberlo enviado a la comunidad donde sirve actualmente que, dijo, es muy trabajadora.

“Un día de San Esteban, protomártir, el 26 de diciembre de 2000, fuimos ordenados seis diáconos: Manuel Toquinto, Francisco Lazo, Felipe de la Cruz, y quedamos en la diócesis José Luis Anguiano, Evaristo, y yo. Agradezco a Dios me haya permitido servirle en el diaconado, me siento comprometido con Dios y con la comunidad”, expresó.
“Agradezco a mi esposa, a mis hijos, porque se sacrifican algunas cosas… agradezco haber tenido paciencia”, abundó.
Luego cedió la palabra al diácono Evaristo, ahí presente
“Quiero agradecerle a Dios nuestro Señor que nos dio la oportunidad de llegar a 25 años sirviéndole. Nos ha puesto en comunidades que siempre nos han querido. Al principio creímos que nos iban a rechazar, pero no. Con gusto ayudamos a los presbíteros.
Agradezco, también, por los cuatro años de los padres aquí presentes. Que Dios los bendiga a ustedes por su compañía”, expresó.
El diácono Arturo, junto con Evaristo y José Luis, son vocaciones de la parroquia Jesús El Salvador, donde próximamente celebrarán una misa juntos. Forman parte de la segunda generación de diáconos permanentes en la diócesis.


































































